Prefirió estar recluída un mes, a humillarse.

Algunos, Visita y Paco entre ellos, querían coronarlo, pero él prefirió correr a su cuarto para mudarse de pies a cabeza.

La Regenta prefirió La Costa a Palomares porque el Magistral había suplicado que no se fuera a baños, y que si el médico lo exigía que por lo menos no se fuera a Palomares.

Entre una estampa del Crucificado y otra de Galatea navegando sobre una concha con escolta de tritones y ninfas, prefirió esta última, lo que hizo mal efecto en Florentina, que prometió enseñarle a poner las cosas sagradas cien codos por encima de las profanas.

Prefirió entrar en el entresuelo donde estaba el despacho de los buques de la casa, bajo la dirección de un antiguo amigo de la familia, el capitán Matías Iriondo.

Pero considerando que esto sería dar su brazo a torcer y aceptar lo que el artículo contenía de envenenado, prefirió no mostrarse aludido y vengarse también en la prensa.

Ya pasaron los tiempos de Virginia que, en un trance extremo, prefirió ahogarse mejor que tomar un baño.

VI LA FAMILIA DE TRISTÁN Por no regresar con ellos a Madrid prefirió quedarse a comer en la casa y partir en el tren que debía pasar a las nueve de la noche.

Don Juan se portó así, seguro de que aquello no era renunciar a la victoria, sino asegurarla, dilatándola; prefirió sitiar la plaza por hambre a tomarla por asalto.

Yo le hubiera preferido a los dioses, como Damayanti prefirió a Nal.

Prefirió siempre la pesca de sardinas en Tallapiedra, o la de camarones en la Zanja Real, o el juego de papalotes en el placer de Peñalver, o el de mates en la plazuela de San Nicolás, o el del picado en las paredes de la iglesia de Jesús María.

Prefirió el riesgo de tener una escena violenta con el hombre, a la perspectiva de luchar con la debilidad o la resistencia pasiva de la anciana.

Isidorito, al tener noticia de las causas por que le habían puesto en berlina, conoció con dolor de dónde partía aquella saeta envenenada, pero no tuvo ánimos para manifestarlo y prefirió guardar sobre este punto un silencio noble y prudente al mismo tiempo.

Nos quedamos con la mía, la heredada de mi abuelo, porque Ricardo es tan delicado que prefirió vender las suyas, sabiendo que yo tenía mucho cariño al campo donde había nacido mi padre.

Un amigo de su padre, un señor don Sergio Redondo, comerciante riquísimo, le ofreció la mano; pero la baronesa no la aceptó y prefirió la protección de aquel señor á ser su mujer.

Pero el prudente rey de España hizo tocar retirada, y se alejó con los restos de su ejército: juzgando más conveniente declararse vencido que perder vida y hacienda, prefirió retirarse y salvar algunos batallones, á prolongar la resistencia y ser causa de su completo exterminio.

Pronto se notó en él amor á las armas: quísosele hacer gobernador de Flandes, ó darle mando en los ejércitos de España; pero al fin se prefirió la marina.

Parece también que por hallarse el administrador con el rival no muy limpio de conciencia en lo respectivo á arriendos y negocios (lo que explicaría sus actuales desahogos de rentista), pasado el arrebato prefirió echarle tierra á la cuestión y perdonar á la traidora.

Por su parte, Alfonso no sabía qué hacer: el consejo de llamar a otro médico y de inmiscuirle en sus secretos de alcoba le repugnaba, y consecuente con el procedimiento favorito de los irresolutos, prefirió quedarse en expectativa aguardando la llegada de algo que resolviese aquella situación anómala.

Cohibida por las circunstancias, sin energía para tomar una resolución decisiva y temiendo provocar un conflicto grave entre Montánchez y Alfonso, cuyo genio arrebatado no necesitaba excitaciones para desbocarse, prefirió esperar creyendo que manifestando repugnancia hacia el médico conseguiría separar a Alfonso de su amigo y disuadir a éste de su amor.

Quiso hospedar á este en su palacio; mas el sábio moro prefirió para su habitacion una caverna de la colina que dominaba á Granada, que fue precisamente la misma en donde mas adelante se edificó la Alhambra.

Una tarde, casi anochecido, Riopardo, volviendo de arreglar asuntos urgentes en la Aduana, prefirió entrar en su casa por la puerta trasera, que caía á la Marina, ahorrándose así diez minutos de callejeo inútil, pues era, á fuer de hombre de acción, avaro de tiempo.

lo siguiente: «Siendo el Almirante muy devoto de San Francisco, prefirió también el color gris parduzco del hábito de su Orden; y le vimos en Sevilla llevar un traje que era poco menos que idéntico al hábito de los frailes franciscanos.

Prefirió alejarse.

Y entonces, el macho, que aún podía escapardijo con su musical acento italiano, viendo prisionera á su hembra, prefirió lanzarse en las redes para librarla ó morir con ella... Yo le he visto con mis ojos, señores míos.