27 oraciones de ejemplo con reinosa

Se le había visto en el alto puerto de Cumbrales, en montaraz vagancia con los pastores, y luego decían que «se había corrido» hacia Reinosa, con una cuadrilla de gitanos.

Un cordon de cerros desnudos pero sin escarpes bruscos, se desprende en Reinosa de las montañas de Santander (los Pirineos), y tomando una direccion casi opuesta (al sud-este) separa á la Vieja Castilla del país Vascongado y la Navarra; se eleva en las cercanías de Sigüenza, despues de formar una cuenca ó semicírculo, y se abre allí en dos ramificaciones.

Este, que tiene sus fuentes en la sierra de Reinosa, el Bornesga que nace en las montañas de Leon, y el Tormes, procedente de la sierra que domina á Salamanca, son los principales afluentes del Duero, centro hidrográfico de la vastísima hoya de la Vieja Castilla y el antiguo reino de Leon,

La línea del ferrocarril que se está construyendo, para ligar á Valladolid con Santander, por Palencia y Reinosa, corre tambien por la orilla misma del canal en largo trecho.

Tomé inmediatamente el tren, que hizo en dos horas el trayecto hasta Reinosa, de 51 kilómetros, tocando en cinco pueblos intermedios sin interes ninguno.

En Alar terminaron las llanuras de la Vieja Castilla, limitadas por los primeros estribos de las montañas que continuán los Pirineos, llamadas «montañas de Búrgos» y tambien «montes de Reinosa.

El ferrocarril salva el Ebro varias veces por sólidos y elegantes puentes de hierro, y termina su primera seccion en Reinosa, pueblo de 2,900 habitantes graciosamente situado en el fondo de una llanura, casi al pié de los altos contrafuertes de la cordillera, y á menos de tres kilómetros del origen del Ebro.

Reinosa debe su importancia no solo al hecho de ser el punto de escala para el comercio muy considerable de harinas, vinos, aguardientes y trigos entre Santander y el interior de Castilla, sino tambien á su abundante produccion propia en cereales, maderas y crias de ganados.

En Reinosa habia que tomar de nuevo la diligencia para ir hasta Corrales, punto del valle marítimo del rio Besaya donde comenzaba la segunda sección del ferrocarril.

No he visto jamas (ni en Suiza, el país de lo pintoresco por excelencia) un paisaje tan animado, tan gracioso é interesante como el que pude observar en todo el trayecto de Reinosa á Corrales, no ménos instructivo que agradable.

* * * * * Casi al salir de Reinosa comienza un admirable laberinto de colinas y cerros de encanto sin igual, que se destacan ya abruptos, ya redondos, ya en planos inclinados, produciendo una infinidad de quiebras ó profundas ramblas por cuyas faldas y honduras va caracoleando la carretera, llevando al viajero de sorpresa en sorpresa.

En Corrales volví á tomar el tren del ferrocarril, despues de un trayecto de 49 kilómetros entre ese punto y Reinosa, faltándome otro de 33 para llegar á Santander.

Re-cordojo en Rodrigo Reinosa (GALLARD.

Y esto lo pone aquí el Arcipreste de su cosecha, añadiendo: ¡Mucho ojo, niñas, con las tales! Con todo, no dejaré de decir que me suena soya á tercerona en RODRIGO REINOSA (Bibl.

Por las noticias no muy minuciosas que fue dándome Chisco, supe que aquel valle era el de los tres Campóes: el de «Suso», o de Arriba (el más cercano a nosotros), el de Enmedio, y el de «Yuso», o de Abajo; y el pueblo grande con la torre en el centro, que se veía en lo más lejano de la llanura, Reinosa, la villa en que yo había dejado el tren y encontrado a Chisco.

Proyecto de encauce y riegos del Híjar desde Riaño a Reinosa... Parece la obra de un consumado ingeniero...

Dos días después me despedía en Reinosa del Cura y de Neluco que me habían acompañado hasta allí, y de Chisco que había ido tirando del rocín que conducía mis equipajes; me acomodaba en los blandos almohadones de un coche del ferrocarril, y comenzaba a rodar hacia las llanuras de Castilla, con la vista errabunda por los horizontes, aún no abiertos a mi placer, y la cabeza atiborrada de pensamientos insubordinados e indefinibles.

Esta vez no me quedé en Reinosa para tomar el camino del Puerto, sino mucho más abajo, para seguir por lo llano hasta la desembocadura del Nansa, y a continuar después aguas arriba.

¡Maldita la cosa! Diez horas estuve detenido en Alar del Rey, almacén de trigo y harinas destinados al tráfico por el Canal de Castilla y Estación de un ferrocarril que irá á Santander con el tiempo, pero que ahora sólo llega á Reinosa.....

¡Todos los encantos de la naturaleza y de la civilización! Al cabo de dos horas estaba en Reinosa, á las orillas del incipiente Ebro, cerca de los nevados puertos que dan paso á la provincia de Santander.....

La víspera habían convenido Diego y Gracián en ir hacia Reinosa, por las hoces, que Eva no conocía.

Juntos habían hecho á caballo una larga excursión, hundiéndose en la hoz adusta, por el camino de Reinosa.

Vamos sin que anochezcarogó Benigna, mirando con asustados ojos hacia el triste camino de Reinosa.

El cestuco de patatas; el taleguillo de harina; los nabos de Reinosa; los limones de Cóbreces; las calladas del Puente; la triguera de chiribías; la banasta de manzanas; el queso de las Cabeceras; el celemín de fisanes; las tres parejas de pollos; las dos docenas de huevos... Todas estas menudencias y otras infinitas, delante de los vendedores, acurrucados en el suelo en apretadas hileras.

Por cierto que este antojo infantil por conocer los manantiales del Ebro, fué satisfecho al fin hace algunos años, con ocasión de un veraneo en Reinosa.

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