55 Verbos a usar para la palabra nietas

Me figuré...» El Marqués besó á su nieta.

Es que a cada rato esperaba la nieta que la abuela le leyese la culpa en el semblante, y no se atrevía a mirarla de frente; al paso que ésta parecía muy nerviosa y desazonada.

En aquélla en que la sorprende nuestra narración, aunque hubiese cumplido los 80 de su vida, habría creído que había vivido muy poco tiempo si llegaban sus últimos momentos y dejaba tras a la nieta joven y desamparada en el mundo, y no le era dado asistir al desenlace de un drama en que ella, bien a su pesar, sin ser la heroína, representaba, hacía tiempo, papel muy importante.

Deshacían los cadejos de sus greñas abandonadas, animábanse el rostro con blanco solimán y roja cochinilla, «saliendo de bajo de cubiertasegún un viajero de entoncestan bien tocadas, rizadas, engrifadas y repulgadas, que parecían nietas de las que eran en alta mar».

No hay cosa en todos nuestros cuerpos que no haya sido otra cosa y no tenga historia; verbi gratia: bien ve vuestra merced esta ropilla; pues primero fue gregüescos, nieta de una capa y biznieta de un capuz, que fué en su principio, y ahora espera salir para soletas y otras muchas cosas.

Al hablarle de la enfermedad de Monina y de su milagrosa curación, D. Pedro, que amaba entrañablemente á su nieta, se mostró muy gozoso; después miró al suelo, frunciendo ligeramente el ceño, se sonrió un poco, volvió á ponerse grave, y tomando á León del brazo y llevándole á otro aposento, le dijo: «Hay que preparar á Pepilla para una mala noticia.

El viejo nabab adora a su nieta.

Ha rezado usted tanto tiempo a San José, como decía ahora mismo la señora de Robertier, que todo el mundo ha deducido que desea usted casar a su nieta.

Ya os he dicho para lo que os necesito: para casar á mi hija y bautizar á mi nieta.

En el alivio andaban de su luto, harto aliviado desde el primer día, cuando el abuelo, que en virtud de su avanzada edad y de sus incurables padecimientos, había consentido en cambiar su soledad por la compañía de sus hijos, llamando a la nieta a su gabinete una mañana, la dijo con voz entrecortada y sepulcral: Me muero, sin remedio, antes del mediodía.

Pero ¿de qué había nacido el obstinado empeño que yo tuve desde que llegué a Tablanca y conocí a la nieta de don Pedro Nolasco, en averiguar «lo que había» entre ella y Neluco, dando por supuesto que «había algo...» y que tijeretas han de ser?

Este almohadón bordado ha sido copiado por mi nieta de un modelo antiguo...

Y escribirrespondió la vieja; que a mi nieta hela criado yo como si fuera hija de un letrado.

Me consta, sin embargo, que para mujer de color (era parda) llevó vida ejemplar, que practicaba la virtud, que se confesaba y comulgaba a menudo, que criaba a la nieta en el santo temor de Dios, que la vigilaba estrechamente, y, sobre todo, que no la consentía holgorios, devaneos con mozuelos ni cortejos de ventana.

¡Si me sabrán a gloria tus visitas! ¡Dios te lo pague, hija mía! Y cuando llegaba aquí lloraba el pobre anciano, daba a su nieta un sonoro beso en la frente; y después, casi siempre la hacía un regalo.

Tuvole el Infante por disculpado, y Fernan Jimenez despues de haber recogido los suyos, se fué á Constantinopla donde le recibió Andronico con muchas muestras de agradecimiento, de que le hubiese venido á servir y por mostrarlo con efecto, le dió por mujer una nieta suya viuda, llamada Teodora, y el oficio de Megaduque que tuvo Roger y despues Berenguer de Entenza.

Porque dejó de ser comunicativa, se encerró en misma, descuidó a la nieta, se ocupó solamente de los actos de devoción que eran en ella una segunda naturaleza, un movimiento automático, se echó a dormir, en una palabra, desde entonces, el sueño de la vida.

Ya comprende usted... ¡Digo!... la buena señora estará muy contenta porque se va a desembarazar de su nieta.

Además, Alvarito tenía el bello pretexto de encontrarse prendado de la nieta del patrón y pensaba que con el amor ya no podía haber ridiculez posible.

Pues los descendientes muy empinados y los sujetos muy considerables, han engendrado una nieta que es un chapuz.

Doña Gertrudis quería reunir las diez mil pesetas, devolvérselas á la Cándida y entregar á su nieta la finca sin gravamen, para que fuese ella la dueña absoluta.

El padre Tomás, explicando este asunto a mi nieta, los enumeró bastante sumariamente.

Con menos caudal que estas dos familias y con los trapitos arreglados en casa, forman en la misma clase, primeramente, las dos nietas del Indiano, aquel fachenda que usted conoció ya viejo.

No hagas daño a mi nieta, ¿entiendes?

Quisiera que desde mañana dedicáseis un par de horas diarias á instruir en lo posible á mi nieta Constanza, que bien lo necesita y no gusta de estudios.

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