Con los muchos indios que se habian juntado á Tupac-Amaru, y las armas de que ya se habia apoderado, resolvió ir sobre el Cuzco, con el fin de posesionarse de esta ciudad, y logrado su intento, coronarse en ella, por ser la antigua capital del imperio peruano, con todas las solemnidades que imitasen la costumbre de sus antiguos poderes.

Resentidos los indios de las ventajas conseguidas por los que seguian las reales banderas, y en continuacion de sus ideas sediciosas, no omitian diligencia para reunir cuantas fuerzas les eran posibles, con intento de atacar la villa de Puno, y quitado este estorbo, llevar sus invasiones libremente á las demas provincias, y llegar hasta Oruro, que ya se habia declarado abiertamente por el rebelde.

Pero muy en breve volvieron de nuevo, y con mayor empeño, á las hostilidades, prevenidos de útiles para derribar las paredes del recinto, y buscarse una entrada menos dificil y peligrosa: como en efecto lo consiguieron, penetrando hasta las espaldas del Tambo de Santa Rosa, donde prendieron fuego á las viviendas de aquel lado, de que ya se consideraban posesionados.

DOÑA MONCHA No se halló nada, porque ellos ya se lo habían repartido todo antes de morir su madre.

Con un brazo quiere incorporar a la muerta, y aquellas manos frías, cruzadas sobre el pecho, se desenredan torpes y caen flojas a lo largo del cuerpo, en tanto que la cabeza ya rueda sobre los hombros, ya se hunde en el pecho.

Don Juan Manuel Montenegro cruza una y otra calle, calles angostas asombradas por altas tapias, sobre las cuales ya se derrama una higuera, ya descuella un ciprés.

Mal avispero le nazca en la lengua! EL CABALLERO ¡Calla, mujer, que tus maldiciones ya se cumplen! El Caballero se incorpora en el lecho de algas, y la viuda y los cuatro niños tiemblan al reconocerle.

Yo estaba algunos doscientos pasos camino atrás de donde nos encontramos en este momento: próximamente sería la misma hora, cuando creí escuchar unos alaridos distantes, y llantos é imprecaciones que se entremezclaban con voces varoniles y coléricas que ya se oían por un lado, ya por otro, como de pastores que persiguen un lobo por entre los zarzales.

] ¿Qué haces? exclamó dirigiéndose á su montero, y en tanto, ya se pintaba el asombro en sus facciones, ya ardía la cólera en sus ojos.

] Ya se han visto, ya se detienen unos y otros, sin pasar de sus puestos...

] Ya se han visto, ya se detienen unos y otros, sin pasar de sus puestos...

Ya se habiá dado principio á la ceremonia.

Ya se extendían los brazos del signo de nuestra redención, ya comenzaba á formarse la cabecera, cuando la diabólica y encendida masa se retorcía de nuevo como en una convulsión espantosa, y rodeándose al cuerpo de los desgraciados, que pugnaban por desasirse de sus brazos de muerte, se enroscaba en anillas como una culebra, ó se contraía en zigzag como un relámpago.

Algunas de ellas, que ya se consideraban en edad de matrimonio por haberles apuntado la barba, contestaban á estas miradas con guiños, que equivalían á frases amorosas, evitando el ser vistas por las ceñudas matronas sentadas á su lado.

Ya se había ocultado el sol, dejando en el horizonte una barra roja entre vapores flotantes de oro mortecino.

Ya se le recibió, y le han agasajado con vino y magras; por señas que nada de ello ha probado, como si fuera moro o judío.

Sí, ya se aproxima 330 gente.

Ya se tranquiliza el pueblo.

Estas carrozas, que ya se han sumergido en los obscuros abismos del no ser, se componían de una especie de navío de línea, colocado sobre una armazón de hierro; esta armazón se movía con la pausada y solemne revolución de cuatro ruedas, que no tenían velocidad más que para recoger el fango del piso y arrojarlo sobre la gente de á pie.

Deje usted andar, que ya se arreglará estocontestó el viejo dando un suspiro.

" Muy mal parado estaba el infeliz Elías; y ya se encomendaba á Dios con toda su alma, cuando la inesperada llegada de un nuevo personaje puso tregua á la cólera de sus enemigos, salvándole de una muerte segura.

Pero ya sonaban públicamente algunas acusaciones contra él; ya se decía que había pertenecido á la camarilla: ya se le indicaba como conspirador, y más de una vez se vió amenazado por gentes que pretendían conocerle ó le conocían en efecto.

Pero ya sonaban públicamente algunas acusaciones contra él; ya se decía que había pertenecido á la camarilla: ya se le indicaba como conspirador, y más de una vez se vió amenazado por gentes que pretendían conocerle ó le conocían en efecto.

Lázaro tenía un vivo deseo de llegar pronto á casa de su tío: ya se comprenderá por qué.

Ya se marchaba, cuando Pascuala salió de la cocina asustada, y dijo: ¡El amo!