131 oraciones de ejemplo con ¡alto

¡Alto!... ¡Alto todo el mundo! gritó Iñigo entonces; estaba de Dios que había de marcharse.

¡Alto!... ¡Alto todo el mundo! gritó Iñigo entonces; estaba de Dios que había de marcharse.

¡Si no conoces una nota de música! ¡Alto! Tengo más derecho a hablar de música, puesto que no cencerreo como el piano.

Al acercarse el coche, el Cura levantó su garrote y gritó: ¡Alto! Anchusa y Luschía se agarraron a la cabezada de los caballos y el coche se detuvo.

¡Alto! ¡Alto!gritaron de nuevo.

¡Alto, la lancha, en nombre de la ley! ¡Alto! dijo la voz ronca y furiosa del vigilante.

¡Alto, la lancha, en nombre de la ley! ¡Alto! dijo la voz ronca y furiosa del vigilante.

¡Alto! rugió de nuevo el vigilante, ú os echo á pique.

Ya sabemos aquídijo Cortadillo, señor Monipodio, qué quiere decir ansias, y para todo tenemos ánimo; porque no somos tan ignorantes, que no se nos alcance que lo que dice la lengua paga la gorja, y harta merced le hace el cielo al hombre atrevido, por no darle otro título, que le deja en su lengua su vida o su muerte; ¡como si tuviese más letras un no que un ! ¡Alto, no es menester más!dijo a esta sazón Monipodio-.

Cogidos a sus bridas corrían los criados de los molineros, atletas de ligera alpargata, despechugados y con los brazos al aire, que, a la voz de «¡alto!», se colgaban de las cabezadas, haciendo parar en seco a las briosas bestias.

¡Alto ahí, Gabrielillo!dijo el Vara de plata.

¡Alto ahí!exclamó Malespina.

¡Alto ahí, señor mío!exclamó indignado el buen Guimarán al oír el penúltimo verso.

¡Alto a la polecía!...

¡Alto ahí, canalla, o te rompo el morro!exclamó Diógenes poniendo su formidable puño en las narices mismas de Jacobo.

Sonó luego por tres veces la voz de ¡alto!, y de seguida, uno tras de otro, como dos gritos de protesta y de amenaza, se oyeron dos tiros.

El centinela, imposibilitado por la consigna y por la verja para abandonar el puesto, abalanzóse a los hierros de esta y vio al hombre de la capa tendido en la acera; gritó entonces al cabo de guardia, dio a los fugitivos por tres veces la voz de ¡alto!, y con el fin de despertar la alarma, disparó el fusil por dos veces.

¡Alto! ¿Quien vive?

¡Alto, galán!...

Durante ella, don Rosendo gritó una vez: ¡Alto! ¿Qué hay?—preguntaron los testigos acercándose.

Nadé algún tiempo en silencio, pero al verle doblar el ángulo del castillo, le grité: ¡Alto, Ruperto! Dirigió una mirada atrás, pero siguió nadando.

Vino a sacarle al pobre Felipe de aquel apuro un coche que, apareciendo por una avenida transversal al trote largo, se detuvo en la de la Muette, al mismo tiempo que asomando medio cuerpo por la portezuela, gritaba un caballero con toda la fuerza de sus pulmones: ¡Alto, señores, alto; deténganse ustedes!

¡Eh! ¡Caballero! ¡Alto ahí!exclamó Alberto, que aún conservaba en la mano la pistola de Amaury.¿Será usted capaz de irse sin que dispare contra usted?

Planté mi jaca a un lao de la carretera, y cuando yegó er bicho levantando porvo y hediendo a petróleo, di el ¡alto! No quiso pararse, y le metí una bala al que iba en la rueda.

¡Alto! ordenó el teniente Percy.

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