29 Adjetivos para describir horrendos

Otra vez la figura de la princesa santa se ofrecía a tal como la contemplaba cientos de veces en los grabados de los semanarios, destacándose sobre el trágico escenario de los campos de batalla, ataviada con el heroico uniforme de damas de la Cruz Roja, o en el cruento horror de las salas de los hospitales, junto a los cuerpos mutilados por horrendos males.

Un numeroso grupo de hombres andrajosos, con horrendos visajes y armados de picas, hoces y chuzos, arremetía de nuevo contra los dos caballeros, que hacían prodigios de valor y destreza, en el momento en que les llegó el refuerzo de Roger y los dos arqueros, cuyas espadas abrieron sangriento camino en la vocinglera turba.

Encendióse sobre el sepulcro de Abd-el-rhaman una guerra fratricida que retoñó por mucho tiempo al fin de cada reinado y engendró los mas horrendos crímenes; subió pocos años despues al trono el vengativo el Hakem que tomó el terror por sistema de gobierno, y sumergió de nuevo esta ciudad en la sangre de sus hijos.

Para el que entraba en la habitación tenían simplemente la apariencia de monstruosidades; pero, al avanzar un poco más, su forma cambiaba gradualmente; y paso a paso, al dar la vuelta en la cámara, veíase rodeado el visitante de una sucesión interminable de los horrendos fantasmas que pueblan las supersticiones normandas, o que toman cuerpo en los ensueños infernales de los monjes.

En la parte interior de la puerta del Mollete, el horrendo martirio del niño de La Guardia, la leyenda nacida a la vez en varios pueblos católicos al calor del odio antisemita: el sacrificio del niño cristiano por judíos de torva catadura, que lo roban de su casa y lo crucifican para arrancarle el corazón y beber su sangre.

Tres veces el esclarecido Héctor asió á Patroclo por los pies é intentó arrastrarlo, exhortando con horrendos gritos á los teucros; tres veces los Ayaces, revestidos de impetuoso valor, le rechazaron.

Los más horrendos paisajes de la Cordillera conocidos por él resultaban lugares deliciosos comparados con esta altiplanicie.

Daba entratanto el miserable horrendos gemidos y suspiros maldiciendo su desventura y lamentándose desesperadamente.

Los ángeles con vestidos blancos, y los demonios con otros de lino y seda, entretejidos de oro ó plata: encendidas las máquinas vomitaron con gran estrépito innumerables maquinillas, que llaman cohetes, en número de más de diez mil, y no hubo ninguna que no ardiese y no diera un horrendo estallido, de suerte que parecía que ardía todo, el cielo y la tierra y el aire, conmovido todo hasta en sus cimientos.

Pero es el caso que creo ya sentir los horrendos estremecimientos del patíbulo.

El desdichado Brazo Rojo, que debe morir mañana, sabe que nada puede sustraerlo al terrible destino que le aguarda; de consiguiente ¿con qué objeto solicitaría, en los umbrales de la muerte, la entrevista esa, si no fuese con él de rescatar por medio de la revelación que quiere hacer a usted, tal vez uno de sus más horrendos crímenes, por más que este crimen sea quizás el más ignorado de todos?

Pasaba efectivamente como á tiro de ballesta un horrendo javalí, perseguido de una jauría de valientes canes: ya dos de estos habian probado sus agudas defensas, dando al viento su sangre y sus entrañas palpitantes: mas de un montero, á punto de dar el golpe que hubiera terminado la ansiedad en que á todos los tenia la fiera, se habia visto arrebatado fuera del sendero que ésta seguia por su caballo espantado.

Si ! dijo rechinando los dientes el horrendo jorobado.

El día que estaba señalado, D. Miguel enviaba a la iglesia una cuadrilla de carpinteros que se ponían a arreglar la tribuna con horrendos martillazos, que impedían escuchar las concertadas voces e instrumentos de la música.

Daba entratanto el miserable horrendos gemidos y suspiros maldiciendo su desventura y lamentándose desesperadamente.

Despues hizo que acudieran á su mesa los mónstruos horrendos de las grutas infernales, que le arrebataban y contaminaban todos los alimentos, sin permitirle que gustara ó bebiera uno solo.

Pasaba efectivamente como á tiro de ballesta un horrendo javalí, perseguido de una jauría de valientes canes: ya dos de estos habian probado sus agudas defensas, dando al viento su sangre y sus entrañas palpitantes: mas de un montero, á punto de dar el golpe que hubiera terminado la ansiedad en que á todos los tenia la fiera, se habia visto arrebatado fuera del sendero que ésta seguia por su caballo espantado.

El mundo es como una gran lonja, llena de sordos que aspiran a verificar sus transacciones; todos gritan; hay un horrendo rebullicio; pero como no se oyen los unos a los otros, no se concluye ningún trato.

No podemos afirmar que nunca hiciesen sacrificios humanos; pero esos horrendos ritos eran raros y no podían compararse con los horrores que a diario llevábanse a cabo en Méjico.

«No tendrian mas eficacia los exemplos verdaderos de la Sagrada Escritura y de la Historia Eclesiástica, una y otra atestada de los horrendos castigos temporales, con que Dios en todos tiempos ha escarmentado los pecados de los hombres, sin dexar el azote de la mano, hasta que se le diesse satisfaccion por medio del dolor, de la emienda, y de la penitencia?

estan encogidos y encerrados Los tristes Numantinos en sus muros; Ni ellos pueden salir ni ser entrados, Y estan de los asaltos bien seguros; Pero en solo mirar que están privados De exercitar sus fuertes brazos duros, Con horrendos acentos y feroces La guerra piden ó la muerte á voces.

Era marinero, y cuando estaba en Cádiz y en tierra, venía a casa borracho como una cuba y nos trataba fieramente, a su hermana de palabra, diciéndole los más horrendos vocablos, y a de obra, castigándome sin motivo.

Si hubiese tenido la ocurrencia de descubrir el escudo del nigromante, aquel escudo que quitaba la vista, y que Atlante habia dejado pendiente del arzon de su caballo, hubiera vencido sin duda á todos sus horrendos adversarios, derribándolos á sus piés sin resistencia; pero quizá tuvo á menos echar mano de tan innoble artificio por esperarlo todo de su valor.

Oyó los gritos De agonizantes víctimas, en tanto Que el sacerdote, sin piedad ni espanto, 5 Les arrancaba el corazón sangriento; Miró el vapor espeso de la sangre Subir caliente al ofendido cielo Y tender en el sol fúnebre velo, Y escuchó los horrendos alaridos 10 Con que los sacerdotes sofocaban El grito del dolor.

El sólo manda y castiga con gran rigor á los reos quebrándoles los huesos con horrendos bastonazos.

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