21 Adjetivos para describir sayal

No había, pues, cosa mejor que vestir el penitente sayal y preparar, entre cuatro paredes desnudas, la salvación eterna.

el crimen de apartar los ojos por un momento de mi Dios salvador y consolador para fijarlos en , hombre sin fe; de haberme despojado de mi sayal negro para vestirme estos asquerosos trapos de mujeres públicas con el infame objeto de agradarte... de solicitarte... ¡No, no: Dios no me lo puede perdonar!»

Pesia mi alma que lo hecho por él no lo hicieran conmigo salteadores de camino! No sino que el menguado me quitó cuanta ropa llevaba puesta dejándome en gregüescos y después me enjaretó este sayal blanco, quedándome yo aquí corrido y sin atreverme á volver al pueblo y mucho menos á presentarme á mi mujer, que si me ve en esta guisa pondrá el grito en el cielo, tratándome de borracho y correntón.

Aquella maravilla servía, sin embargo, de marco a un objeto harto extraño e insignificante: sobre un fondo de raso blanco y cubierto por limpidísimo cristal chafianado, veíase sencillamente un harapo, un pedazo de burdo y raído sayal pardo.

dijo en aquel punto Tristán, señalando hacia un árbol cercano á cuya sombra se sentaba un viejo, cubierto desde el cuello hasta los descalzos pies con tosco sayal gris de triple esclavina y llevando un grasiento sombrero de anchas alas con tres conchas cosidas en hilera al frente de la copa.

Su corazón latía con violencia lleno de extrañas aspiraciones bajo el humilde sayal franciscano.

Su corazón latía con violencia lleno de extrañas aspiraciones bajo el humilde sayal franciscano.

El país, que doce años antes había admirado a Mina y al Empecinado, se entusiasmaba ahora con las proezas de cuatro bandidos que vestían el sayal frailuno y con la cruz en una mano y el trabuco en la otra, iban sembrando el incendio y la muerte, queriendo exterminar "a los negros" hasta la cuarta generación.

Buena comida, buenos vinos... En esto empiezan a decir que si yo me entiendo con la viuda..., la eterna maledicencia... Yo no digo que no me gustara, no; la carne es flaca, y aunque uno haya vestido, bien indignamente por cierto, el glorioso sayal, uno es un hombre...

Sor Inés de la Cruz y Sor Encarnacion, vestidas ya con el modesto sayal de las carmelitas, fueron rodeadas por aquella deslumbradora concurrencia, y salieron á montar en las carrozas con sus madrinas, las hijas de la vireina, como arrebatadas en una nube de oro y de seda, de tisú y de plumas, de joyas y de flores.

Pues apenas me dejasteis volvió corriendo don ladrón y como yo empezase á apostrofarle me preguntó muy dulcemente si creía posible que un buen religioso abandonase su sayal nuevecito y abrigado para vestir el jubón y las calzas de un artesano.

Pocos visten el sayal pesado del estudioso y se encaran con las gravedades de la vida y de la conciencia humanas.

Los pueblecillos y aldehuelas de Italia y Francia estaban acostumbrados ya á ver llegar misioneros peregrinos, de sayal roto y descalzos piés, que se iban derechos á la plaza pública, y encaramándose sobre una piedra ó sobre un montón de escombros, pronunciaban pláticas fogosas, condenando los vicios, increpando á los oyentes por su tibieza en amar á Dios.

Consuela ver que no es todo el sayal alforjas.

Estudiad la contracifra de suerte, que no á todo vestido de sayal tengáis por monje ni el otro, porque roce seda, dejará de ser mico.

¡Oh! ¡no! un amplio sayal de burdo paño envolvía su lindo talle como una mortaja, sus largos cabellos negros, habían sido cortados, y los que le quedaban estaban ocultos tras la blanca toca que dibujaba su frente cándida, más blanca aún.

replicó Fray Gerundio, Usted querria que, si una Muger tierna y delicada ofrecia traher el hábito de San Antonio, ó por devocion ó por reconocimiento de algun beneficio, se vistiesse de un sayal áspero y burdo; si el de San Vicente Ferrer, de una estameña grossera y ordinaria; si el de San Francisco Xavier, de un paño comun y basto?

En medio de la sala, sobre un magnífico lecho rodeado de gigantescos candelabros de bronce dorado con blandones, estaba el cadáver, humildemente amortajado con un sayal ceniciento de la orden de San Francisco y la cabeza rodeada de una toca blanca.

, en estos cuatro años, que huyendo de los engaños del mundo, habito el desierto, con este sayal cubierto, mi quietud disturbado.

No estaba su reverencia, pero el portero, un macizo viejo dentro de su blanco sayal decorado de una gran barba blanca, me hizo entrar.

Pocos visten el sayal pesado del estudioso y se encaran con las gravedades de la vida y de la conciencia humanas.

21 Adjetivos para describir  sayal