194 Adjetivos para describir tantas

Le parece advertir en los procederes de Beatriz hacia él algo así como una especie de tristeza resignada, una carencia de amante abandonado, cierta frialdad un tanto desdeñosa que parecen justificar las pérfidas profecías de la baronesa.

Había recibido éste de Dios naturaleza apasionada y ardiente; imaginación despierta, que se inclinaba á las cosas contemplativas; inteligencia elevada, si bien un tanto paradójica; sentimientos enérgicos, que impulsaban su alma al exclusivismo, lo mismo en los afectos que en las ideas.

Soy, además, al decir de mi familia, un tanto novelero, un tanto curioso y amigo de novedades.

Con el ceño algo adusto i un aire un tanto contrariado por mi impertinente tenacidad me dijo: ¡Todo, menos la falta de cordura, es tolerable en una persona que tiene sentido comun! Subia de punto mi exaltacion i en tono casi enfático, le dije: Yo quiero, i necesito saber, señor cura, si Ud. vengará esa ofensa por .

Debe ser necesario, para los objetivos finales, ese carácter un tanto agrio de la controversia.

Y con aquello algún tanto consolado, tornando a cerrar, me volví a mis pajas, en las cuales reposé y dormí un poco.

Su vastísima instrucción, su carácter un tanto excéntrico, su proverbial voluntad de hierro, su continente severo é impasible, le investían en cátedra de cierta majestad sui géneris, contra la que rara vez osaba rebelarse el alumno más díscolo.

Cierta aspereza que hay en ; el desconocimiento de los convencionalismos de forma y de lenguaje imperantes en cada sociedad; el no saber encontrar la justa medida que aquí existe entre la etiqueta y la confianza, me han hecho aparecer un tanto desairado y cohibido en el salón de mi prima (por rutina sigo dando este nombre á la hija del célebre Cisneros).

La solemnidad de la noche se complicaba con aquel incidente, un tanto raro, un tanto cómico.

Esto, sobre poco mas ó menos, era Esteban en cuanto al físico; respecto á su moral, podía asegurarse sin temor de ser desmentido ni por él ni por ninguna de las personas que le conocían, que era perfectamente simple, aunque un tanto suspicaz y malicioso como buen rústico.

Estaba un tanto descolorida y pensativa, muy pensativa.

Probablemente, si Francia y España no hubieran reclamado algo en balde para súbditos suyos, tal vez nunca hubieran tenido la ocurrencia de favorecer en Méjico á un partido monárquico y un tanto aristocrático y de ir allí á levantar el trono, que pagó más tarde muy caro un príncipe egregio y bondadoso.

¿Había Ester pecado sola? Su imaginación estaba un tanto afectada, y á haber poseído menos fibra intelectual y moral,

Era de costumbres apacibles, un tanto egoísta y un tantico avaro.

La Corte es un tanto triste porque sobre ella se extiende la sombra de la Reina.

No he podido serle presentadodije un tanto mohino.

El artista quedose un tanto mohíno viendo despreciados sus esfuerzos.

La existencia tradicional de estas gentes, ruda y un tanto feroz, le atraía con la fuerza de todo lo que es extraordinario y de contornos vigorosos.

Las letras se pongan sobre dos personas, las que mas confianza tengais, y cada una in solidum digan que pagará tantos cruzados de oro en oro, ó tantos escudos de oro en oro, porque puesto que digan que pagarán tantos cruzados, son de moneda, que no vale cada uno mas que 336 maravedís; y él y los escudos tienen 320, y el cruzado de oro en oro vale 368 maravedís.

Sentóse Aben-Aboo, un tanto interesado á su pesar por los misterios del rapista, y este

El Duque se presentó con levita negra y sombrero de copa, un tanto más pálido que de ordinario, pero afectando una calma desdeñosa, sin faltar a la cortesía.

Sus negros ojos pasaron rápida revista á los circunstantes y acabaron por fijarse, con expresión un tanto irónica, en el hermano acusador.

Manifestó Juan Maury no pequeña curiosidad y deseo de enterarse de cuanto se traslucía y decía acerca de cierto punto un tanto escabroso.

sin prestar atención a la palabra risueña pero un tanto fuerte con que la exuberante madama contestaba a su saludo, Isidro se apresuró a huir tras de Manzanares, que se había despegado del grupo.

! Es la mayor desgracia ser así, tan simplona... Como que estamos a merced de esas... secuestradoras, que de tiempo en tiempo nos prestan a nuestros propios maridos para que no alborotemos... iii Esta última queja puso al señorito de Santa Cruz un tanto pensativo y desconcertado.

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