100 colocaciones para apellido

Allí, en el cajón, al alcance de su mano, estaban las cartas, en que Petra (aquel nombre sin apellido habíale hecho el extraño efecto del número de una ficha antropométrica), averiguada, sin que él pudiese sospechar cómo, la personalidad del grande hombre, le imploraba, le exigía, le imponía, amenazadora, una nueva cita.

Llamábase el esposo de Perfecta don Manuel María [10] José de Polentinos, y la mujer de Juan, María Polentinos; pero a pesar de la igualdad de apellido, su parentesco era un poco lejano y de aquellos que no coge un galgo.

Si no es absolutamente preciso admitir el parentesco de todas las familias de un mismo apellido de Génova, Cogoleto, Placencia y Montferrato, hay, sin embargo, por la proximidad de los lugares, alguna verosimilitud de que este parentesco exista en grado más ó menos lejano.

Ella quedaría en Madrid con su hija, mientras el primogénito daba en el extranjero nuevo lustre al apellido del padre.

Existía una lista de apellidos sospechosos para conocer a los verdaderos chuetas.

La señorita Nancy se parece de un modo sorprendente a su finada madre; ¿no es cierto, doctor Kimble?dijo la gorda señora de este apellido buscando con los ojos por todas partes a su marido.

Dícese en ella que asistió como soldado á una expedición á las costas de África; el marqués del mejor apellido, á que alude, es indudablemente el marqués de Santa Cruz.

Don Pedro Polo y Cortés era de Medellín: por lo tanto, tenía con el conquistador de Méjico la doble conexión del apellido y de la cuna.

Para terminar, diremos que el Asistente Arjona era natural de Osuna y hermano del poeta del mismo apellido, y que fué uno de los que más contribuyeron al establecimiento de la Escuela de Tauromaquia en 1830.

Ya sabrás que don Eloíno Rodríguez de Alburquerque y Álvarez de Castro, a pesar de sus apellidos, apenas si tiene sobre qué caerse muerto ni más que su sueldo en Hacienda, y que está, además, completamente averiado de salud.

Más de una vez he visto procesiones insignificantes en Bogotá, a propósito de fiestas secundarias de la iglesia; el pendón era siempre llevado por miembros conspicuos del partido conservador, por hombres cuyo apellido, no sólo recuerda las tradiciones de los buenos tiempos, sino que están vinculados a la historia nacional: los Mallarino, los Arboleda, etc.

Una casualidad me ha permitido saber quién es el hombre que casi todas las tardes pasa bajo mis balcones, y el ilustre prestigio de su apellido ha exaltado los vehementes deseos que ya tenía de conocerle.

Sus hijos el Dr. José de Jesús, Gervasio (que falleció en Coruña al graduarse de médico, era más violinista que José de Jesús) y Mateo, han sabido honrar dignamente la fama artística de su apellido.

Y en pro de la honra de nuestro apellido, hermana mía, profirió don Jaime; no lo olvide usted, a fin de devolver a un blasón ilustre su empañado brillo; pero volvamos la hoja; ahí viene mi sobrina; de cuanto acabamos de decir no se acuerde V. sino de una sola palabra: espere V.

En cuanto al origen de su apellido no cabe duda de que Todellas es corruptela y, contracción de Todas-Ellas, alias o apodo que debió de usar alguno de sus ascendientes, y que, andando el tiempo, se ha convertido en nombre patronímico.

El encuentro con Alimari, sin embargo, hizo que me detuviera un momento en mi camino, y después que me manifestó el placer que le producía mi vuelta, le pregunté: ¿Conoce usted, por casualidad, a una persona de apellido Melandrini, Paolo Melandrini?

Deseáis casaros, y resulta, en primer lugar, que no es hija de su padre..., quiero decir... Tiene derecho perfecto al apellido que usa.

Hera natural Pedro de Horsua del rrio de Nauarra, de un pueblo llamado Orsua, junto a Panplona, y tenido por cauallero de ssolar conocido, señor de la Casa de Orsua, de donde el tomo el apellido; y a la sazon que lo mataron seria de hedad de treinta y cinco años.

Tito ¡Calla, hombre! Si este joven creo que hace unos chistes con los apellidos, que dice su padre que por qué no será todo el mundo expósito... Mar.

Desde la redacción de las Capitulaciones (17 de Abril de 1492), que, por una coincidencia de apellidos bastante curiosa, fueron redactadas por Juan de Coloma, secretario del Rey, en los documentos oficiales figura siempre escrito Cristóbal Colón.

Sucedía que eran allí dos comerciantes del mismo apellido y los dos en géneros comestibles, y de los dos, el uno era excelente persona, muy cristiano, muy buen esposo, muy buen padre, y hasta dicen que pesaba corrido.

De igual opinión debe de ser Edmundo Rostand: sus hijos Juan y Mauricio aseguran la conservación de su apellido, y «Cyrano», por solo, le garantiza la inmortalidad.

Por lo que se contaba, Eguaguirre había tenido disgustos en su infancia, cuando vivía con su tío el coronel del mismo apellido que fué encausado durante la primera reacción de Fernando VII.

Conocía el culto de doña Catalina por el apellido de la familia, única debilidad mundana que siempre se notó en la ejemplar reclusa, que no había cesado ni un día de enterarse de los nacimientos, bodas, muertes, malandanzas y bienandanzas de sus sobrinos.

Entonces recurrió la madre a un santo cura de apellido Toledo, que tenía fama de ser el mejor exorcista del país, para que ahuyentara al demonio, lo que al fin logró, no sin haber experimentado grandes trabajos y tenido que sufrir pesadas bromas del enemigo malo.

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