93 oraciones de ejemplo con al derredor

Lo que el Medico hace, es dalle vnas fajas adonde tiene el dolor, i chupanles al derredor de ellas.

Lo que el Medico hace, es dalle vnas fajas adonde tiene el dolor, i chupanles al derredor de ellas.

Al derredor de la hoguera estaban arrodilladas en confusión como cincuenta personas,hombres y mujeres, viejos y muchachos, habitantes del lugar y bogas,y todos á un tiempo con una voz ronca y acompasada, pero excesivamente expresiva por su acento, cantaban un himno mortuorio!...

El mar estaba agitado, y en vez de la superficie verde y cristalina de la bahía de Cartagena, no se veia al derredor sino una serie de colinas de agua negra y sin brillo, perdiéndose en el horizonte en una prolongada y fuerte ondulacion.

Los dos paquebotes se acercaron, suspendiendo su curso y caracoleando el uno al derredor del otro, un bote del Paraná se lanzó hasta el costado del Plata, y en breve tuvimos noticia de lo que sucedia en Europa.

Disputado por un enjambre de cocheros y carreteros que se apoderan de todo el equipaje por y ante para llevarlo á su destino, y pelotean al pasiente-propietario como una jauría de perros al derredor de un ciervo humilde y aturdido,el recien llegado se resigna á abdicar su voluntad y entregarse al que tiene mas fuerza para estrujarle y pulmones para ofrecerle á gritos sus servicios.

Pasando de esos arrabales al centro de la ciudad hay un terreno de transición generalmente apacible y hermoso, que se compone de barrios aristocráticos y elegantes, establecidos al derredor de parques de una magnificencia agradable, particularmente hácia el oeste de la ciudad.

Si las fábricas y las clases trabajadoras sedentarias ocupan los arrabales, y la sociedad elegante está agrupada al derredor ó en las cercanías de los parques, así como en algunas grandes calles del centro, tales como la de Piccadilly y otras vecinas, el gran foco de los negocios y la actividad comercial se encuentran en los barrios centrales.

Al derredor, sobre los muelles, se destacan las alas de inmensos almacenes, provistos de sótanos ó subterráneos para los vinos y otros muchos artículos, y es allí donde se depositan todos los valores que el comercio de Lóndres hace girar por medio del Támesis.

Hoy tiene doscientas sesenta calles, y cuatro larguísimas calzadas ó avenidas que siguen las márgenes de los rios; contando quince fortificaciones considerables al derredor.

En el centro de la ciudad lo pasado, la historia; al derredor la época moderna.

Al derredor de lo que fué la Valencia moruna está la Valencia española y los arrabales.

Pero al derredor de la ciudad colinas desnudas, sin un árbol, sin poblacion; campos calcinados, solitarios, sin irrigación, sin vida.

Mas léjos, al derredor de una fuente pública, se agrupan en desórden los aguadores asturianos, de calzon corto y alpargata, chaqueta remendada, camisa indefinible, sombrero diminuto y fisonomía contradictoria, en cuyos rasgos parecen luchar la imbecilidad del servilismo y la inquietud del genio pendenciero.

El marques se hombrea con el pobre artista y el senador con el estudiante de derecho al derredor de la misma mesa; se habla de todo y en voz alta en todos los salones; se fuma cigarro y cigarrillo sin tregua, y todo el mundo está contento, expansivo y chistoso entre aquella atmósfera caliente y espesa que obra sobre los cerebros excitando el ingenio picante y la locuacidad.

El agua, saturada de las sales aglomeradas en los sedimentos calizos interiores, sale á torrentes (para perderse otra vez si se le da curso) por medio de sogas de cerda sumergidas en los aljibes, unidas á un mecanismo rudimentario que mueve alguna mula vieja volteando sin cesar al derredor del pozo.

Era allí donde reposaban y se bañaban las princesas, las damas de corte y las esclavas, gozando con infinita voluptuosidad bajo un cielo admirable, entre mil perfumes, rumores y caprichos, en albercas y tinas de mármol, y teniendo al derredor el horizonte mas encantador del mundo.

Imagínese una serie de calles sin empedrado, caracoleando en anfiteatro al derredor de una colina por tres de sus lados.

Al derredor de los huertos, los jardines y las haciendas y fábricas del valle, se suceden en anfiteatros cortados las colinas cuajadas de viñedos.

Al derredor jardines primorosos y vastísimos, surcados de calles en zig-zag, que van caracoleando hasta la cima, tan bien niveladas que los coches suben y bajan sin dificultad ninguna; y todo el recinto erizado de fortificaciones, de rocas graníticas, de palacios y lindas casas de campo, de estatuas de personajes ingleses y grandes y hermosos árboles.

Sin contar mas que las poblaciones vecinas de Cádiz, hay al derredor de la bahía (incluyendo á «Puerto-Santa-María» que es como adyacente) una masa de 114,153 habitantes, de condición esencialmente marítima, aunque productores en industria y agricultura.

He visto en los cafés de España muchas madres de familia con sus hijas, sentadas al derredor de mesas donde se sostenían habitualmente las conversaciones mas escabrosas.

Al derredor, los nueve arrabales, de los cuales solo uno, el de Triana, habitado por los Gitanos, que es el mas populoso, se halla á la márgen derecha del Guadalquivir, ligado á la ciudad por un hermoso puente colgante.

La ancha faja, que da muchas vueltas al derredor de la cintura y el pecho, por debajo de la chaqueta (en forma de dorman y siempre abierta), llama la atención por su vivísimo color (azul, carmesí, rojo, verde ó amarillo), la finura de la seda ó lana y del tejido, y la gracia de las borlas ó flecos pendientes de las extremidades.

Por último, al derredor del patio, sobre las galerias bajas, se hallan cuatro salones cuyos azulejos, arabescos y artesonados son de mucho gusto por la ejecución esmerada y el colorido.

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