198 oraciones de ejemplo con angelito

Y me ponía de rodillas, y me hacía rezar, con las manos juntas sobre el pecho, como un angelito de esos que vimos el otro día en la capilla de San Antonio.

Pues nada, quédese usted con su angelito.

¡Qué angelito!...

ulaciones de palmera, acercándose de vez en cuando a los bancos llenos de alegría para azotar una mejilla con suave palmada, o decir al oído de un angelito con faldas un secreto que excita la curiosidad de todas y origina siempre una broma de las que sabe preparar don Fermín de modo que acaben en lección moral o religiosa.

La castiga a usted Dios en lo que más quiere; en ese angelito que no vino aún al mundo....

Tomó el muñeco vivo, y sin decir palabra, lo acostó con su madre, arrimándolo al seno, que el angelito buscó a tientas, a hocicadas, con su boca de seda, desdentada, húmeda y suave.

¡Angelito de mis entrañas!

Y entonces, a tan gran distancia del bello angelito, creyó faltar a su propósito escribiendo en aquella postdata la palabra beso, y borrándola con grandes tachaduras, puso en su lugar: «A Monina, que le llevaré un muñeco que dice papá y mamá».

¡Qué bien parla este angelito! Si en mi poder estuviera, mañana sería diputado.

¡Ah! querido angelito.

¡Pobrecillo! El angelito no ha probado bocado desde ayer, porque no encuentro ni limosna ni trabajo.

Este examen provocó la misma original observación respecto del angelito.

¿Cómo es posible que esta criatura sucia, desarrapada y mocosa, sea el angelito vestido de encajes a quien vi en el Paseo de Coches?»

Era rubio y hermoso como un angelito, con grandes ojos azules; no se manifestó sorprendido al ver a Miguel; suspendió el llanto y le miró, , con insistencia, pero sin preguntar nada a su madre.

Sin gritos ni blasfemias como los demás, me da unos pellizquitos de monja que me deja el cuerpo negro como el cordobán... Y el angelito mientras tanto sonríe y me pregunta con mimo: «¿Qué tienes, hija mía?

A la edad de Angelito no se echa de menos nada más que la libertad cuando nos privan de elladijo el General que estaba ya pesaroso de haberse puesto serio.

Y no quiero añadir el dinero, porque estoy cierto de que Angelito sabrá hacer buen uso del que su padre le .

«¡Monina, angelito mío, serafín mío!... ¡abre los ojitos, mírame!» Su pena rayaba ya en fiereza, y el ascua siniestra de su mirada delirante, sus labios secos, pálidos y temblorosos, el nervioso arqueo de sus brazos, todo parecía indicar esa suprema crisis del dolor que da á la madre las convulsiones de la euménide.

Hijo de mi alma, ¿á usted le parece?... ¿Llevárle por ahí, para que el angelito coja una pulmonía?...

Figúrate, no quiere nada el angelito.

Y a la hija, a la angelical Berta, un angelito caído le susurró en el silencio de la noche y del sueño, al oído del corazón: «Te teme...» Y ahora era Raquel, Raquel misma, la que le empujaba al regazo de Berta.

Hasta en los juegos de carreras, tabas y naipes, que constituían las reuniones principales de la campaña; en las comilonas que sucedían a las hierras; en los bailes con que se festejaba algún casorio o la incorporación de algún angelito al cielo, por muerte de niño, mostrábase el gaucho taciturno.

¡Oh! si asearan la casa, si lavaran esto, si limpiaran tanto polvo, y tanta mugre, y tanta basura, el pobre angelito sanaría.

Carton tomó a la criaturita en sus brazos, la transportó a la acera opuesta, y antes que el tímido angelito soltara los brazos que rodeaban su cuello, la rogó que le diera un beso.

¡El terceto de los ratas! ¡Quién imaginara verlo salir de labios de aquel angelito, nacido en la quinta parte del mundo, pues Edward era australiano!

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