Mas, ¡ay!, si predominasen estos hombres, cuyo tuétano íntimo es una ausencia, un hueco, una burbuja, como la que se ve en los niveles, burbuja que difícilmente se logra centrar...; si esta especie de hombres predominase, la humanidad, cada vez más hinchada y vacía, reventaría, como la rana que quiso igualar al buey.

Mas, ¡ay!, si predominasen estos hombres, cuyo tuétano íntimo es una ausencia, un hueco, una burbuja, como la que se ve en los niveles, burbuja que difícilmente se logra centrar...; si esta especie de hombres predominase, la humanidad, cada vez más hinchada y vacía, reventaría, como la rana que quiso igualar al buey.

¡Las pobrecillas se morirían de pena! Es la calumnia como los miasmas de los pantanos: se levantan del fango en leve, imperceptible burbuja; se extienden, se difunden, envenenan los aires, y llevan la muerte a todas partes.

El Sol era una burbuja de gas inflamado; la Tierra, una imperceptible molécula de arena.

Bubble, n. [bébl] Burbuja.

Los hombres de carne un accidente pasajero, una burbuja insignificante que no tardaba en estallar por la hinchazón de su hueca soberbia.

Era una burbuja, una partícula, un átomo bullicioso y movible que me atormentaba en sueños y despierto.

Una diestra varonil había abierto este orificio por el que escapaba la última burbuja de su existencia...

precisamente en el instante en que mi tío saliendo de su modorra pertinaz y después de recorrer la estancia con los ojos azorados, dijo entre angustias de la respiración, como si no le cupiera ya en el pecho una burbuja de aire sin haberle desocupado de otra igual: Ahora...

De pronto vió que el bosque vomitaba á lo lejos algo ruidoso y sutil, una burbuja de vapor acompañada de sordo estallido.

Fernando la vio; la vio venir, con sus ojos entornados, por encima del azul del mar, como una burbuja de oro desprendida del sol, como un harapo de luz que acabó por detenerse sobre el filo de la proa, lo mismo que las imágenes divinas que adornaban las naves de los primeros argonautas.

Ultimo aliento, última burbuja de aquel espíritu que se hundía para siempre en el mar de la eternidad.

El barco no parecía absolutamente hundirse en las aguas, sino deslizarse sobre la superficie del oleaje como una burbuja de aire.

Y se va convirtiendo en una hoja de papel, en un pétalo de flor, en una burbuja... hasta quedar confundida con el éter; perdida en el azul; borrada entre las nubes...

Halló Adolfo debajo de sus besos un vacío indefinible, una hermosura inerte, carne bella y curiosa no consagrada por los perfumes del sentimiento, el carmín de una boca glacial, donde no puso el corazón de la mujer ni la burbuja de un suspiro.

La preciosa carita de la muchacha estaba algo llorosa; bien temprano aquel día pagó la inocente cinco duros, casi todo su capital, por una burbuja de ilusión.

Poned cuidadodijo al Bachillersi al arrojar las cenizas en esta agua se pone roja inmediatamente, vuestro amigo morirá hoy de mala muerte; si no, cada burbuja de aire que salga será un mes de vida que le quede, hasta que el agua cambie de color y entonces morirá, si el agua se torna verde, su muerte será tranquila; si roja, morirá de mala muerte.

El agua permaneció limpia, derrepente se agitó en el medio y una burbuja apareció en la superficie y reventó luego.

Volvió á agitarse el agua y otra burbuja apareció.

¡Cuán diferente este espontáneo juego de la inteligencia, de la educada diligencia de los años maduros, cuando la tarea se ha hecho fácil a fuerza de costumbre, y el trabajo del día es indispensable para la felicidad del día, aunque todo lo demás se haya desvanecido como burbuja de jabón!

¡Sublime Dios! aquellos mares no alzan con su revolucion tremenda una burbuja en el océano de tu eternidad!

Cuando se desvaneció por sí misma aquella visión, como una burbuja a la que falta el agua de que estaba formada, surgió a mi imaginación una doncella que, llorando desconsolada, decía: "¡Oh Reina!, ¿por qué tu cólera te redujo a la nada?

El hombre ha pedido siempre y en todas partes, grosera o fina, una burbuja de alcohol que le abra el recinto de la quimera.

Después vió que en los charcos dejaba caer sus chinitas pertinaces, boquiabriéndose el agua de los charcos como si los pececillos lanzasen fuera su burbuja de aire puro.

Anonadábale la esperanza y creía tener en lugar de corazón un montoncito de cenizas, y una burbuja de aire turbio en lugar de sesos.