349 oraciones de ejemplo con cabalgadura

cabalgadura, f., beast (of burden), steed, mount.

Al nacimiento de las aguas acudían los espectros de los muertos para unir sus sollozos con los quejidos lastimeros de los árboles y el murmullo del agua al chocar con las piedras; era también el punto de reunión de las bestias salvajes, en donde por las noches el siniestro duende se emboscaba detrás de una breña para lanzarse de un salto sobre los caminantes y convertirlos en cabalgadura suya.

el que Pilar anduvíese a lomos de borrico, a fin de que el trotecillo desigual le sirviera de ejercicio moviendo su sangre, sin causarle fatiga; y aunque la enferma aborrecía con toda su alma semejante cabalgadura, y hasta salir del pueblo iba a pie a costa de arrastrarse trabajosamente, consentía en montar, apenas se hallaba fuera de poblado.

Y no me aprietes tanto, que me derribas; y en verdad que no de qué te turbas ni te espantas, que osaré jurar que en todos los días de mi vida he subido en cabalgadura de paso más llano: no parece sino que no nos movemos de un lugar.

No siento ninguno, señora respondió don Quijote, porque osaré jurar a Vuestra Excelencia que en mi vida he subido sobre bestia más reposada ni de mejor paso que Clavileño; y no yo qué le pudo mover a Malambruno para deshacerse de tan ligera y tan gentil cabalgadura, y abrasarla así, sin más ni más.

Y, dejando la ropa que lavaba a otra compañera, sin tocarse ni calzarse, que estaba en piernas y desgreñada, saltó delante de la cabalgadura del paje, y dijo: Venga vuesa merced, que a la entrada del pueblo está nuestra casa, y mi madre en ella, con harta pena por no haber sabido muchos días ha de mi señor padre.

Los pueblos, como las bestias, no son bellos cuando, bien trajeados y rollizos, sirven de cabalgadura al amo burlón, sino cuando de un vuelco altivo desensillan al amo.

El guía, siempre tranquilo y descuidado, continuaba avanzando sin vacilar lo más mínimo, como si estuviese completamente seguro del camino que seguía, y contentándose, muy de tarde en tarde, con dirigir una mirada distraída a la derecha o a la izquierda, pero sin contener por eso el paso de su cabalgadura.

Iba con la caravana por el desierto, sentí ganas de dormir, y me caí de la cabalgadura sin darme cuenta.

Eran excursiones terribles, de las que Juan Francisco, encogido y raquítico sobre el lomo sudoroso de su cabalgadura, regresaba lívido como un muerto.

Diríase que desde el primer momento surgía entre él y su cabalgadura una corriente magnética que les apretaba y unía en el milagro de una sola voluntad.

Pero, como viajero experimentado, me guardé muy bien de disputar con mi guía en tales circunstancias, y una vez que me había puesto en sus manos, le seguí sin replicar, pegado a la grupa de su cabalgadura, alumbrados tan sólo por el fulgor del cigarro del gitano; cuando Antonio escupió la colilla en un lodazal, quedamos en profundas tinieblas.

El balanceo rítmico de la cabalgadura, algo semejante al de una embarcación en mar serena, y la plenitud del llano, sin orillas visibles, nubloso, insondable como un abismo, pusieron a la amazona en punto de soñar que iba embarcada hacia un quimérico país.

Mas si ha logrado todo o gran parte de lo que le anunció su abuelo en los versos que le hizo cuando imitó hípicamente a Enrique IV, no tendrá ciertamente ni una cabalgadura como aquella, ni las horas de oro que conducían su vida cuando Jeanne était au pain sec dans le cabinet noir... Febrero, 25-1895.

El gaucho ofrece a la cautiva su cabalgadura; él se acomoda en la del enemigo, y entonces, como un himno de victoria, el elogio del caballo levanta el ánimo con soberbia digresión.

Y cuando la cabalgadura cubierta de sudor se detuvo y fué á apearse el comandante, Juncal no se dió por contento sino recibiéndole en sus brazos.

El malagueño siguió andando, muerto de curiosidad por saber algo de lo mismo que se le prohibia decir, y Manuel ató su cabalgadura á uno de los viejísimos álamos blancos que entónces rodeaban la Ermita, en cuya especie de atrio penetró al fin aceleradamente, diciendo con afectuosa voz: ¿Usted aquí?

En amaneciendo cogió el uno de ellos una cabalgadura, y se partió delante, llevando para cierto efecto una graciosísima sortija (que no pudieron dar la traza, sin que yo la oyese).

Y él respondió: Porque como no llevo dineros, ni cabalgadura que les pudiera dejar provecho, me dieron voces que me saliese de la venta, y yo las voy dando á Dios porque me acompañe, y juzgue la crueldad de estos venteros.

Eché de ver la ruin compañía que llevaba con mi cabalgadura; pero por si otra vez se echaba, cogí un garrote para usar de un remedio que habia oido decir á un viejo, que como la experiencia los ha enseñado, saben más que los mozos, y para semejantes actos, que no son de muchos lances, cerrados los ojos se puede seguir su parecer.

Ya que nos queríamos partir dijo el oidor: Cierto, que me dijeron ayer que buscaba cabalgadura para venir este camino Márcos de Obregon, hombre de buen gusto y partes, á quien yo deseo conocer.

El niño se desmontó de su cabalgadura y tomando entre sus manos al chanchito lo arrojó con fuerza al suelo matándolo inmediatamente; en el momento mismo la malvada Reina lanzó el último suspiro y entregó su alma al diablo.

De una horquilla de peinado hizo frenos y estribos; de un pedazo de cabritilla de guante viejo, la silla de montar; y de un cordón de zapatos las riendas y demás arreos; se colgó a la cintura, a manera de espada, el pequeño cortaplumas con la cuchillita abierta, y montando en su cabalgadura se dirigió a la capital del reino.

Y descendiendo de su cabalgadura, se sentó al lado del otro, y dijo: ¿Querrá creer, compañero, que hace ya veinte días que marcho sin descansar?

Usamos deste refrán para encarecer las faltas que alguno tiene; tómase la metáfora de la cabalgadura que tiene tachas encubiertas, que si no es encubriéndolas y concertándose con el albéitar que no las diga, no se puede vender.

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