193 oraciones de ejemplo con cancioneros

Sus versos fueron tan malos o fueron tan infelices que no entraron en ningún Cancionero, aunque en muchos Cancioneros abundan los detestables, tontos o fríos.

A la épica, que se había ya desenvuelto en los romances caballerescos; á la lírica, que había dado sus más sabrosos frutos en las obras de los cancioneros y en las de Boscán, Garcilaso, Herrera, Luis de León y otros, debía seguir, según todas las probabilidades, el perfeccionamiento de la tercera forma general de la poesía.

Párrafos aislados de ese estilo ampuloso é hinchado se encuentran, sin duda, en otros escritores contaminados con el ejemplo de Góngora; pero cierta ampulosidad en la frase, cierta afición al abuso de las imágenes y metáforas, se notan desde época muy anterior en muchos escritores españoles, como en los antiguos cancioneros y en Juan de Mena, como se observa más tarde en Herrera, y, por último, en Lope de Vega.

Ni Las Cantigas del Rey Sabio, ni cuantos versos hay en los Cancioneros del rey Don Dionis, de Resende, etc.

El no admirar, por consiguiente, á los poetas de los Cancioneros, debe de consistir, y no hallo otra razón por más vueltas que le doy, en que distan mucho de ser admirables.

» A lo largo de cancioneros y de cronicones, vemos cómo Alfonso III, perseguido por los árabes, se refugia en Álava.

En efecto, las colecciones de poesías llamadas Cancioneros generales, en que figuran los nombres de muchos poetas y trovadores, se ostentan en nuestra historia literaria como la manifestacion importantísima del ideal que concibe la mente como una realizacion apetecible y consoladora, en oposicion á la prosáica y dolorosa realidad de la vida efectiva.

Por desgracia, no se ha tenido en cuenta este criterio, y sólo así podemos explicarnos las gárrulas declamaciones y los juicios aventurados que por propios y extraños se han emitido á propósito de nuestros Cancioneros.

Uno y otro afirman con lamentable seguridad que la poesía cortesana de los Cancioneros es de mal gusto, que las composiciones son cansadas é indigestamente eruditas, y que en el género amatorio aquellos poetas y trovadores sólo aciertan á expresar en conceptos metafísicos y alambicados, con pedantesco lenguaje y métrico artificio, un amor no bien sentido, afectos convencionales, y pasiones hiperbólicas siempre y afectadas.

El hecho más culminante que resalta en los Cancioneros consiste en la casi total carencia de alusiones á la vida de actualidad, como hoy se dice, con relacion á las empresas guerreras, pasos honrosos, discordias civiles, bandos y rivalidades que á la sazon agitaban la córte de Castilla.

Así vemos alternar y figurar promiscuamente en salones y Cancioneros los nombres de los más ilustres señores y potentados de Castilla con el converso Juan Alfonso de Baena, Anton de Montero, el ropero de Córdoba, Maese Juan el guarnicionero, Mondragon el mozo de espuela, Martin el tañedor, y Juan Poeta ó de Valladolid, hijo de una mesonera.

durante aquella edad predominantemente poética, en que reyes, infantes, príncipes y grandes señores hacian gala de cultivar la gaya ciencia, se publicaron bajo sus auspicios muchos Cancioneros.

Hubo un momento crítico en nuestra historia literaria, en que todos los trovadores y poetas cristianos de la Península alternaban en cancioneros, justas poéticas, festejos y solemnidades patrióticas ó religiosas, sin que en lo más mínimo sirviesen de obstáculo para esta intimidad y comunicacion las diferencias de dialectos que ya de muy antiguo se usaban.

La mayor parte de nuestros cancioneros, así los inéditos como los impresos, contienen composiciones de este poeta, algunas muy notables, y que le hacen acreedor, segun la autorizada opinion del señor Amador de los Rios, á que sus obras se coleccionasen y publicáran reunidas.

Su apellido era Rodriguez de la Cámara; pero se le llamó del Padron en muchos Cancioneros por ser éste el lugar de su nacimiento: de ambas maneras está escrito en el codice, y tambien de la Cámera y del Pedron, lo cual es manifiesto error del copiante; nosotros le hemos dejado sólo los dos primeros.

Esta cancion se ha publicado en casi todos los Cancioneros impresos, en el Caxon de Sastre, pág. 314 del tomo I, y por último, en las Obras del Marqués de Santillana.

Segun el Sr. Ochoa, tantas veces citado, se encuentra esta composicion en los Cancioneros números 7.819 y 7.825 de la Biblioteca Imperial de París.

Nada sabemos de Juan, de quien existen tambien poesías en los Cancioneros de la Biblioteca Imperial de París, números 7.819, 7.825 y 8.168.—OCHOA, Catálogo de manuscritos españoles.

Publicó esta obra, como del Marqués de Santillana, el Sr. Amador de los Rios, quien dice despues en la página 550, tomo VI de la Historia de la Literatura española: «Algunos Cancioneros atribuyen esta querella al docto Marqués de Santillana, y en este concepto la insertamos entre sus poesías en la edicion de sus obras (Madrid, 1852).

De este Sarnés, de quien ni aún se sabe el nombre, hay poesías en varios cancioneros, pero de las mismas sólo se deduce que era aragones y gentil-hombre.

Entre las canciones de los cancioneros y los dibujos de Villete, crepitaban los carbones encendidos de sus atroces censuras; esa crítica no tenía precedentes; esos libelos resplandecían; ese bárbaro abofeteaba con manopla de un hierro antiguo

Deben acompañar lógicamente en su desahucio, al exquisito prerrafaelista, los bucólicos griegos, los autores de himnos medioevales, los romancistas españoles y los innumerables cancioneros que han repetido por gala rítmica una frase dada en el medio o en el fin de sus estrofas.

Había conferencia de Jaurés, recitaciones de Sylvain, de la Comédie Française, canciones por los mejores cancioneros de Montmartre, y, sobre todo, plato de resistencia, la pieza de Marsollau, prohibida en l’Oeuvre: Mais quelqu’un troubla la fête.

He allí al sonoro Privas, rey de los cancioneros, con su melena, su facha completamente «artista», sentado al piano y lanzando couplets que hacen levantar el vuelo a las bandadas de aplausos.

Al escribir Cantos de Vida y Esperanza yo había explorado no solamente el campo de poéticas extranjeras, sino también los cancioneros antiguos, la obra ya completa, ya fragmentaria de los primitivos de la poesía española, en los cuales encontré riqueza de expresión y de gracia que en vano se buscarán en harto celebrados autores de siglas más cercanos.

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