743 oraciones de ejemplo con celeste

Una ilusión acarició su mente, Alma celeste para amar nacida, Era el amor de su vivir la fuente, Estaba junta a su ilusión su vida.

Platón, en el Timeo, dijo no hacerse nada en este mundo inferior que deje de tener su nacimiento de celeste causa.

" Hubo tres opiniones: la de los estoicos y priscilianistas, que decían obraban los cielos en los hombres de necesidad, no pudiendo nadie huir de esa fuerza celeste, que llamaban hado.

¡Amplia libertad!, ¡juerga general! La celeste chiquillería, sin respeto alguno, salta de nube en nube, se entretiene en deshojar sobre la tierra las guirnaldas de flores que han dejado olvidadas las santas.

Anunciaron en aquel momento la llegada del correo y Diógenes aprovechó la confusión natural que esto produjo para acercarse al tío Frasquito y cogerle sin miramiento alguno por la abierta solapa de su rico gabán de pieles, que dejaba al descubierto una pechera inmaculada, en cuyo centro relucía, bajo la corbata blanca, una bellísima turquesa, celeste como el cielo.

[siléstial] Celestial, celeste.

[izírial] Etéreo, celeste.

La luz, que tamizaban esmaltadas vidrieras, llegaba lánguida, medido el paso por una inalterable igualdad, y se diluía, como copo de nieve que invade un nido tibio, en la calma de un ambiente celeste.

¡Ay, qué tarde aquélla, en la que Pepita, paseando por su jardín de Las Arenas, y aprovechando una corta ausencia de su madre, le había contestado afirmativamente! Era la única vez que Sanabre creía haber estado ebrio: ebrio de sol, de azul celeste, de verde de los árboles, de aquella luz opalina que derramaban sobre el suelo unos ojos bajos y como avergonzados, al pronunciar el mágico monosílabo.

Melchor apareció calzando botas y vestido con amplia bombacha negra ceñida por un cinturón de gamuza blanca; blusa negra; chambergo color plomo; en el cuello un pañuelo celeste cuyas puntas delanteras caían sobre la pechera de su camiseta y en la mano un pequeño rebenque, trenzado, con virolas de plata.

Al pasar por Valencia se me agregaron, según estaba convenido, algunos poetas de las márgenes del Turia, con quienes me liga antigua amistad, y todos juntos llegamos al castillo una hora antes de la anunciada por el Calendario para el comienzo de la gran tragedia celeste.

Allí, lo mismo que en otros parajes de la Península, miles de humanos seres, olvidados de las agitaciones y mezquinos intereses de esta vida, estaban como nosotros en expectación del fenómeno celeste; unos llevados de amor á la ciencia, otros de culto á lo maravilloso, quienes del miedo, quienes de mera curiosidad.

Esa noche fui con un vestido azul celeste; estaba extraordinariamente linda y tuve un éxito loco.

Hay una armonía celeste en la pureza del color, en la elegancia suprema de los copos que juguetean un instante ante los reflejos dorados del sol y se disuelven luego en un vapor tenue, transparente, que se eleva en los aires, acoge el iris en su seno y se disipa como un sueño en las alturas.

No es tampoco la calma poética y serena del golfo de Nápoles, reflejo del alma de Virgilio, que se impregnó de ese cuadro de celeste tranquilidad.

Su mirada, irradiación de celeste luz, se dirige hacia cuanto la rodea, y cuando la dirige hacia , se detiene y se enternece.

El vestido es azul celeste con alamares negros y relucientes botones de oro.

» Entonces abrió los ojillos un poco, ¿sabe? ¡y nos hizo una muequecita tan salada! Maximina sonreía como si estuviese escuchando un secreto celeste.

No he podido comprender nunca el libro de Silvio Pellico, ni creo que el sentimiento de conformidad religiosa, unido a un imperio absoluto de la razón, basten para determinar esa placidez celeste, si no se tiene una sangre tranquila y fría, un espíritu contemplativo y una atrofia completa del sistema nervioso.

La bóveda celeste ostentaba toda su pureza, ni un vapor la empañaba, i su limpio azul relucia mas, en vez de atenuarse, con el esplendor del sol.

Medoro, que apenas acababa de salir de la pubertad, conservaba todavia el cutis fresco, blanco y sonrosado: entre todos los moros que habian acudido á aquella empresa no se conocia uno de rostro más bello y agradable: tenia los ojos negros, los cabellos blondos y ensortijados, y parecia, en suma, un ángel descendido del celeste coro.

Dame tu nocturno imperio y tu sabiduría celeste, y tu cabeza cual la de Jano que siendo una, mira a Oriente y Occidente.

(Tiembla la floresta de laurel del mundo, y antes que tu hermano vago, Segismundo, el pálido Hamlet te ofrece una flor.) Ruega generoso, piadoso, orgulloso; ruega casto, puro, celeste, animoso; por nós intercede, suplica por nós, pues casi ya estamos sin savia, sin brote, sin alma, sin vida, sin luz, sin Quijote, sin pies y sin alas, sin Sancho y sin Dios.

Raimondin, corre a nuestra vista, en su cabalgadura, y la celeste claridad le envuelve en su sutil polvo de plata.

Eratóstenes llegó á determinar la escala celeste, los tonos y semitonos entre astro y astro.

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