154 oraciones de ejemplo con garabatos

Ya te dije que el apoderado de mi tío, que es escribano del consejo, me ha ofrecido emplearme en su despacho como copiante ... cuando tenga que copiar, se entiende ... y voy a ver si me adelanta cien reales, a cuenta de mis futuros garabatos, para pagar el casero y para ir viviendo.

El interrogado, sin dejar de hacer garabatos, miró de reojo á todos los circunstantes; fijóse en el alcalde, que inclinado sobre la mesa enseñaba unos dientes tan grandes como habas cochineras, ansiando la respuesta del viejo, y después de arreglar la chaqueta sobre los hombros, contestó muy pausadamente: ¿Conque ... qué digo yo de esto, eh?...

Tiene una biblioteca más grande que la catedral, y también escarba la tierra para buscar piedras llenas de unos demonches de garabatos que dicen escribieron los moros.

Era de níquel, labrado, con muchos garabatos.

Los papeles llenos de garabatos, los cogí yo, creyendo que no servían para nada.

¡Ocho años sin ver a su don Fernando! ¡Ocho años, durante los cuales había enviado todos los meses un papel lleno de garabatos a aquel presidio del Norte, donde guardaban a su héroe! El pobre Matacardillos sabía que iba a morir de un momento a otro.

Mi tío Ramón no se conformaba, sin embargo, con aquel sistema de educación espontánea, y el pobre hombre, en medio de sus devaneos amorosos, solía dedicarme algunos momentos; él me había enseñado a deletrear en los títulos de los diarios y bajo su dirección había aprendido a hacer mis primeros garabatos.

Confieso que no soy muy fuerte en achaques de escritura, y aquí me tienes sudando para contar á mi señora la baronesa muchas cosas que quiero decirle, con unos garabatos que se empeñan en no salir derechos y que no los entenderá ella, ni , ni yo mismo.

No sabía leer ni escribir, y, sin embargo, hacía notas y cuentas; con cruces y garabatos de su invención, llegaba a substituir la escritura, al menos para los usos de su industria.

Solo cuando se me vino esta reflexion, digna de Descartes, me tranquilicé, cual el porfiado matemático que no se tranquiliza, sino despues de haber resuelto un problema, haciendo un millon de garabatos.

¡Qué de cosas leídas ó adivinadas; qué de sucesos peregrinos, fantasmagorías y novelas urdidas al azar en noches de fiebre! Ya son las impresiones de viajes, revueltas y agigantadas, encendidas en el lienzo de la imaginación por el pincel de fuego de la calentura; ya las letras de molde y las estampas de los libros, fingiendo absurdos garabatos, rojas quimeras, insectos fabulosos...

Señor Selvago, por vuestro amor, yo lo quiero ser; mas hágovos saber que si alguna cosa de paga no ve, no la sacarán de casa con garabatos, fundándose en que dicen que, lodo seco mal se pega.

Llamado Martín de Rentería, depuso que todo esto era así, y al proseguir con la pregunta 9 agregó que había: «Oido decir á Pedro de Rueda é á otras personas que venían con el dicho Villagrán, como habían entrado alanceando los dichos indios de Thomagasta llamando á la cruz que estaba puesta garabato, diciendo: que garabatos tienen aquí puesto los de Tucumán etc.

El nombre de «garabatos» que la gente de Villagrán daban á estos signos de la Cruz, y la ninguna mención que de ellos hace el Padre Trueno en su declaración nos ponen en el caso de sospechar que él no estaba muy convencido de la eficaz fe cristiana de los indios en este símbolo, cuando acudían á su amparo.

Pues mira, estos garabatos me producen una dulce impresión entre tantas desventuras.

Llenas están ya de mis garabatos seis carillas, y economizo las dos restantes para no acostumbrarte mal y curarte de malos vicios.

: no lo que me pasa ni cómo puedo escribirte, ni si entenderás estos garabatos.

Desplegó el médico el papelón más grande de los que tenía entre manos, lleno de dibujos toscos y de garabatos incomprensibles, y dijo contoneándose en la silla: El molino: aquí está el plano, con su escala y todo.

Allí encontrará esta infeliz el sosiego y el amor que no la han dado en su casa; y la guardará la puerta de demonios que quieran asaltarla, una cuartilluca de papel con cuatro garabatos que nos extenderá quien deba, en este mismo día en que estamos, hasta que remate yo la obra á mi gusto en la iglesia de Robleces.

Sobre la mesa había muestras de garabatos heráldicos hechos en distintos colores.

Escribe garabatos, dice pedrominio, y tiene un cariño á las haches... Como todas... como la mayoría... ¿Y es cierto que te has dedicado á una de las de Pez?

El chico de la prestamista se había proporcionado una corneta para hacer las señales, y algunos cascabeles para las mulas; y Alonso Pasarón, el de la tienda de ultramarinos, que era artista, pintor y tenía su caja de colores para hacer láminas, llevaba los carteles con una suerte pintada en verde y rojo, grandes letras y garabatos en que no faltaba palabra, ni fecha, ni detalle de los que en tales rótulos se usan.

Les entregaba un mezquino pedacito de tiza, y se calaba las gafas para vigilar los garabatos que la trémula mano trazaba en el tablero.

Cuando acabé con las botellas busqué una libreta nueva, y principié á copiar la vieja toda ajada y mugrienta de tanto manoseo, llena de garabatos y rayas y borrones.

Hablé mucho, gemí é hice garabatos, sin poder convencerle.

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