256 oraciones de ejemplo con guerrilleros

Su patrón lo enviaba en viaje por todo el país, y así había conocido, yendo en diligencia, los asaltos en los caminos, unas veces por las bandas de indígenas, otras por «montoneras» de guerrilleros que robaban a las gentes en nombre de un caudillo de provincia o de un partido político.

El atrevido capitán de partidas, desde que habló con su padre, ideó, pues, la emboscada más hábil que concertaron guerrilleros en el mundo.

¡Médico mayor de los guerrilleros de los Vosgos! ¡Bien; eso me agrada! Lo olvido todo, Juan Claudio.

Cuando salió el Sol, la meseta se hallaba desierta y, a excepción de cinco o seis hogueras que continuaban humeando, nada revelaba que numerosos guerrilleros ocupaban los puntos estratégicos de la sierra, ni que habían pasado la noche en aquel sitio.

Frente por frente de la meseta que defendían los guerrilleros, y en la ladera opuesta del barranco, a quinientos o seiscientos metros, avanza una especie de espolón descubierto y escarpado que Hullin no había creído necesario ocupar provisionalmente para no dividir las fuerzas, y además porque imaginaba que no le sería difícil rodear la posición por los pinares y establecerse allí en caso que el enemigo intentase apoderarse de ella.

¡Je, je, je! Los guerrilleros, después de tantas fatigas, sentían necesidad de reposo; apoyó, pues, cada cual su fusil en la pared, y uno a uno fueron tendiéndose en el suelo.

Al terminar aquel día, los guerrilleros, que observaban lo que sucedía, como los inquilinos de una casa de muchos pisos, desde las diferentes quebraduras de la peña, vieron aparecer los uniformes blancos en los desfiladeros de alrededor.

Todos parecían de la misma opinión, excepto Hullin, que, sin hacer ninguna observación, bajó a la terraza, donde se encontraban los demás guerrilleros.

Los guerrilleros estaban a quince pasos del grupo que los recién llegados y Juan Claudio formaban.

Hullin se volvió hacia los guerrilleros y les dijo sencillamente: ¿Habéis oído?

¡Cuántas veces, durante aquellas largas jornadas de agonía, los sitiados habían vuelto los ojos hacia Falsburgo! ¡Cuántas veces habían escuchado con inmensa atención, creyendo oír los pasos del contrabandista, cuando sólo llenaba el espacio el vago murmullo del aire! En medio de las torturas del hambre pasó aquel día, que era el que hacía diez y nueve de la llegada de los guerrilleros al Falkenstein.

Y calló nuevamente; durante largo tiempo los guerrilleros permanecieron escuchando; pero la visión había pasado.

¿Qué le importa a él que perezcamos aquí? ¡Con tal de que no le falte su botella de vino, sus embuchados y que pueda fumarse una pipa tranquilamente junto al fuego, lo demás le tiene sin cuidado! ¡Ah, bandido! Todo volvió a sumirse en el silencio, y los guerrilleros, reanimados un instante con la esperanza de una salvación próxima, cayeron de nuevo en la desesperación.

Al levantarse en armas don Carlos, fué de los primeros en ponerse á su servicio; y su paso por una escuela militar, así como su educación, le permitieron sobresalir inmediatamente entre los demás guerrilleros del llamado ejército del Centro, propietarios rurales, escribanos de villorrio, clérigos montaraces.

El pueblo de la Baja Alemania siente una gran simpatía por el Tirol y sus pintorescos montañeses, únicos que en días de desgracia para la patria supieron resistir á la invasión napoleónica, imitando á los guerrilleros españoles.

La Iglesia había poseído hasta ahora santos padres, doctores y mártires; pero carecía de guerrilleros de la palabra, y los tiempos actuales se los han suministrado.

Mandaba en Logroño los regimientos constitucionales el brigadier don Julián Sánchez, uno de los guerrilleros de más fama de la guerra de la Independencia.

La supuesta partida de guerrilleros se componia de mudejares, moros tributarios de los cristianos, y su capitan era el príncipe Cidi Yahye, que con esta pequeña fuerza habia salido de las montañas, para ayudar al Rey Fernando en sus operaciones delante de Granada, y habia concertado la sorpresa de este castillo para presentarlo á los Soberanos como prenda de su fidelidad, y primicias de su devocion.

Le he ayudado a cazar muchos curas guerrilleros y frailes salteadores que andaban en la facción.

Principalmente, de España y de los guerrilleros.

Aquí y allá, en grupos, cual guerrilleros lanzados á la conquista de la gloriosa fortaleza, crecen frondosos árboles, y en el amplísimo telón verde de la pendiente numerosas casas, construídas tal vez en los mismos cimientos de alguna barbacana rota, ó sobre la sólida anchura de un adarve, levantan su alegría de hogar.

Aviraneta vivía en la cárcel en un cuarto obscuro y desagradable, y para pasear iba a la sala de políticos, en donde todos o casi todos en esta época eran carlistas, trabucaires catalanes y valencianos, curas, frailes y abogados y guerrilleros de la Mancha.

El deber de esta división ligera, de estos guerrilleros, es apartar al toro del picador cuando estos están en peligro, cosa que hacen con sus capotes de colores; su destreza y agilidad son sorprendentes, pues se deslizan sobre la arena como relucientes colibríes, sin tocar apenas la tierra.

En los alrededores de la plaza de los Capuchinos, del Pequeño Bayona, que era como una aldea, estaba el punto central de las posadas vascas y se oía hablar mucho vascuense, y se hacían negocios entre contrabandistas, guerrilleros y negociantes; pero, en general, los carlistas en Bayona, como gallinas en corral ajeno, alborotaban poco.

Aquel viejo mundo español decrépito, cuya esencia representaba el carlismo, con sus generales inútiles, sus frailes y curas fanáticos y sus guerrilleros atrevidos y crueles, había hecho su nido en la tranquila Bayona, ciudad burguesa, que aparentemente tenía una moral muy respetable, pero en la que había mucho mar de fondo.

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