336748 oraciones de ejemplo con habia

A la entrada de la ciudad habia un castillo en el que se veian cinco torres, y en cada una de ellas un cirio: juntos pesaban 120 arrobas, y ardieron toda la noche en la iglesia y hasta la misa de su coronacion.

Pasma la riqueza de las vestiduras con que se adornó: la corona elaborada en Barcelona pesaba 16 marcos 3 onzas de oro, y en ella habia un rubí, 110 balajes de todos tamaños, sesenta y seis zafies, y 499 granos de aljófar claros, blancos y gruesos como avellanas.

En todas las ceremonias de la coronacion se el entusiasmo por la caballería, por que habia cundido como un axioma el principio que ya sentó el Rey D. Alonso el Sabio en una de sus leyes en la que dice: é tanto encarecieron los antiguos la órden de caballería, que tuvieron que los emperadores e los reyes non deben ser consagrados ni coronados fasta que caballeros fuesen.

Cuando habia jura de Gobernador, se señalaba por este dia para hacer su entrada y juramento, y el jurado que lo habia visitado con este objeto lo comunicaba á la ciudad.

Cuando habia jura de Gobernador, se señalaba por este dia para hacer su entrada y juramento, y el jurado que lo habia visitado con este objeto lo comunicaba á la ciudad.

Ansi como fué coronada lleváronla á la otra silla de la otra parte del altar, habia de ser despues de coronada, é ansí como el Rey ovo dado paz á la Reina, llegaron á la Reina los infantes, é besáronle la mano, é ella los besaba en la boca, é esto mesmo fizieron D. Enrique de Villena é Doña Leonor su hermana.

Los reyes fueron á verlo desde una de las torres del adarve de la ciudad, y tan recios golpes se daban los combatientes, que eran caballeros fijos-dalgo de Castilla y de los Reinos de Aragon, que D. Alonso Enriquez almirante mayor de Castilla, tio del Rey y de Rui Lopez de Avalos condestable de Castilla, á quienes S. M. habia encomendado despartirlos cuando porfiasen en el torneo, tuvieron mucha dificultad para conseguirlo.

De una tela á otra habia diez pasos: la una, como dice Alvar Garcia, era baldía, en la que miraban los caballeros; y la otra servia para justar, siendo ocho las en que se verificaba este egercicio.

El mismo escritor nos refiere: «que de cada parte de estas telas, estaban puestos sus paramentos de cendal verde sobre su casa de madera, é en cada canto habia un estandarte, é una lanza de cendal verde, y de cada parte habia ocho varas en canto de las dichas ocho telas cerca de los paramentos, de manera que habia diez y seis casas con sus paramentos, y los mantenedores estaban de parte del adarve en que se hallaba colocado el Rey.

El mismo escritor nos refiere: «que de cada parte de estas telas, estaban puestos sus paramentos de cendal verde sobre su casa de madera, é en cada canto habia un estandarte, é una lanza de cendal verde, y de cada parte habia ocho varas en canto de las dichas ocho telas cerca de los paramentos, de manera que habia diez y seis casas con sus paramentos, y los mantenedores estaban de parte del adarve en que se hallaba colocado el Rey.

El mismo escritor nos refiere: «que de cada parte de estas telas, estaban puestos sus paramentos de cendal verde sobre su casa de madera, é en cada canto habia un estandarte, é una lanza de cendal verde, y de cada parte habia ocho varas en canto de las dichas ocho telas cerca de los paramentos, de manera que habia diez y seis casas con sus paramentos, y los mantenedores estaban de parte del adarve en que se hallaba colocado el Rey.

Inflamó mas y mas los ánimos la aparicion de una palma que formó una nube sobre el templo de nuestra Señora del Pilar, y habiéndose reunido en aquella plaza con este motivo un numeroso concurso, acudió tambien el Capitan General D. Jorge Juan Guillelmi, ora fuese por curiosidad, ora por evitar cualquiera funesto acontecimiento: pero aun no habia parado el coche, cuando resonó con un estruendo estrepitoso el grito de las armas.

Pero entretanto la mina se cargaba sordamente: venian noticias alarmantes desde Madrid; D. José Palafox y Melci habia llegado herido desde Bayona, y la relacion de las desgracias de un Rey tan idolatrado como Fernando 7.º habian producido aquella impresion que no podian menos de causar en un pueblo tan generoso y tan fiel como Zaragoza.

No habia á la sazon en Zaragoza mas que una compañia de artilleros, de la que una parte daba la guardia al General; pero como aquel concurso no la hostilizaba, no mostró la menor inquietud.

Tambien salvó la vida en este Castillo el Conde de Fuentes, á quien el pueblo de Zaragoza manifestó la mayor aversion, y que habia sido detenido en la Sierra de Cameros cuando desde París venia con direccion á Madrid.

Este nicho que habia en todas las mezquitas y en el que se colocaba el imam para dirigir la oracion se llamaba El-Mehreb.

: cuyo libro he adquirido recientemente: pero antes habia visto una impresion hecha en Zaragoza en 1604.

Habia ya con este mismo título otras dos capillas fundadas en el décimosexto siglo; pero sin duda no llenaban por su estructura el objeto del buen prelado, quien debió creer de buena que para glorificar á Nuestra Señora y darle pomposo culto, era arquitectura mas acomodada el pomposo y exuberante churriguerismo.

En la nave del Sagrario estaba desierta de muchos años atrás y casi arruinada la capilla de S. Matías, llamada del Sol, y se habia adjudicado á la Fábrica con el intento de mudar á ella la pila bautismal por estar en sitio mas proporcionado para que los curas administrasen el Sacramento del bautismo; y valiéndose de este intento el obispo Salizanes mudó la pila, y empezó desde luego á labrar la nueva capilla de la Concepcion.

Habia una capilla de S. Martin, que estaba casi desierta, cuyo patronato pertenecia por el apellido de Cabrera al mayorazgo de las Escalonías.

Admiraba por este tiempo con sus resaltos, retruécanos y enorme hojarasca, un arquitecto, maestro mayor de Madrid, llamado D. Francisco Hurtado Izquierdo, que habia construido la capilla del Sagrario de la Cartuja del Paular: profesor contemporáneo del famoso Churriguera, con quien rivalizaba en el desarreglo de la fantasía.

Es hoy su sacristía la que para capilla real habia destinado D. Enrique II.

En los dias de Domingo no doblaba el pueblo las rodillas para orar: se oraba asímismo en pié todos los cincuenta dias pascuales, desde Resurreccion hasta Pentecostés, en cuyo tiempo tampoco habia ayunos públicos ó de precepto.

En el lugar llamado Rojana, tambien de la montaña, sin que nos sea dado señalar hácia qué parte de ella, habia otro monasterio dedicado á S. Martin.

En lo interior de la Sierra, en un sitio llamado Fraga, entre agrios montes y enmarañadas selvas, junto al lugarcillo Leiulense, distante de Córdoba poco mas de seis leguas, habia un monasterio consagrado á los mártires S. Justo y Pastor, del cual bajó el jóven Leovigildo, natural de Granada, á padecer martirio.

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