Toda menga, cualquiera ó mengo, de donde meng-ano.

(Salen MENGO y BARRILDO y FRONDOSO.

MENGO Pues hagamos un concierto antes que lleguéis allá, y es, que si juzgan por mí, me dé cada cual la prenda, precio de aquesta contienda.

Mas si pierdes, ¿qué darás? MENGO Daré mi rabel de boj, que vale más que una troj, porque yo le estimo en más.

MENGO Digo que eres el dimuño.

MENGO Apostaré que la sal la echó el cura con el puño.

LAURENCIA ¿Qué dice Mengo?

MENGO A negarla vengo, porque yo sé que es verdad.

MENGO

BARRILDO El mundo de acá y de allá, Mengo, todo es armonía.

MENGO Del natural, os advierto que yo no niego el valor.

PASCUALA Pues ¿de qué nos desengañas? MENGO De que nadie tiene amor mas que a su misma persona.

PASCUALA Tú mientes, Mengo, y perdona; porque ¿es [mentira] el rigor con que un hombre a una mujer, o un animal quiere y ama su semejante? El original, materia.

MENGO Eso llama amor propio, y no querer.

MENGO Esa hermosura ¿por qué el amor la procura? LAURENCIA Para gozarla.

] (Salen MENGO y LAURENCIA y PASCUALA, huyendo.

MENGO Pues ¿a qué tenéis temor? LAURENCIA Mengo, a la villa es mejor que vamos unas con otras (pues que no hay hombre ninguno), por que no demos con él.

MENGO Pues ¿a qué tenéis temor? LAURENCIA Mengo, a la villa es mejor que vamos unas con otras (pues que no hay hombre ninguno), por que no demos con él.

MENGO ¡Que este demonio cruel nos sea tan importuno! LAURENCIA No nos deja a sol ni a sombra.

MENGO ¡Oh! Rayo del cielo baje, que sus locuras ataje.

MENGO Hanme contado que Frondoso, aquí en el prado, para librarte, Laurencia, le puso al pecho una jara.

LAURENCIA Los hombres aborrecía, Mengo; mas desde aquel día los miro con otra cara.

FRONDOSO ¡Oh, Mengo, bien te haga Dios! Temor que tuve de dos, el tuyo me le ha quitado.

MENGO

MENGO