89 oraciones de ejemplo con planchó

Continuamente le atormenta la idea de que no le planchan los cuellos á la francesa, y la de que no toquen los barcos de las mensajerías en Manila.

Mi tío se honraba todos los años dándole de comer y de almorzar el día de San Juan, y sus hijas le planchaban y rizaban la soprepelliz que se vestía para predicar.

; muchas sabían de cocina; no pocas planchaban perfectamente; pero casi siempre se procuraba que no aprendiesen á escribir, y apenas se les enseñaba á leer de corrido en El Año Cristiano ó en algún otro libro devoto.

Ciertas mañanas, llegaba muy contento a la hora de comer; sus hermanas le oían cantar paseando por las habitaciones, y ¡caso raro! él, tan despreocupado en materias de adorno, enfadóse dos veces porque le planchaban mal las camisas, y pidió seriamente a la mamá que le comprase una corbata, pues la que llevaba era un asco, de deshilachada y mugrienta.

Conocía la casa donde cada prebendado iba a pasar la tarde después del coro, los nombres de las señoras o de las monjas que les rizaban las sobrepellices, y las rivalidades sordas y feroces entre estas admiradoras del cabildo que se esforzaban por vencerse blanqueando y planchando la batista canonical.

Mi hermana y yo nos criamos en su casa, ¡gran casa la de los señores de Pacheco! Personas muy ricas, no te creas, y mi madre era la que les planchaba.

¡Parecía mentira! La perspicaz, la sabia y experimentada señora de Jáuregui dijo más de una vez a su sobrino: «¡Qué trabajadora es tu mujer! Siempre que vengo aquí me la encuentro planchando o lavando.

Fortunata estaba planchando.

Primero limpió, sacudió, planchó sirviéndose de la palma de la mano, pegó papelitos de cigarro a fin de juntar los pedazos rotos de alguna escritura.

Junto a la portada señorial, tras unas vidrieras, trabajaban planchando ropa blanca algunas muchachas, que saludaron a don Jaime con respetuosa sonrisa.

Estaba ella planchando unas chambras, y la ligereza de su vestido permitía ver sus bellas formas enflaquecidas.

La verdad es que da lástima cortar un pelo tan hermosodijo otra de las doncellas, que estaba planchando.

Era una vieja tuerta, desgreñada, sentada sobre el suelo como los ídolos indios, planchando ropas.

En cierta ocasión, estando las dos planchando las enaguas de una muñeca, la cruel muchacha le dijo con cierto tonillo de burla:Si tanto me quieres, ¿a que no eres capaz de ponerte por esta plancha en un brazo?

Quedarse «planchando»...

Este encantamiento o autosugestión desaparecen cuando el juicio ajeno se pronuncia en forma de dejarnos «planchando».

Pero no todas las feas «planchan».

Frecuentemente se ven también algunas muchachas bonitas que «planchan».

Las causas por las cuales se queda una «planchando» son muy variadas, y es difícil señalarlas todas.

Pues lo pasarían a las mil maravillas, porque los hombres cosen, y planchan, y bordan, y guisan, y limpian, y lavan mejor que las mujeres.

Ella tenía las llaves de la ropa blanca; ella tomaba la cuenta á la lavandera; ella sacaba el chocolate y los garbanzos; ella avisaba en el almacén de vinos, cuando hacía falta, y mandaba por aceite y por azúcar; ella planchaba las camisas á Carlos y Enrique (porque Vicente las manda á planchar fuera).

Así, lavando y planchando, unas veces, y otras recogiendo en el campo leña que luego vendía, á fuerza de tesón llegó Rafaela á obtener un jornal de cuatro á cinco reales.

Rafaela le lavaba y repasaba la ropa, y le planchaba una camisa para los días disantos.

La señora Venancia, mientras planchaba, contaba historias de sus amos.

Allí se «planchan» las marcas que, como sabés, es la operación de quemar medio cuarto trasero al pobre animal, ó se «agrandan» las mismas marcas, desfigurándolas con otros fierros.

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