23 oraciones de ejemplo con vendimiador

Acaesció que llegando a un lugar que llaman Almorox, al tiempo que cogían las uvas, un vendimiador le dió un racimo dellas en limosna.

Bailes y jotas festejaban el pingüe Octubre, y los mozos vendimiadores aparecían manchados de mosto, feos y soeces como sacristanes, que no sacerdotes, de un Baco pedestre y envilecido.

Estrechó cortésmente la mano del doctor y se separó de nosotros casi en seguida para ir, nos dijo, a reunirse con sus vendimiadores que aquella tarde misma terminaban la faena de recolección.

Entretanto el señor Domingo iba a reunirse con sus vendimiadores y se alejaba lentamente, la escopeta descargada, seguido de los perros cansados; mas apenas hubo dado algunos pasos en el sendero que conducía a sus viñas fuimos testigos de un encuentro que me encantó.

Salimos cuando los vendimiadores iban a cenar.

a esta época pertenecen varios cuadros de costumbres cuyas figuras representan gentes de humilde condición y vulgares ocupaciones: Una vieja friendo huevos; El aguador de Sevilla; Un vendimiador, y Un retrato de hombre desconocido.

El vendimiador es un muchacho visto de frente andando, sonriente, trayendo un racimo de uvas en la mano derecha y en la izquierda un cuchillo: tiene junto a un cesto lleno de uvas y la figura, de tamaño algo menor que el natural y cortada por bajo de la cintura, destaca sobre un trozo de paisaje sombrío.

El Vendimiador.

Ya no era el tremebundo guerrero que andaba a caballo por barranqueras y vericuetos azuzando soldados al combate; era, por el contrario, un señor muy pacífico que vivía en medio de sus haciendas, acaudillando tropas de segadores y vendimiadores, visitando sus trojes, haciendo obra en sus bodegas, viendo trasquilar sus ganados y preocupándose mucho de si la vaca pariría en Abril o en Mayo.

Acaeció que llegando a un lugar que llaman Almorox, al tiempo que cogían las uvas, un vendimiador le dio un racimo dellas en limosna, y como suelen ir los cestos maltratados y también porque la uva en aquel tiempo está muy madura, desgranábasele el racimo en la mano; para echarlo en el fardel tornábase mosto, y lo que a él se llegaba.

Los vendimiadores lo miraban de reojo, en un mal disimulado desprecio; las mujeres, más por los hombres que por ellas, lo evitaban.

Volvían asimismo á descansar de sus trabajos los vendimiadores, y de vez en cuando se oía una canción alegre, cantada en coro, ó se escuchaba allá á lo lejos una copla de playeras con que distraía sus pesares un arriero que tornaba solo con su recua de alguna expedición, ó un gañán que volvía de arar con los bueyes ó las mulas uncidas aún al arado.

Él acarreaba la uva en cestos, la pisaba en el lagar y llevaba el mosto á las tinajas, y ella condimentaba la comida de los vendimiadores, les daba á beber vino añejo, y hasta vendimiaba á veces en las cepas bajas; porque en Lesbos las viñas no están en alto ni enlazadas á los árboles, sino rastreando los sarmientos como la hiedra, de modo que una criatura apenas salida de los pañales puede allí coger racimos.

Ora desde alguna roca que avanzaba sobre la mar, pescaban con anzuelos colgados de una caña por un hilo delgado; ora con redes y con perros cazaban las liebres que habían huído de los majuelos, espantadas por los vendimiadores; ora cogían con lazo ánades silvestres, ánsares y avutardas, con lo cual, á par que se recreaban, proveían su mesa.

II Todo el día se lo pasó la Borgoñona cosiendo una túnica de burel grosero de la misma tela con que solían vestirse los villanos y jornaleros vendimiadores.

Bien merece, bien merece disfrutar de un poco de solaz esta paridera y criadora y madraza mujer gallega: dejadla, dejadla que el día del santo patrón del lugar, ó en la primaveral y deliciosa noche de san Juan, ó cuando las primeras castañas estallan al calor de la alegre hoguera y el mosto remoja el gaznate de los vendimiadores, ella también se divierta y pegue un par de brincos á la sombra del nocedal ó del castañar hojoso.

Acaeció que llegando á un lugar que llaman Almorox, al tiempo que cogian las uvas, un vendimiador le dió un racimo de ellas en limosna; y como suelen ir los cestos maltratados, y tambien porque la uva en aquel tiempo está muy madura, desgranábasele el racimo en la mano.

9 Así dijo el SEÑOR de los ejércitos: Del todo rebuscarán como a vid el resto de Israel; torna tu mano como vendimiador a los cestos.

9 Si vendimiadores vinieran contra ti, ¿no dejarán rebuscos?

Pues si entraran a ti vendimiadores, aun dejaran algún rebusco.

Los vendimiadores lo miraban de reojo, en un mal disimulado desprecio; las mujeres, más por los hombres que por ellas, lo evitaban.

Los vendimiadores insistieron evitarle.

Los vendimiadores mirar de reojo las mujeres evitar.

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