259 oraciones de ejemplo con apetitos

Cada ser humano la crea en y para , sumergiéndose en el abismo de su propia alma, con intuición sólo eficaz cuando el alma está ya purificada y educada, exenta de egoísmo, libre de pasiones, apetitos y concupiscencias vulgares y apta para entrar en el santuario íntimo de la conciencia suprema, donde todo es uno, el conocer, el que conoce y lo conocido.

Desde las autoridades hasta los mendigos, la fama de mis riquezas, la leyenda de las carretas cargadas de oro, inflamó todos los apetitos.

Y con tales ganas comenzaron a reír la tía y el sobrino, que casi vinieron a echar por las narices el consommé à la Régence, servido en magnífica vajilla de plata, con que los ilustres comensales comenzaron a apaciguar sus respectivos apetitos...

Pero este devorador ovíparo, de amplia reproducción, continuaba el peligro mundial, hasta que intervenía otro monstruo tan ávido en sus apetitos como pobre en sus procreaciones, cortando de golpe la fecundidad siempre renaciente del Océano.

Eran mujeres y niños en su mayor parte, todos sucios, negros, con el cabello enmarañado, el ardor de los apetitos bestiales en los ojos, el desaliento del animal débil en la mandíbula caída.

¡Lo que le importaban a aquella bestia negra que los mantenía sobre sus lomos de acero todas las miserias y picardías de que la hacían complice...! ¡Lo que podían interesar al Océano obscuro y replegado en su misterio, y a los alfilerazos de luz que brillaban a la vez en las alturas del cielo y en los repliegues del agua, aquellos apetitos y necesidades del hormiguero instalado en la cáscara flotante!...

Ya no vivían la vida del presente, con olvido del resto del mundo, como si la humanidad hubiera muerto, los continentes se hubiesen hundido y no quedasen sobre el planeta otras personas que este puñado de seres flotando sobre un arca de acero, sin tener que preocuparse de la comida, que encontraban siempre pronta, sin miedo a los compromisos sociales de un mundo lejano, con los apetitos en libertad y la conciencia soñolienta.

Desde la mañana de su derrota, había perdido todo prestigio, aquella superioridad que le daba fuerzas para imponerse y vencer, y convirtiose en una bestezuela humilde y castigada, en que saciaban todos sus apetitos, sus crueldades, su brutalidad, la ferocidad inconsciente que dormía en sus almas primitivas, todas aquellas cosas exacerbadas hasta el paroxismo por el hambre.

Ella, pues, ya por estar en la flor de su edad y en lo mejor de la juventud, ya por las sugestiones del demonio, se rindió, finalmente, á sus apetitos, viviendo peor que antes: porque es ordinario que sea más malo quien abandona la fe que quien jamás la ha profesado.

Mas en medio de este revuelto mar de apetitos y torpes deseos suelen flotar también, digámoslo en honor de los jóvenes jurisconsultos españoles, nobles y

Entonces todas sus más poéticas aspiraciones, todos sus afectos más puros y hasta sus naturales apetitos, nunca satisfechos, de goces materiales, de bienestar y de reposo, y todas sus esperanzas, se cumplen y se logran de un modo ilusorio, en el delirio que precede á la muerte.

Y si consideramos el arte por excelencia, el arte de la poesía, no hallaremos en todas sus manifestaciones más que esa lucha profunda, desesperada, trágica y cómica a la vez, entre los ciegos apetitos de nuestra naturaleza animal y las aspiraciones elevadas de nuestro ser espiritual.

Cristo nos ordena cifrar nuestro interés en otra cosa que en la satisfacción de los apetitos carnales, porque la carne no es la esencia de nuestra persona.

Transcurrieron algunos meses, y durante este tiempo los pérfidos servidores maduraron su proyecto infame; y mientras encontraban ocasión propicia de llevarlo á efecto, crecía en el mísero corazón del esclavo aquel volcán de impuros apetitos y de lascivos deseos.

Debía haberse unido á un hombre como todos; un ser simple lo mismo que ella, sin otros anhelos que los modestos apetitos de la vulgaridad.

Fué una tempestad de malos deseos, de cóleras, de apetitos sucios, de rabia.

) Y infinitos, que teneis los apetitos tan buenos como palabras, no comiérades cabritos si yo no criase cabras.

La rapidez con que actuó este Comité y la eficacia de las medidas que adoptó, no fueron suficientes para impedir que los elementos refractarios al orden, ávidos siempre de saciar sus malsanos apetitos, hicieran de las suyas, dedicándose, principalmente, al saqueo de la propiedad privada.

He aquí la síntesis: primero, un hombre ensimismado, malhumorado, misántropo; después, se le ve dedicarse con ahinco a los estudios militares, habla de gloria a todas horas, cambia de carácter rápidamente, se irrita con frecuencia, al mismo tiempo que siente retoñar en él los apetitos juveniles, y se lanza al mundo elegante de que antes huía bailando como un muchacho y adoptando el aspecto de un viejo verde.

Miraba suya á la moza, y un delicado sentimiento le contenía, prudente y humilde, en los umbrales de la felicidad, pues al trasluz de la palabra «siempre», sinónimo de vida perdurable, aquella mujer adorada con tan frenéticas prisas, con tan locos apetitos, le inspiró á Velasquín ahora un deseo mezclado de pavor y reverencia.

Su mujer de usted, bien lo conozco, pedirá amor y devoción: en ninguno de estos apetitos hay que ponerle tasa.

Hombre ó pueblo, quien dice despota, dice un amo cuyas pasiones se descadenan, y que no puede escapar á los bajos apetitos de los que lo rodean y lo engañan.

Era un viejo verde, que después de comer aparecía abotagado, pletórico; y sus ojos vidriosos, grandes, muy parecidos á los de los besugos, y tan miopes que los corregía con cristales de número muy alto, decían que allí no había más que apetitos, usurpando el lugar del alma.

Sus ojos tenían un cerco morado, y las pupilas atónitas un no qué de espiritual, de soñador, avidez de martirios y apetitos de inmortalidad.

Me entusiasmaba poco aquella idea; mejor dicho, no me entusiasmaba nada; quiero decirlo más claro, me repugnaba, porque bien podían mis apetitos y mi vanidad inducirme á conquistar lo prohibido; pero ser yo la prohibición... ¡jamás! XV Refiero cómo se me murió mi ahijado y las cosas que pasaron después.

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