46 oraciones de ejemplo con azora

La música seguía rugiendo la Marsellesa, y en la multitud, alguno de los ardorosos, trastornado por la ilusión y por el himno, creyendo que la cosa ya estaba en casa, gritaba a todo pulmón: «¡Viva la República!», lo que azoraba a los pobres municipales y les hacía mirar en derredor, buscando un hueco en el gentío por donde escapar.

Tras el telón, Butrón se azora de nuevo; Pulido murmura: «¡Lo dije!», y el tío Frasquito desiste de velarse el rostro con las manos por miedo de perder de nuevo el equilibrio...

El obispo es un señor simpático; es nervioso, impresionable, vivo; no sabe hablar; se azora cuando ha de decir en público cuatro palabras; pero tiene una excelente biblioteca de libros viejos y novísimos; lee mucho; entiende lo que lee, y escribe atinadamente y con cierta mesura de las cosas que opugna.

No se resigna á morir; siente una repugnancia insuperable hacia el tenebroso agujero del sepulcro; tiene un miedo cerval á la Intrusa y se azora, con temor de precita, ante la idea de borrarse en el mundo sin dejar de su paso un recuerdo, siquiera fugitivo; una estela como la nave en las aguas; un aroma como la flor en el ambiente...

Su alma me está expresando tantas cosas de ignominia y de martirio, que una súbita y terrible conexión de aquel ángel del vapor que todo lo entendía y que no se azoraba de mis besos, de esta alusión á las brutas ambiciones á su carne, de estas joyas y de esta madre que no lo es..., fuérzame á pensar en no qué precoz prostitución involuntaria de la cual la mártir, la mártir inocente, vendría de Europa huyendo con su máscara de niña.

Oye, oye, que nuestro halcon ha visto la garza, cómo se azora y se entona; veamos qué le dice.

Todo se le volvía cavilar cómo se acercaría al señor y le hablaría; y su corazón se azoraba al pensar en que la boda pudiera desvanecerse como un sueño.

PAGE.Si no se azora, sufrirá la burla.

Y si se azora, la sufrirá de todos modos.

Escogió pues por muger á Azora, doncella muy cuerda y de la mejor índole, en quien no notó mas defecto que alguna insustancialidad, y no poca inclinacion á creer que los mozos mas lindos eran siempre los mas cuerdos y virtuosos.

Un dia que volvia del paseo Azora toda inmutada, y haciendo descompuestos ademanes: ¿Qué tienes, querida?

¡Ay! le respondió Azora, lo mismo hicieras , si hubieses visto la escena que acabo yo de presenciar, Habia ido á consolár á Cosrúa, la viuda jóven que ha erigido, dos días ha, un mausoleo al difunto mancebo, marido suyo, cabe el arroyo que baña esta pradera, jurando á los Dioses, en su dolor, que no se apartaria de las inmediaciones de este sepulcro, miéntras el arroyo no mudara su corriente.

Ha, replico Azora, si supieras qual era su ocupacion quando entré á verla.¿Qual era, hermosa Azora?Dar otro cauce al arroyo.

Añadió luego Azora tantas invectivas, prorumpió en tan agrias acusaciones contra la viuda moza, que disgustó mucho á Zadig virtud tan jactanciosa.

Un amigo suyo, llamado Cador, era uno de los mozos que reputaba Azora por de mayor mérito y probidad que otros; Zadig le fió su secreto, afianzando, en quanto le fué posible, su fidelidad con quantiosas dádivas.

Despues de haber pasado Azora dos dias en una quinta de una amiga suya, se volvió á su casa al tercero.

Lloraba Azora

Hizo Azora el panegírico del difunto, confesando empero que adolecia de ciertos defectillos que en Cador no se hallaban.

¡Raro remedio! dixo Azora.

Vióse muy presto precisado á repudiar á Azora, que se habia tornado inaguantable, y procuró ser feliz estudiando la naturaleza.

La hermosa Semira no se podia consolar de haberse persuadido á que hubiese quedado Zadig tuerto, ni se hartaba Azora de llorar por haber querido cortarle las narices.

Elsa se azoraba discretamente cuando una crítica llegaba hasta ella, y sonreía para mostrar la poca importancia que concedía a esas cosas.

El durmiente Con la total oscuridad se azora, Abre los ojos y álzase impaciente.

se tendrá un igual cuidado en no mover los pies hasta que ó lo tome, ó se escupa fuera, porque de lo contrario el menor movimiento le azora, y se sale huyendo, frustrando la suerte que quizás hubiera hecho no habiéndose movido, ó lo que tambien suele suceder, meterse atolondrado por el terreno del diestro y llevarlo por delante.

Me cohibía, me azoraba.

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