24 oraciones de ejemplo con cantil

Ilustración] IV LA PLAYA DE LAS ÁNIMAS El monte Izarra forma una pequeña península: a un lado tiene el boquete de Lúzaro, al otro, una playa extendida algunos kilómetros entre la punta del Faro y los cantiles pizarrosos de la parte de Elguea.

El viento había aumentado; el Rafaelito volaba como una gaviota; la costa, despejada de brumas, formada por cantiles obscuros, se veía clara y distinta.

Desde su portalada se divisaba el mar y los cantiles y rocas de la costa.

Un islote, que se halla entre las puntas que forman la boca del puerto, la divide en dos canales profundos de 1 1/2 cable de ancho; el canal del E. está limitado por los cantiles del arrecife que la punta E. de la boca despide al SO.

cercada de arrecife que sale 1/2 milla para fuera con 8 á 10 metros de fondo arena en su cantil.

El ancho de la boca es de 2 cables con más de 66 metros de fondo, sondándose de 26 á 28 metros en medio del puerto, y poco menos atracados á los cantiles de la costa.

Ya menguaba su anchura como comprimida por los abruptos cantiles que se alzaban en una y otra margen alpestre, ya dilatándose el estrecho formaba ingente lago, en cuya faz, que apenas rizaba la brisa, se reflejaban la luz del cielo,

XL Las adversidades se estrellaban ya en el corazón de Benina, como las vagas olas en el robusto cantil.

Calaba mucho la galera, que era hermoso buque; se tomaron mal las enfilaciones del canal, y quedó varada en un cantil.

A la una..., a las dos... Mira bien, Chucho... ¡A las tres! Fresnedo, que había dejado caer la sábana al dar las voces y se había colocado sobre un pequeño cantil, lanzóse, en efecto, de cabeza al pozo con el placer que lo hacen los hombres llenos de vida.

A la una..., a las dos... Mira bien, Chucho... ¡A las tres! Fresnedo, que había dejado caer la sábana al dar las voces y se había colocado sobre un pequeño cantil, lanzóse, en efecto de cabeza al pozo con el placer que lo hacen los hombres llenos de vida.

Ilustración] IV LA PLAYA DE LAS ÁNIMAS El monte Izarra forma una pequeña península: a un lado tiene el boquete de Lúzaro, al otro, una playa extendida algunos kilómetros entre la punta del Faro y los cantiles pizarrosos de la parte de Elguea.

El viento había aumentado; el Rafaelito volaba como una gaviota; la costa, despejada de brumas, formada por cantiles obscuros, se veía clara y distinta.

Desde su portalada se divisaba el mar y los cantiles y rocas de la costa.

Atravesaban aquellos meses de medrosos descubrimientos, descritos á la de Alcántara por Carlos; aquellos días de sombras y revelaciones, en que ambos rapaces se miraban atónitos, presintiendo la tragedia, mientras gemía el robledal, obscuro y doliente, bajo los cierzos invernales y las olas verberaban iracundas en los cantiles.

La hora, el silencio, la soledad del paisaje, aterido y brumoso; los hervores y retumbos de aguas y espumas en los negros cantiles; la luz naciente de la aurora, que parecía enferma en un cielo cobarde: aquella grandiosa y lúgubre decoración del invierno puso en la frente y en el alma de Regina livores trágicos y escalofríos de angustia.

Saltó el Reina sobre las espumas, viró con gracia, y, escorando hasta mostrar la línea verde de su casco finísimo, acercóse á los cantiles donde poco antes abarcara Adolfo con ímpetus y codicias los misterios de la mujer y del mar.

Aquí el agua es calmosa, estática, profunda: surgen de ella negros cantiles, adustos y violentos; escarpados montes con la toca de nieve y la falda selvosa; islas y valles de original belleza; archipiélagos; istmos; penínsulas, que dilatan la vertiente occidental de los Andes en un fiordo gigantesco y magnífico, para cortar la punta del continente sudamericano.

Y después de cien millas de apacible navegación por el Estrecho, entre mansa ribera, cuando ya los montes se levantaban y el glaciar y el cantil aparecían, un largo anochecer decembrino nos llevó al refugio de una ensenada, donde era menester pasar la noche.

Doscientas leguas alcanza la línea de sus defensas desde los cantiles del mar hasta los montes que dominan la verde plana del Rhin.

Corre un alerta desde los cantiles del mar norteño, hasta los bosques montañeros que divisan el Rhin.

¡Quién sabe si desde la ingente cumbre del Coll de Ladrones o de la cresta divisoria del Sumport no aparecerán lagos cristalinos y serenos bordeados por altísimos cantiles de pintada roca, por cuyos escalones se despeñen irisadas cascadas! ¡Qué asuntos más cautivadores para un lápiz romántico!»...

Desaparecían las alegres banderas de los mástiles pintados; encerránbase, desarmadas, las casetas de lona; el mar, hinchado por los vientos del Noroeste, batía obstinadamente, un mes y otro mes, en los cantiles y en la mampostería del andén...

El otro lado, el opuesto, es un cantil cortado a pico.

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