1076 oraciones de ejemplo con cobarde

Parece ser que muy temprano don Víctor llamó a Frígilis y le obligó a buscar a Trabuco para ir juntos a desafiar al burlador; Frígilis no tuvo más remedio que obedecer, porque al saber Quintanar que el otro pensaba escapar, amenazó con seguirle al fin del mundo y llamarle cobarde en los periódicos, en la calle....

Y era como un consuelo, como respirar aire puro, sentir tierra bajo los pies, volver a la luz, el salir de este caos doloroso y volver a la evidencia de la vida, de la lógica, del orden y la consistencia del mundo; aunque fuera para volver a encontrar el recuerdo de un adulterio infame y de un marido burlado, herido por la bala de un miserable cobarde que huía de un muerto y no había huido del crimen.

Y si te dijera que es posible, aún te despojaría más del mérito y de la gloria, porque con la seguridad de alcanzar fin tan alto, ¿quién, a no ser muy cobarde no pone los medios?

Entonces yo abandoné al cobarde y me adelanté hacia la galería.

Paris desafía a Menelao, y luego se vuelve atrás; pero la misma hermosísima Helena le llama cobarde, y Paris, el príncipe bello que enamora a las mujeres, consiente en pelear, carro a carro, contra Menelao, con lanza, espada y escudo: vienen los heraldos, y echan suertes con dos piedras en un casco, para ver quién disparará primero su lanza.

, confesábase allá en el fondo de su corazón Que propio del cobarde es Llorar la ocasión perdida.

Mas de repente, cuando esta voz tomaba cuerpo y comenzaba a excitar en los ánimos el terror que infunde todo poder oculto y la indignación que inspira toda cobarde añazaga, levantóse otra voz contraria, que nadie supo nunca de dónde salía ni quién la atizaba, y que se extendió, sin embargo, por todas partes, con grandes visos de certeza, a la manera que esparce un pozo subterráneo por todos lados sus húmedas filtraciones...

Envidia de cobarde.

¿Tengo cara, por ventura, de cobarde?

De manera que, por más que el tancolo sea la señal entre bagobos de que es un valiente el que lo lleva, de ordinario es un traidor y cobarde, y en general solo prueba el tancolo que asesinos y criminales cuantos lo usan.

Ella dió otro, como si la despertasen de un sueño... Quedóse muy cobarde y dijo:Pasaba por aquí... y entré a mirar los niños.

IRENE (Llega despacio, con mucha timidez, vestida pobremente de negro y habla con la voz contenida y cobarde.

La deseada, la hembra del ensueño, venia á él, parecía abrirse con histérico bostezo, ansiosa de devorarle, sin darse cuenta tal vez de lo que hacía, empujada por la inconsciencia de su estado anormal; pero él se echaba atrás, con repentino miedo, indeciso y cobarde ante la acción, dolido de que la realidad de sus anhelos se presentara, no voluntariamente, sino á impulsos del desengaño y el abandono.

El campeón de la Compañía que se había distinguido siempre por su valor moral a toda prueba, no podía escapar como un cobarde al saber que su perdición estaba decretada en Roma.

No soy cobarde; pero al mirar desde la borda aquella agua espumosa y gris, al pensar que era indispensable lanzarse a ella, me daba el vértigo y se me encogía el corazón.

Pasaba los días leyendo los papeles que en copioso número circulaban por Madrid llenos de sátiras y de injurias contra él; desesperábase con ellos y meditaba venganzas horribles contra los autores, sensible á la censura cuando era tan insensible á su deber; cobarde para arrostrar las iras de la opinión, cuando era tan audaz para provocarlas, cosa muy vista en gobernantes.

El cobarde jorobeta, creyendo que le hablaba el efrit, tenía un miedo horrible, y no se atrevía á contestar.

En el cristianismo cree que vuelve á surgir el paganismo más hipócrita y cobarde.

Junto a la niña, el hombre y la mujer hablaban unos minutos, sin mirarse apenas: él ponía sus jornales casi enteros en el regazo, infantil, y trataba de expresar a la vecina su gratitud, sintiendo que se le empapaba el corazón de una ternura misteriosa; ella, hablando y sonriendo, un poco azorada y cobarde, servía a la enferma názulas y miel, pan tostado y agua pura del monte.

Era un necio, un zagalón menguado y cobarde.

De todos modos, al afirmar que «nunca» se verían, expresó veladamente su convicción de que él era un cobarde que jamás llegaría á perderse por ella.

Acechador involuntario y cobarde, no entendía yo bien las frases, pero alguna palabra era para cual son en los antiguos gráficos de ignorado idioma esas letras repetidas y ya descifradas, que permiten interpretar, por relación de lo conocido, lo que se desconoce.

Dexalde al cobarde, que no hayais miedo que mate moro.

El amante cobarde huyó, saltando por la ventana, Joaquina, abnegada y heroica, protegió su fuga, colocándose tras él, defendiéndole con su cuerpo.

Aisle la isoca, que la isoca es cobarde para cruzar al sol.

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