175 oraciones de ejemplo con efigiar

En dichas Memorias léese también que «cuando desapareció aquella cabeza, la Ciudad acordó que se hiciese una efigie de piedra, que representase la persona del rey don Pedro en traje e insignias reales y se pusiesen las armas de Castilla y León en un escudo a costa de la Ciudad y se colocase en un nicho el bulto del Rey, de medio cuerpo».

; tener una estatua a orillas del Mediterráneo, en una ciudad de Andalucía, de Valencia o de Italia, está bien; ¿pero qué voy a hacer yo si en premio de este libro me levantan una estatua en Lúzaro? ¿Estar recibiendo constantemente la lluvia en la espalda? No, no; soy muy reumático, y ni aun en efigie me gustaría estar asi a la intemperie.

note la tal efigie, p. 65, 4.

No pudiendo, pues, ganarlo en persona, ideó ganarlo en efigie, discurriendo para ello hacerse retratar por Bonnat y enviar la obra maestra de exposición en exposición, para que, apoderándose de ella el buril y la fotografía, no quedara rincón del mundo en que se ignorase que la condesa de Albornoz tenía los ojos, según la frase de Diógenes, pasados por agua.

] Efigie, imagen.

Con las reliquias trajeron los peregrinos la efigie del dicho San Teódulo, y todo lo llevaron al pueblo, donde hubo un júbilo inmenso y fiestas estrepitosas.

«No es porque sea sastre; pero, considerando que Dios me ha colocado en esta condición, estoy orgulloso de ello, porque las palabras «Macey, sastre», fueron inscriptas encima de nuestra puerta, antes de que la efigie de la reina Ana desapareciera de los chelines.

Todo lo hemos perdidome dijo; que has hecho cuanto tu buen deseo te sugirió y cuanto estuvo en tu mano; pero si bien las monedas son dobladas, la mayor tiene el mal de pertenecer a los Reyes conquistadores de este suelo, Fernando e Isabel, y para los usos que debieron servir no perdonan los genios que aquí mandan ni el nombre ni la efigie de entrambos héroes.

La efigie de Cristeta-Venus se transforma de repente en la Eva mosaica que perdió el Paraíso, y en torno de ella comienza el desfile de una procesión interminable.

Trazamos ahora aquí con brocha gorda la vera efigie de un curro del Manglar, en las afueras de la culta Habana, por aquella época memorable de nuestra historia.

Un vecino, declarándose competente en la materia, pidió permiso para echar su cuarto a espada, cogió el candil, y aunque también dio un fiasco absoluto, me permitió ver vagando por el cuarto de una venta, en las montañas andinas, la vera efigie de Don Quijote, cuando abandonaba el lecho a altas horas de la noche y paseaba su escueta figura, gesticulando a la lectura de las famosas hazañas de Galaor.

Colérico y sin poder guardar las formas que le imponía la buena educación, por ser él hombre más perteneciente a la Naturaleza que a la Sociedad, en la cual se hallaba como cosa prestada, se encaró con la efigie de madera, y le dijo del modo más brutal.

Le he visto dirigirse, sin vacilar, hacia su efigie, y permanecer ante ella en atenta contemplación, un tiempo que no me fué posible medir.

Por eso ha merecido que debajo de su efigie, repartida á todos los vientos por la fotografía, se lean sus famosas palabras sobre la esclavitud, las más bellas que nunca se hayan pronunciado en lengua castellana.

Y ante todo, es un tipo deforme y feo, no relativa sino absolutamente ¡la efigie divina se ha borrado de su máscara bestial!

Y cuando vino la noche, asistimos á una tertulia donde departian los blancos y los negros en grande concordia, y donde una dama romana parecia resumir nuestro dia y representar el estado de Italia, ostentando en su pecho un alfiler que tenía esculpida la efigie de Pío IX, y en las mangas sendos botones, el uno con la efigie de Víctor Manuel y el otro con la efigie de Garibaldi.

Y cuando vino la noche, asistimos á una tertulia donde departian los blancos y los negros en grande concordia, y donde una dama romana parecia resumir nuestro dia y representar el estado de Italia, ostentando en su pecho un alfiler que tenía esculpida la efigie de Pío IX, y en las mangas sendos botones, el uno con la efigie de Víctor Manuel y el otro con la efigie de Garibaldi.

Y cuando vino la noche, asistimos á una tertulia donde departian los blancos y los negros en grande concordia, y donde una dama romana parecia resumir nuestro dia y representar el estado de Italia, ostentando en su pecho un alfiler que tenía esculpida la efigie de Pío IX, y en las mangas sendos botones, el uno con la efigie de Víctor Manuel y el otro con la efigie de Garibaldi.

Irene me hacía guiños, gestos y mohines graciosísimos para burlarse de la comida, de su tía y de la menguada mesa, en la cual no aparecieron ni en efigie los pichones y la anguila anunciados.

Un sabio, un escritor, cualquier intelectual, en suma, va mejor servido con la reproducción y estudio de sus obras, y si de perpetuar su memoria en efigie se trata, con un busto es suficiente.

¿Es que es acaso nuestra, una vez que al público se la dimos? Sólo por nuestra la queremos y más encariñados vivimos de la moneda falsa que conserva nuestro cuño, que no de la pieza de oro puro de donde se ha borrado nuestra efigie y nuestra leyenda.

Y sobre el lecho, con fingido intento La efigie y armas del traidor coloca: En torno hay aras: con horrible acento La hechicera, en cabello, al Cielo toca; Y deidades allí tres veces ciento, Y al negro Caos y al Erebo invoca, Y, vírgen en tres fases conocida, En tres formas á Hécate apellida.

La sacra efigie inclinó la cabeza por última vez, una oleada de dolor estremeció á todo el mundo y el predicador desapareció.

Del asombro que produjo en la Corte el retrato de Fonseca, el primero que hizo el joven sevillano, como ensayo de su capacidad, da testimonio el hecho de que al verlo el Rey, sus hermanos los Infantes y los nobles, Velázquez fué agraciado con puesto y sueldo en Palacio y encargado de pintar sin dilación la efigie del Soberano.

Hizo que le enseñáran la efigie de la moneda, y les dijo: «Dad á César lo que es de César y á Dios lo que es de Dios».

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