216 oraciones de ejemplo con enternecido

Ramoncito, enternecido por el triunfo que acababa de obtener, quiso negársela; maldijo de las mujeres altas, y sobre todo de las rubias.

No os han enternecido ya los llantos Deste pueblo lloroso y afligido, Ni la sagrada voz de nuestros cantos? SEGUNDO.

Las confidencias de don Álvaro le habían enternecido, y su espíritu volaba en una atmósfera ideal; aquel airecillo romántico le hacía en las entrañas sabrosas cosquillas, más punzantes por la falta de uso.

El cual, agradecido, enternecido, se puso en pie

Al llegar a este punto, Arturito se puso tan enternecido que las lágrimas asomaron a sus ojos.

» El ave ha de volver al nido!musité yo enternecido.

La bautizó después en un arroyo con el nombre de Bienhallado, y allí la traía, enternecido, apretando el paso, para darle pronto buena leche de las cabras del convento.

Rompiólo Currita al cabo; aquella pichoncita suya monísima y preciosa la había enternecido... Pero todo aquello era muy serio, muy grave, y hacíase preciso pensarlo despacio, muy despacio, y no decidirlo así de repente, en un segundo... Por de pronto, dejaría a la niña en el colegio y detendría ella su viaje para hablar con el padre Cifuentes.

Lo que Agapo no se atrevía a decir, es que él era el protector de aquellos amores contrariados, el correo de gabinete entre los dos tórtolos; su buen corazón no había podido resistir al ruego de Quilito... y a la propina de dos pesos por carta, enternecido ante la desgracia que separaba a sus sobrinos más simpáticos y que más quería.

Luego, el ministro de Hacienda... ¡Si todos fueran como usted!decía don Raimundo guardando enternecido los billetes en el bolsillo interior de su levitón;se está poniendo la plaza de tal modo, que no sabe uno ya con quién trata.

Y enternecido por la alegría pueril del amanecer,

Una palabra de misericordia y de ruego había encontrado el camino de su corazón, enternecido su último suspiro y desarmado un poco su áspero y furioso rencor.

sino un abrazo, como si fuese un hombre, y salió del cuarto juntamente enternecido y pesaroso.

En otro lado de la plaza, el viejo magistrado sonreía enternecido al través de su barba blanca, admirando la valentía del muchacho y lo bien que le sentaba el traje de «luces».

Y el bueno del Papa, enternecido, decía para sus adentros: ¡Qué guapo mozo!... ¡Qué cariñoso está con mi mula! ¿Y saben ustedes lo que ocurrió al siguiente día?

Alguna vez él mismo sale de su error, y entonces, enternecido, paga con un beso mudo la intención de mi aquiescencia.

«¡Pobre chica! se dijo enternecido.

Viendo sus ojos posarse sobre los míos anhelantes, escuchando su dulce acento enternecido, cualquiera diría que estaba profundamente enamorada de .

Cuando las castañas se hayan enternecido mucho, se las desuella y se las invita á pasar por un colador de buenos antecedentes.

Cotoner, que vigilaba cerca del altar para que nada faltase á Monseñor, sentíase enternecido por la música, por el aspecto de aquella muchedumbre distinguida, por la gravedad teatral con que el prócer romano sabía ejecutar las ceremonias de su profesión.

Hablaba con ese tono autoritario y enternecido, que yo había escuchado tantas veces a las viejas abuelas mayorazgas.

Un chispazo de luz quiso alumbrar en el corazón del esposo la torva sima abierta debajo de aquellas frases; mas el rostro de la habladora tomó un cariz tan lastimero y doliente, que al punto Velasco, enternecido, se acercó á ella con piedad.

Este pastelero me ha enternecido.

Él la besaba enternecido; ella, vencida por su pasión y la triste solemnidad de aquella despedida, le besaba también.

Leido su memorial, y el Rey algo lastimado y enternecido de oir cosas tan inhumanas, suplicóle que se apiadase de aquestas gentes, y mandase poner el remedio necesario ántes que del todo se acabasen; el Rey dijo que le placia y mandaria entender con diligencia luégo en ello, y así, el padre fray Antonio se levantó, y, besadas al Rey las manos, se salió, habiendo aquel dia, á pesar del portero, bien negociado.

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