197 oraciones de ejemplo con escudriñado

Abría legajos, escudriñaba carpetas, y todo lo revolvía y desparramaba fuera de su sitio.

Impaciente, escudriñaba el mar.

Por mirar a hito el desfallecimiento del que tenía en su regazo tan soliviantado, escudriñaba, causándole asombro así la hermosura del porte como su fin.

Indagaba con febril examen las causas recónditas del agradar, y no pudiendo conseguir cosa de provecho en el terreno físico, escudriñaba el mundo moral para pedirle su remedio.

La conocía palmo a palmo, por dentro y por fuera, por el alma y por el cuerpo, había escudriñado los rincones de las conciencias y los rincones de las casas.

Ahora que la tenía a cuatro pasos, y le podía ver los brazos desnudos, y el talle apretado, y la pechuga, entre velas de esperma, todo al aire; ahora que podía apreciar sus facciones y sus gestos, y hasta algo oía de su voz, que parecía que aun hablando cantaba, ahora Emma, con el pensamiento, la desnudaba más todavía, y le medía el cuerpo, y le escudriñaba el alma;

Porque aquella turba miserable es el botín de la última batida en la frontera... Detrás de los cristales de la puerta del comedor, apareció una sombra: la señora Casilda escudriñaba en la obscuridad; pero estaba la chica tan arrebujada, tan perfectamente escondida dentro de su refajo y enroscada, por así decirlo, sobre el umbral, que era difícil distinguirla.

Por muestra de los escudriñado se acompañan algunos de los estudios especiales del señor Fernández Duro, y de las interpretaciones, difíciles con que el lápiz del Sr. Monleón ha reanimado el espíritu de artistas de otras edades, y para demostración de la escrupulosidad con que la Comisión ha procedido en la adquisición de datos y noticias pertinentes á su objeto, véanse aquí el interrogatorio completísimo que formuló el Excmo.

Había escudriñado toda la pieza, el dormitorio inmediato, que era el de Chichí, el cuarto de baño, hasta el guardarropa femenino de la familia, que conservaba, unos vestidos de la señorita Desnoyers.

Se deleitaba en ella; la escudriñaba, la recorría en todos sentidos, cuando, terminado el trabajo, y marchados los obreros, se quedaba solo entregado a mismo.

Tan equivocado había sido nuestro cálculo, que a los trescientos ochenta y siete pasos de la segunda exploración pasamos por el lugar que con tanta minuciosidad habíamos escudriñado momentos antes, y continuando nuestro camino, siempre adelante, nos paramos al llegar a los cuatrocientos cincuenta y seis pasos, sobre la cima de un alto campo muy similar al otro, aun cuando más agreste y todavía más inaccesible.

Ramiro apresuraba los instantes, escudriñaba en cada visita todos los recovecos, hacíase enseñar las otras estancias, palpaba disimuladamente los muros esperando descubrir algún secreto resorte.

El anciano escudriñaba todo el salón por ver si quedaba todavía alguna cosa olvidada, hasta que al distinguir los retratos meditó un instante y exclamó: Si su señoría quiere dar estas pinturas, le adelantaremos veinte ducados, y, después, si su señoría quiere habitar otro palacio se las ritornaremos por poco más.

Sandoval, á fuer de curioso, miraba, escudriñaba todo, probaba las pastas, examinaba los cuadros, leía la lista de los precios.

No solo leia las divinas Escrituras sino que con la mayor diligencia escudriñaba todas sus cláusulas i aun todas sus palabras, cotejando con los originales hebreo i griego la Vulgata latina impresa en su tiempo, i con varios MSS.

Si hubieras escudriñado toda la tierra,dijo mirando con sombríos ojos al ministro,no habrías hallado un lugar tan secreto, ni tan alto, ni tan bajo, donde hubieras podido librarte de ,como este cadalso en que ahora estás.

Dupín lo escudriñaba todo, sin exceptuar los cuerpos de las víctimas.

Impaciente, escudriñaba el mar.

Esta vez, por más que escudriñaba en el interior de aquel hombre, nada vi que no estuviera de acuerdo con sus palabras, y se quedaba corto al hacer relación de las miserias y humillaciones que había sufrido.

Paseando, Bertuco, en cuantas coyunturas se le presentaban, escudriñaba la fisonomía del amigo y maestro; ahora, con el rabillo del ojo; ahora, franca y descubiertamente, aprovechando que el Padre Sequeros caminaba abstraído.

Gabriel escudriñaba todas las habitaciones, tocaba con una especie de devoción y de pueril curiosidad los objetos que por allí andaban diseminados.

Borja a su lado escudriñaba el caserío, por si algún indicio les revelaba lo que querían saber.

Prometiólo el joven, y entró al salón de la casa, pero por más que escudriñaba por todas partes, no descubría a persona alguna, hasta que, en un rincón vió a una Sapita que saltaba.

A veces se detenía detrás de Alberto y escudriñaba ahincadamente el original inglés, con gesto de religiosa suspensión, pensando que así como en la mente de Dios hállase en cifra fatal el curso de los acontecimientos venideros, en aquellos signos arcanos del libro se guardaban en germen y a punto de brotar con vida los destinos de los personajes que tan a mal traer la traían.

Lo escudriñaba, examinándolo de arriba a abajo, y no se resolvía a decidir que fuese una persona tejida con la misma estofa burda del resto de los hombres.

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