79 oraciones de ejemplo con garrotes

Pero mucho mas tirano se mostró, viendo dentro del convento á D. José Isasa, que por huir de la persecucion, habia saltado por las tapias del corral, al que tambien hizo salir en medio del dia, exponiéndole con barbaridad á que fuese recibido entre los garrotes, lanzas y hondas de sus enemigos.

Escucha y mira; que esta que pasa es su recámara, y en lugar de acémilas van mercaderes y hombres de negocios que llaman, cargados de cajas de moneda de oro y plata, con reposteros bordados encima con las armas de la Fortuna, que son los cuatro vientos, y un harpón en una torre, moviéndose a todos cuatro, sogas y garrotes del mismo metal que llevan, y, con ir con tanto peso, van descansados, a su parecer.

El profundo silencio turbábanlo de vez en cuando los tercetos de ciegos que, agarrados del brazo y golpeando el suelo con sus garrotes para orientarse, iban por el arroyo sin miedo a ser atropellados, prorrumpiendo en lamentaciones poéticas que, en tono quejumbroso, relataban la pasión y muerte del Redentor.

Lo que primero atrajo mis miradas fue la extrañeza de sus bastones, que eran unos garrotes retorcidos y con gruesísimos nudos.

El populacho, no obstante, pasado su primer asombro, arremetió contra Miguel de Zuheros y Tiburcio, yendo algunos de los que acometían armados de garrotes y de puñales.

Por una columna abajo descendían en cuelga millares de salchichones, los unos vestidos con coraza de plata, los otros desnudos y tiesos como garrotes, en tal número, que con ellos se podría armar un ejército, si los ejércitos se batieran a cachiporrazos.

Era aquella una manifestación pacífica de la democracia, que con grandes clamores y largos garrotes y extrañas banderas enarboladas se dirigía a Palacio pidiendo la entrada en el ministerio de don Manuel Ruiz Zorrilla.

A ésta ya la curaré yo de su enfermedad... ¡Mira, tengo allí las medicinas! Y apuntaba a un rincón de la sala, donde estaban arrimados unos cuantos garrotes.

Mocitos del barrio, con fieltro nuevo y los bucles alisados sobre las orejas, blandían garrotes con belicoso fervor, como si alguien se propusiese faltarle al respeto a la hermosa señora y fuera preciso el auxilio de sus brazos.

Al pasar el coche por las inmediaciones de La Campana, vieron los toreros una gran masa de gente popular con los garrotes en alto, vociferando en actitud sediciosa.

Llamábanle ladrón; aludían a su madre con feas palabras, dudando de la legitimidad de su nacimiento; agitábanse en los tendidos de sol amenazantes garrotes; comenzaron a caer sobre la arena, con propósito de herirle, naranjas y botellas; pero él soportaba, como si fuese sordo y ciego, esta rociada de insultos y proyectiles, y seguía corriendo al toro, con la satisfacción del que cumple su deber y salva a un amigo.

Más de cien garrotes se levantaron al mismo tiempo para caer inmediatamente sobre otras tantas cabezas.

Chasquearon los garrotes.

Olvidóseme decir que los garrotes y las chapas de la frente y ojos de las seis acémilas eran de plata.

¡Quién hubiera imaginado entonces que el nuevo código que con tanto regocijo se acogía iba á ser causa de tan hondas perturbaciones para la nación! LXXIII LA FIESTA DEL QUEMADERO «Mas ¡ay! que ya se acaban las aspas y garrotes, y jansenistas, moros y hugonotes se burlan de mi celo y mi porfía...

Los había que empuñaban escandalosos garrotes ó barras de hierro forradas de piel, golpeando con estrépito los adoquines, como si quisieran anunciar el paso de la fiera; pero otros usaban bastoncillos endebles ó no se apoyaban en nada, pues bastante compañía llevaban sobre las caderas, con el cuchillo como un machete y la pistola del quince, más segura que el revólver.

Acostumbrados á manejar con maestría el acero, esgrimieron aquellos troncos, semejantes á dos aldeanos armados de garrotes, que se disputan con encarnizamiento el agua de una acequia ó los límites de un campo.

Hombres y mujeres corrían en rápido ciclón, abigarrada chusma bufona, de cuyo centro salían silbidos, ayes, befa y risa, entre la confusa masa de garrotes, piernas desnudas, narices, lentes, faldones, abanicos, sombreros.

Los demás iban armados de garrotes con pinchos.

Peleaban con piedras, dardos arrojadizos, su modo de lanzas y espadas, que son unos garrotes, en que tienen cuatro ó seis navajas agudísimas, y tales, que en estas refriegas refieren las Historias, que de un golpe de estas navajas llevó un Indio á cercen todo el cuello de un caballo.

Una noche que estaba yo en casa de Hortensia me esperó a la puerta falsa del jardín, en compañía de sus criados, armados todos de garrotes.

Llegaron los mozos que venían en su seguimiento, y la cumbre se coronó de gentes, éstos con piedras en las manos, aquéllos con garrotes, los de más allá con cuchillos.

Había en la plaza gente mal encarada, armados con garrotes y bastones.

En vista de la desigualdad de los garrotes (he dicho que el mío era una barra), convinimos en acometernos a puñetazo limpio, debiendo considerarse vencido quien primeramente fuera derribado.

En esto entró una que parecía mujer, muy galana y llena de coronas, cetros, hoces, abarcas, chapines, tiaras, caperuzas, mitras, monteras, brocados, pellejos, seda, oro, garrotes, diamantes, serones, perlas y guijarros.

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