50 oraciones de ejemplo con jugarretas

El comandante Pierrefonds vivía desorientado, dudando de sus sentidos, creyéndose algunas veces juguete de «la loca de la casa» que también llevaba en lo más alto de su cuerpo, como todos los seres humanos, pero que hasta entonces había vivido dormitando y ahora empezaba á atormentarle con sus jugarretas.

La vieja Tomasa y él se habían conocido de niños, peleándose en el claustro alto por la posesión de una estampita o haciendo jugarretas a los mendigos que acupaban la puerta del Mollete.

El aldeano que llega al pueblo ha oído contar mil lances, mil jugarretas hechas a los bobos que allí entran desprevenidos como incautos peces.

Y al mismo tiempo, ¡vaya con las jugarretas que me hace mi destino!

El mandarín gobernador, o padre de la ciudad, el poderoso Gu-Ly, consagraba todos sus ocios a hacerles jugarretas a los extranjeros.

Desde que Valeria recogió los niños de manos del Santo hasta que se hicieron hombres no le causaron más penas que los disgustillos que dan de la infancia y la primera época de la juventud: jugarretas, trastadas, bromas y travesuras.

Ese granujilla de Tistet hacíale unas jugarretas tan feas! ¡Eran tan crueles sus invenciones después de beber!...

Sin embargo, no tardó en llamar la atención de unos y de otros por su condición inquieta y ruidosa: en cuanto tomó confianza, y le bastaron pocos días, mostrose tan travieso, tan turbulento, que los maestros comenzaron a murmurar y a tenerle sobre ojo, y los alumnos a contar con él para todas las jugarretas.

Gloria, que se había puesto de un humor delicioso y hasta creo que engordó en pocos días, gozaba en hacer jugarretas a todo el mundo, pero muy particularmente a .

Los toleraba porque sabía que estaban apoyados por el obispo y el alto clero de la diócesis, pero se reía de ellos a todas horas de un modo grosero, irritante, y solía hacerles algunas jugarretas malignas, aguarles alguno de aquellos jolgorios místicos en que ponían más empeño.

Esta historia de las jugarretas famosas del Retamo, en que hubo noche que 130.000 pesos estaban sobre la carpeta, es la historia de toda la vida de Quiroga.

Una simple maniobra había derrotado al valiente Quiroga, y tantos horrores, tantas lágrimas derramadas para formar aquel ejército, habían terminado en dar a Facundo una temporada de jugarretas y algunos miles de prisioneros inútiles a Paz.

Le hace a una mil jugarretas.

No es necesario decir, ¡oh Emir de los Creyentes! que la joven se había puesto de acuerdo con su marido para burlarse del infeliz de mi hermano y hacerle las más sorprendentes jugarretas.

La sonrisa de Daniel había llegado á hacerse proverbial en toda Toledo, y su mansedumbre, á prueba de las jugarretas más pesadas y las burlas y rechiflas de sus vecinos, no conocía límites.

Farras, chupandinas, jugarretas y amplia libertad de acción en la holgazanería cuartelera, constituían el ideal de un sujeto de su clase y de sus hábitos.

De vez en cuando sentía arrebatos infantiles: deseos de ebrio, de alborotar y hacer jugarretas.

Y cuidado que a veces las jugarretas del bohemio pasaban de castaño obscuro.

Estas son calculaba yo jugarretas del arte.

Siempre interrumpían su coloquio, o intervenciones mías, o jugarretas y travesuras de Candidiña, o majaderías de Serafín, o faranduladas obsequiosas de don Román.

Sin embargo, las jugarretas menudearon.

Jugarretas de la imaginación; caprichos del recuerdo, que parece vengarse con estos mirajes engañosos cuando le mantienen alejado y menospreciado.

Cuando saltamos al buque, otro más ágil ha pasado antes que nosotros: el eterno compañero de viaje, duende testarudo que no admite engaños y nos sigue por más que intentemos desorientarle y librarnos de su presencia con astutas jugarretas.

Nosotros, para matar el tiempo, y menudeándole á las copas, armábamos jugarretas de truco y taba; después hicimos riñas de gallos, y hasta dimos bailongos en el patio, entre el palenque y la ramada.

Se vanagloriaban todos de las jugarretas que se hacían para engañarse.

50  oraciones de ejemplo con  jugarretas