92 oraciones de ejemplo con las cornetas

Todos los ruidos habían cesado en el campamento: las guitarras y castañuelas, así como las cajas y las cornetas, estaban mudas, porque el ejército dormía.

: «¡Cuánta letra muerta!» Entretanto pasaba por la calle un batallon, y el ruido de las cornetas penetró hasta la biblioteca del Congreso, «Esa es la verdadera ley;me dije entónces,esa voz gobierna á los pueblos con mas poder que la de sus pretendidos representantes....

Las cornetas de los regimientos formados en la carrera batían marcha; y mientras los soldados requerían su fusil para inclinarse al paso del Sacramento, la muchedumbre agitábase para ganar un palmo de terreno donde hincar las rodillas.

En el silencio profundo del claustro, al que no llegaban los ruidos de la calle, el compañero Luna creyó oír, lejano, muy lejano, el chillón sonido de las cornetas, y después un sordo redoble de tambores.

Eran las cornetas de la Academia Militar.

El buen señor desahogaba su cólera sonándose, sonándose fuerte y repetidamente, y aquel furioso trompeteo resonaba en la casa como las cornetas de un llamamiento militar.

Las cornetas de los bersaglieri alegraban al capitán como el anuncio de una entrada triunfal.

Las cornetas de la isla del Huevo respondían á continuación, con su alegre llamada á la olla humeante, y por la escalera del hotel ascendía el chinesco estrépito del gong anunciando que el almuerzo estaba servido.

De haber sido yo el Rey, la respuesta que recibí me hubiera parecido suficientemente animadora: ¿No crees, primo, haber contraído hoy bastantes responsabilidades para un solo día? El estampido de los cañones y el toque penetrante de las cornetas nos anunciaron que habíamos llegado al palacio.

Luego el ruido de las cornetas se alejó y yo seguí la marcha desde lejos, por las calles más sinuosas, guiándome por el eco de ellas más claro o más confuso según la anchura del espacio en que se desplegaba el sonido a través del aire, en completa quietud aquella noche.

¡Id a dar una serenata en Buenos Aires, bajo la luz eléctrica, en medio de un millar de transeúntes y en combinación con las cornetas de los tranvías! Uno de mis amigos de Bogotá, queriendo organizar una serenata para la noche siguiente, llamó a un director de orquesta especialista y le pidió su presupuesto.

Ella, cuya aurora se había levantado bajo el radiante sol de África, al toque de las cornetas y entre el brillo de los uniformes

Los pocos que dieron en perseguirlos retrocedieron á toda prisa al llegar á la cañada y oir las cornetas y atabales que allí tocaban furiosamente los veinte arqueros emboscados al efecto.

Brillaban los cascos y corazas de numerosos escuadrones y las voces que dieron y el toque de las cornetas y atabales indicaron también que habían descubierto el refugio de sus enemigos y que se preparaban para el ataque.

Recuerdo que hallándome en la plaza vi llegar, al son de las cornetas, una compañía de guardias civiles que se habían concentrado a la sazón en Oviedo.

De tiempo en tiempo, en medio de la tarde llena de tedio invernal, se alzaba el ardiente son de las cornetas, o el campaneo de unas monjas llamando a la novena.

Se oía el rumor de la lluvia en los cristales, y el toque lejano de las cornetas.

¡Ay, triste es confesarlo, pero para las almas doloridas ofrece la blanca luna menos consuelos que un albur! Con el canto del gallo tocaron diana las cornetas, y hube de guardar mi ganancia volviendo a sumirme en cavilaciones sentimentales.

UNA BROMA Una vez, algunos burlones, probablemente carlistas, soltaron de noche dos perros con una lata vacía de petróleo atada a la cola; al estrépito, las cornetas tocaron alarma, y se alborotó la ciudad y la guarnición.

IX LAS CORNETAS EN LA SELVA NEGRA La hora señalada para la salida de la diligencia de Basilea, que debía ser las siete de la mañana, se retrasó con motivo de estar todos los caballos embargados para conducir el tren del ejército aliado hasta las seis de la tarde.

» Este bello monstruo que gustaba de las viejas historias de guerra y de las sublimes mitologías, amaba sobre todo la harmonía musical, las cornetas, los parches del combate.

Acababan de dar las cuatro cuando oímos las cornetas de la caballería de los realistas, y, poco después, comenzaron a voltear las campanas del pueblo en señal de regocijo.

Salazar arengó á la tropa, pero como de costumbre, los clarines y las cornetas, y las cajas de guerra resonaron ahogando su voz.

Las cornetas dieron la señal, los soldados se subieron a caballo y formaron filas, y la multitud se refugió en los portales.

Y entonces fué cuando las cornetas cantaron, sacudiendo el azul infinito con la enérgica y reprimida palpitación de sus cobres.

92  oraciones de ejemplo con  las cornetas