464 oraciones de ejemplo con sus alas

Cada una de aquellas almas inocentes iba acompañada de un arcángel purísimo que le cubría con la sombra de sus alas.

Los insectos brillantes revoloteaban desplegando sus alas de gasa á nuestro alrededor.

Sus alas eran á modo de cartílagos erizados de púas.

Asomaron entre sus alas rígidas los cuatro tripulantes, que reían y saltaban con un regocijo semejante al de las colegialas en las horas de asueto....

] VII De repente, y al desembocar de un pequeño cañón que formaban dos colinas, el pueblecillo se apareció a nuestra vista, como una faja de rojas estrellas en medio de la obscuridad, y el viento de invierno pareció suavizarse para traernos en sus alas el vago aroma de los huertos, el rumor de las gentes y el simpático ladrido de los perros, ladrido que siempre escucha el caminante durante la noche con intensa alegría.

Sus alas son muy pequeñas.

Sus alas no eran bonitas ni brillantes.

Desplegó sus alas y voló a la ventana.

Pero, con gozo, vino a convencerse de que el ambulario mozo se había sumido de nuevo en la aventura de su vida errante, sin dejar en el camino otra huella que la que deja un ave en el espacio con sus alas, o en el mar una onda con sus espumas....

Allá arriba, en el libre monte, el agua centellea al sol y transparente, á pesar de la profundidad, deja ver las blancas piedras, la arena y las hierbas estremecidas de su lecho; murmura dulcemente entre las cañas; los peces surcan la corriente, rápidos, como flechas de plata, y los pájaros hacen temblar la superficie al choque de sus alas.

se contempla un cielo puro y trasparente, bajo cuya diáfana bóveda baten sus alas y cantan sus amores, la pintada garza, la veloz dulili y la amorosa tórtola, cuyos cantos son interrumpidos por el agorero chillido del mamoy y el estridente graznido del fanifi.

El milano de las regiones intertropicales bate sus alas por cima de los precipicios, siéndole difícil remontar el vuelo hasta contemplar la cabeza del coloso.

´ 013:034 «¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a quienes te son enviados! Que tanto quise reunir a tus hijos, como una gallina reúne sus polluelos bajo sus alas, ¡Y tu te negaste! 013:035 Observa, tu casa queda desolada.

No a punto fijo en qué categoría colocaba Yurrumendi a su gigante de los ojos encarnados; pero creo que no le consideraba a la altura de la Egan suguia, la gran serpiente alada del Izarra, con sus alas de buitre, su cara siniestra de vieja y su aliento infeccioso.

Mientras los demás chicos estudiaban la doctrina y el catón, él contemplaba los espectáculos de la Naturaleza, entraba en la cueva de Erroitza en donde hay salones inmensos llenos de grandes murciélagos que se cuelgan de las paredes por las uñas de sus alas membranosas, se bañaba en Ocin beltz, a pesar de que todo el pueblo consideraba este remanso peligrosísimo, cazaba y daba grandes viajatas.

¡Pobre «bella Elena»! Había pasado por la vida como pasan sobre los mares australes los grandes albatros, orgullosos de su blancura y de la fuerza de sus alas, abatiéndose con una voracidad implacable sobre las presas que descubren á través de las olas, creyendo que todo cuanto existe ha sido creado únicamente para que ellos lo devoren.

Cuando el frío y la tiniebla la impelían hacia la luz, sus alas moribundas chocaban con los vidrios guardadores del fuego.

En la contemplacion de esos misterios se han saboreado en todas épocas los hombres mas grandes: el genio que agitara sus alas sobre el Oriente, sobre la Grecia, sobre Roma, sobre las escuelas de los siglos medios, es el mismo que se cierne sobre la Europa moderna.

Luego, al morir la tarde, despertaba la vida; los insectos empezaban á zumbar, los pájaros sacudían sus alas, los cuadrúpedos estiraban sus patas, y en la sombra todos se agitaban para ofender ó para defenderse, para devorar ó ser devorados.

Pero en vano tosía ó cantaba entre dientes para atraer su atención, adoptando posturas interesantes; el viajero aéreo se resistía á reconocerla, batiendo con apresuramiento sus alas para alejarse lo más pronto posible.

Muchas veces el poeta aún está en la agonía y sus alas baten el polvo con los últimos temblores.

Atrajeron mi atención aquellos seres juguetones y enredadores: todos se reían con infantiles carcajadas, y entremezclándose volaban, rasgando nubes, esparciendo flores con el batir de sus alas de pollo, y dándose de coscorrones al chocar unas con otras las rubias cabecitas.

Miráronse los oyentes unos a, otros, y los monosílabos de aquiescencia y de admiración corrieron de boca en boca, demostrando la prontitud con que aquellas juveniles inteligencias desplegaban sus alas, aún entumecidas y vacilantes, para intentar describir los primeros círculos en el espacio del pensamiento.

* * * * * El 2 de febrero el vapor Bogotá recogió su ancla, lanzó su silbido matinal, semejante al grito del salvaje, y sacudiendo con sus alas de hierro las turbias ondas del Magdalena, se deslizó rápidamente por entre los verdes y tupidos pabellones de las selvas, dejando marcada su brillante estela en las flotantes espumas que iluminaba el sol de la mañana.

Sonaban á lo lejos, como una tela que se rasga, los escopetazos contra las bandas de golondrinas que volaban á un lado y á otro en contradanza caprichosa, silbando agudamente, como si rayasen con sus alas el cristal azul del cielo; zumbaban sobre las acequias las nubes de mosquitos casi invisibles, y en una alquería verde, bajo el añoso emparrado, agitábanse como una amalgama de colores faldas floreadas, pañuelos vistosos.

464  oraciones de ejemplo con  sus alas