¡Ah! ya es tarde.

Apaciguándose de pronto por virtud de otra idea que le acudió, dijo: Anda, ven a vestirme, que ya es tarde.

Ya es tarde para hablar de esas cosas... Pero ella le miró fijamente, al mismo tiempo que protestaba de su desaliento.

Ahora veo las cosas bajo una nueva luz; pero ¡ay! ya es tarde.

Hecha la cama y la noche venida, díjome: "Lázaro, ya es tarde y de aquí a la plaza hay gran trecho.

Ya es tarde ¡Pronto, pronto! ¡A pasear! Si ha de volver usted para desayunar... ¡a la calle! Así me despedía.

Ya es tarde, ya no hay que hacer allí.

Ya es tarde.

Y me despido hasta mañana, porque ya es tarde y me voy a dormir.

Ya es tarde, me dijo: es necesario decir a usted toda la verdad.

Ya es tarde y estoy de prisa, repuso ésta dejándose caer maquinalmente en la butaca de cuero delante del nicho en que se veneraba la imagen de la Dolorosa.

No habrá ocasión tan presto Cuando te llame a verme, Que presto la ha de haber, aunque ya es tarde.

Desembucha, que ya es tarde y hace frío, y no es justo que me hagas ayudarte tanto á ganar un doblón de á cuatro; y el tal doblón es de los buenos del emperador, que anduvieron escondidos por no tratar con herejes.

¡Y jamás podré hacer otra cosa! Ya es tarde para emprender un nuevo camino.

Ya es tarde y tengo que hacer un montón de cosas...

Ya es tarde y Antonio me estará esperando para cenar.

Aquella terrible frase ¡ya es tarde! hacia mucho tiempo que se presentaba ante sus ojos saliendo al encuentro de todos sus proyectos.

¿Y Mariquilla?... ¡Ah! estará en misa: yo pensaba ir también; pero ya es tarde... Alcanzaré la de once en San Prudencio... ¿Qué tienes?...

Sí; ya es tarde, os digo—replicó ella con la mayor amargura—.

¡Ah!—exclamó retorciéndose las manos desesperadamente—, ¡ya es tarde! ¡ya es tarde! Quedóse el abad como de hielo al escuchar aquella temible declaración que, ahogada hasta entonces y comprimida, reventaba al fin con inaudita violencia.

Revolvióse un poco la abuela, tembló la moza al borde del colchón, y Olalla dijo: —Duerme; ya es tarde.

Lo malo es, si hemos de creer á otros sabios, que ya es tarde para imitar á los pigmeos.

Pero ya es tarde para arrepentirse.

Retírese a dormir que ya es tarde y déjeme a solas.

¡Oh! ¡ya es tarde para tí, esclava! murmuró Betsabé; el muecin llama á la oracion, y muy pronto el tósigo penetrará en las venas de tu amado.