después de media hora de marcha, en una estrecha cañada que se extendía entre dos cerros formando declive.

Salimos, pero asì por lo pesado del camino, como por el mal estado de los caballos, llegamos á las 11 con mucho trabajo á la Laguna de los Camarones Grandes, que costeamos con el ùltimo rumbo por la orilla septentrional: todo el terreno del SO es bajo y anegadizo, y tambien cortamos algunas cañadas llenas de agua.

Se prosiguió la marcha, y al fin llegamos á la Guardia del Monte, pasando un poco antes una cañada profunda que recoge aguas da la parte del N del camino, que dirigiéndose al S, desagua en la Laguna del Monte.

Aquí nos informaron que la Laguna de Lobos desagua en la de Flores, por la cañada llamada el Carrizal, y que ademas tiene otra comunicacion con la Laguna de Navarro.

Según avanzaba hacia El Moral, las cualidades marineras de la brisa fueron sobrepujando a las terrestres: se hizo más intensa, llegando hasta soplar con violencia en algunos parajes, cuando las falúas pasaban frente a alguna cañada formada por las colinas o lomas que cerraban la cuenca de la ría.

Por un lado el peñascal bravío y árido; más allá la cañada cubierta de matorrales floridos; abajo el jardín con perfumes y pájaros; en la cumbre la corona de nubarrones que truenan y relampaguean.

Por el norte aumenta sus aguas del mismo modo una pequeña cañada, que al fin de catorce á veinte cuadras de curso, desagua en ella.

Por la tarde siguió la marcha, y paró en una cañada muy hermosa, á las 5 leguas de distancia, la cual por no tener nombre se le puso de Vertiz.

Hay allí una cañada muy honda, cuya pendiente es muy rápida; penetra por un lado en la oscuridad del bosque y continúa por la otra parte entre los campos cultivados y la hermosa pradera.

Se alza á más de 8.000 piés en una inmensa cañada, formando su cono desde la base hasta los límites de su altura, suaves é iguales ondulaciones por todos sus lados, lo que hace que á cierta distancia se asemeje á una gigantesca tienda de campaña.

Hacia la mitad de la cuesta, desde un punto donde la pendiente se hincha en agrio declive, alzándose sobre las cañadas laterales, tenebrosas y quietas, pudimos admirar en la planicie la fantástica simetría de las luces de la ciudad, brillando en el fondo del valle cual las bujías innumerables que en el cuento oriental mostraba la muerte como prontas a extinguirse, al espíritu atribulado del agonizante.

El sol molestaba todavía bastante, por lo cual, después de bajar al pueblo, eligieron el camino sombrío que conducía a la montaña por una cañada paralela a la del Molino.

Desde el Charco de los Hurones hasta la jurisdicción de Algar hay una legua de cañada muy pedregosa, dominada por dos grandes montesla Atalaya y el Granado, con dos angosturasla del Moro y la de la Penitencia.

despues sigue Golconda y lo que llaman Iron Point, que está situado en una cañada profundísima, lo mismo que la Palizada y Cartin, donde se hace el consumo de madera.

XI Pasada la cumbre, no tardó en descubrir en la cañada próxima a un corpulento moro vestido de blanco, el cual araba patriarcalmente la negruzca tierra con auxilio de una hermosa 20 yunta de bueyes.

A los 21 minutos de nuestra marcha, que es el último rumbo de que se vá hablando, esto es, el último de la tabla, se cortó el rio Salado sin conocerle, porque no es mas que una simple cañada.

Al cabo, mal de su grado, se vieron necesitados á replegarse, y volviendo la espalda, huyeron por la estrecha cañada sombreada de avellanos.

La cañada suave, el bosque de castaños, la espesura de pinos, las tierras de labor segadas, todo tostado y realzado con oros rojos por la mano artística del otoño, y á lo lejos el trozo de ría como fragmento de rota luna de espejo, entraban una vez más por su retina en el alma, y la adormecían con sorbos de beleño calmante.

A esta cañada, abierta entre un talud muy pendiente y un castañar vetusto, llamaban, aunque no con mucha propiedad, el desfiladero de Trevejo.

Los Manantiales de Piñeiro están en una cañada tendida de N á S, hasta incorporarse con el arroyo Salado.

A las 4 y media leguas de la salida se pasó una cañada muy ancha, que vierte en una laguna poco mas abajo.

En las cañadas cercanas no había ganado al regalo de la yerba.

Desde el meridiano de dicha cañada, á distancia de una y media legua al S, se elevan unas pequeñas lomas que se dirigen hàcia el E, hasta unirse con los Altos de Troncoso.

En la expresada cañada hay muchas lagunas entretenidas por dichos manantiales de buena agua, aunque no muy abundante, pero que nunca se secan como es de inferirse; porque cuando no se hallaba agua en la pampa, acampó en el relacionado parage una columna, ó expedicion de mil hombres, los cuales, con ocho mil caballos tuvieron la suficiente para sí y los animales, los dias que permanecieron.

Por todas partes se inclinan las cañadas, ya de gracioso, ya de severo aspecto, hacia el valle principal.