Hasta el formalito Zalamero se descompuso en aquella ruidosa ocasión, dando pitidos y chillando como un salvaje, con lo cual se ganó dos bofetadas de un guardia veterano, sin más consecuencias.

¿Qué padre le daría hoy un par de bofetadas a un hijo de veinte años por haberse puesto las botas nuevas en día de trabajo?

Siga limpiando, trabaje, dé bofetadas a los muebles, fregotee hasta que le escuezan los dedos; mecánica, mucha mecánica, y mientras tanto, piense bien en esto, y mañana o pasado mañana...

Le dolía con el escozor moral de las bofetadas que deshonran.

Más quiero llevar dos bofetadas de mi Cosme que el desprecio de un señorito, ¡alza! —Así me gusta; ¡aprended, aprended, chiquillas!—dijo Pablito.

Azotes, penitencias de rodillas, días a pan y agua, estirones de orejas y bofetadas.

Y esta devoción de mi hijo y sus allegados me compensa de todas mis vilezas: hasta de las numerosas bofetadas que llevo recibidas por mis atrevimientos...

Pecado hizo burla de su hermana con tanto descaro, que esta hubo de ponerle a raya con dos bofetadas muy bien dadas que, o mucho nos engañamos, se oyeron desde la sala.

¡La desconfianza, ley esencial de su vida, le impide soltar prendas, aunque se trate de saber si es de día ó de noche!En cuanto á su pudor, no hay palabras para encarecerlo: raya en absoluto; se espanta como la liebre, ó se defiende á bofetadas y á coces.....

Si tres tuviera para recibir de tu mano tres bofetadas, por tercera vez te pediría lo mismo.

Se bebía, se reía, hablaban todos a la vez, no oyendo sino sus propias palabras; se cambiaban declaraciones de amor, abrazos y, a veces, bofetadas.

Mientras caminaba a paso largo hacia la calle de Argote de Molina, discurrí que acometerle de improviso a bofetadas era indigno.

En resumen: la disputa subió tanto, que llegó en forma de bofetadas a las mejillas de los contendientes.

Luego, según eso, no son comedias las que cada día nos representan Cisneros, Velázquez, Alcaraz, Ríos, Santander, Pinedo, y otros famosos en el arte histriónica; porque todas, ó las más, llevan pesadumbres, revoluciones, agravios, desagravios, bofetadas, desmentimientos, desafíos, cuchilladas y muertes; que aunque las haya en el contexto de la fábula, como no concluyan con ellas, son tenidas por comedias.

Me ha tirado del pelo, me ha dado de bofetadas y me ha pellizcado los brazos.

EL VIZCONDE.¡Está bien! Los vecinos persistían en su molesta actitud; en esto, mi Zipette, agotada ya su paciencia, se pone a hablar en voz alta y a gritar que había en el vasto universo personas sin educación, las cuales acabarían por recibir unas cuantas bofetadas de las personas distinguidas de la reunión.

De allí salían aquellos bandidos que cuando nos apartábamos un poco del recinto de la villa para echar al aire nuestras sierpes (cometas) acudían feroces como si la tierra o por mejor decir el infierno los vomitasen y nos cortaban los hilos y se apoderaban de nuestras sierpes y además nos hartaban de bofetadas.

En cuanto surgía en el patio un motín o una huelga, podía darse por seguro que en el centro se hallaba Perico el Bueno; si había bofetadas, era Perico quien las daba; si se escuchaban gritos y blasfemias, nadie más que él los profería.

Á altas horas de la noche llegaba á su barraca para acostarse, ceñudo y jurando entre dientes, dispuesto á contestar con bofetadas la menor protesta de Rosario.

De modo que ese caballerete tiene el atrevimiento de querer venir a mi propia casa para robarme mi hija... ¡Canalla! Quisiera ser más joven para imponerle un correctivo, y aun así no sé si podré contenerme y dejaré de darle de bofetadas.

Temió dar de bofetadas a aquel canalla que tenía su reputación en sus manos, y lanzando una mirada de feroz odio sobre el jesuíta, salió de la habitación ciego de ira y tambaleándose como un borracho.

Por las tres furias infernales, si no fuera por no ensuciar mis manos en tan ruin cosa, más bofetadas te diera que pelos tienes.

Tras esta familia simpática fueron displicentes los libros de Derecho, rotos y sucios, con los pliegos revueltos, liándose á bofetadas unos con otros.

Tras esta familia simpática fueron displicentes los libros de Derecho, rotos y sucios, con los pliegos revueltos, liándose á bofetadas unos con otros.

E por esto aquel Redentor é verdadero Físico nuestro tan bien nos dió doctrina saludable á los cuerpos como á las ánimas quando nos mandó perdonar á nuestros abofeteadores, segun yo perdono á vos por la presente las bofetadas que me dais: allá os lo aved con Dios, que reservó para sí la jurisdiccion de la vindicta.