50 oraciones de ejemplo con esclusa

En los sitios en que es mayor la profundidad, cada piedra sirve de dique para contener la corriente, cada estrecho entre dos guijarros es una esclusa por la que el agua se precipita y el caudal del arroyo queda dividido en infinidad de pequeños triángulos esféricos, multitud infinita de ondulaciones que es á la vez red luminosa que hace vibrar y centellear las bruñidas piedras del fondo.

¿No sabes?exclamó abriendo por fin la esclusa de sus noticias.

Pero es necesario que bajemos aquí; de otro modo la corriente nos arrastraría por encima de la esclusa.

Trotaron los caballos, se alejó en salvo el coche, y a su espalda, ya lejos, arreció el rumor formidable del motín, semejante al ruido de una presa cuando rota la esclusa se precipita el agua en oleadas de espuma sucia y turbulenta.

En saliendo de la cabeza del puente para coger el estrecho rastrillo de la estacada, había que orillar el foso por corto trecho, pasar por encima de la esclusa de la Zanja, parte de cuyas aguas se vertía en aquél, formando un charco de regulares dimensiones.

No estaba aún maduro para el amor; prefería al salón de baile el ruido y movimiento del juego de bolos, a la amistad de Rosa o de Margarita la de su hermano, taciturno junto al parapeto de la esclusa.

El silencio reina en el molino; sólo a lo lejos, en la esclusa abierta, las aguas en movimiento cantan su monótona melodía.

Vas a sentir vértigo, Gertrudisdice Juan echando una mirada inquieta a la esclusa, por la que las aguas pasan con rapidez espantosa, sobre el fondo de tablones inclinados, para precipitarse en seguida espumosas en la corriente.

Gertrudis deja oír una alegre exclamación y marca el ritmo dando con el pie en los montantes de la esclusa.

¡Vigila la esclusa del molino, David!grita hacia la casa con voz de trueno.

Entonces abrió la esclusa de sus lágrimas; agotó el arsenal de su ternura y fue durante tres cuartos de hora la más desgraciada y la más enamorada de las mujeres.

Entre la fábrica de aserrar y la primera hoguera, en la compuerta de la esclusa, se hallaba sentado el zapatero Jerónimo de San Quirino, un hombre de cincuenta a sesenta años, de cara larga y curtida, ojos hundidos, nariz gruesa, orejas cubiertas con un gorro de piel de nutria y barba rubia y puntiaguda que le llegaba hasta la cintura.

Con la misma felicidad ganaron á Grave, valerosamente mantenida de los españoles, y la fortísima plaza de la Esclusa, que sólo el hambre pudiera reducir á semejante extremo por imprevisión de su Gobernador, que no supo abastecerla; y si no ganaron á Bolduch fué porque acudió á socorrerla dos veces el Archiduque en persona.

Halló que se habían malogrado durante su ausencia dos sorpresas que se dieron á las plazas de Bredevord y la Esclusa, ambas muy fuertes, y que sin duda se ganaran á obrar los nuestros con más previsión y presteza.

Aguó en parte la alegría el mal suceso de la Esclusa; envió Spínola al conde de Horn á sorprender aquella plaza y no pudo lograrlo: antes se retiró herido y con pérdida de cuatrocientos hombres.

El Franconia va á subir la escalinata del lado del Atlántico, ó sea las esclusas de Gatún.

Cuando el nuestro se introduce en la primera esclusa penetra en la otra gemela un vapor más pequeño con rumbo á Nueva Zelandia.

Estas esclusas tienen más de 300 metros de longitud, 33 de ancho y 21 de profundidad, dimensiones que permiten ampliamente el paso de los navíos más enormes construídos hasta el presente.

Después de las tres esclusas de Gatún, el Franconia entra en el lago de este nombre.

Nuestra nave descenderá allí un tramo, ó sea las esclusas de Pedro Miguel, bajando al lago de Miraflores, que está todavía á 16 metros sobre el mar.

Al final de este lago las esclusas de Miraflores lo harán descender al nivel del Pacífico, y navegando 13 kilómetros en una vía sin obstáculos, pasará por la moderna ciudad de Balboa, donde los norteamericanos tienen establecidos los centros más importantes del canal, y por la antigua ciudad de Panamá, cortando al fin con su proa las aguas del más grande de los Océanos, después de una travesía que sólo dura unas ocho horas.

Pronto se reanudarán las obras para dar más anchura á las esclusas y los pasos angostos, y en vez de dos filas de buques se deslizarán al mismo tiempo cuatro, doblándose el movimiento de la avenida interoceánica.

En las primeras horas de la tarde se detiene el Franconia en las esclusas de Pedro Miguel.

Me dicen que en las esclusas van á recibirme una comisión enviada por el gobierno de Panamá y un grupo numeroso de españoles.

Así me llevan por las pasarelas de las esclusas hasta los automóviles embanderados.

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