48 oraciones de ejemplo con geranios

Sobre la cama caían cortinas de flores encarnadas, semejantes a las que habían abrigado mis primeros sueños de niña; en el borde de la ventana había geranios y artanitas que yo siempre cultivaba; adornaban las paredes algunos cuadros sobre los cuales mis miradas descansaban en otros tiempos al despertarme, y en los estantes encontré los libros en que había aprendido las primeras nociones del amor.

Sènto, por consejo del maestro, se tendió entre dos macizos de geranios a la sombra de la barraca.

Era blanca la casa, blancas las persianas, blanca la verja, blanca la tienda de campaña de blanco pabellón ya levantada en la playa, blanca la lancha amarrada a la orilla; blancos los rosales que florecían en los cuadros, los geranios que adornaban la entrada y los claveles que perfumaban el jardín.

, al dirigir la vista al cestillo, vio unos geranios de color rojo extremadamente vivo y exclamó: ¡Oh qué geranios tan hermosos!...

, al dirigir la vista al cestillo, vio unos geranios de color rojo extremadamente vivo y exclamó: ¡Oh qué geranios tan hermosos!...

En torno de las rosas colocó en vez del relleno verde de almoraduj y malva otro de alelíes blancos y morados y en seguida una faja de geranios de todos colores, combinándolos graciosamente.

Soñaba la lámpara su rosada lumbre tibia sobré el mantel de nieve, y los geranios rojos y las pintadas manzanas coloreaban de una áspera alegría aquel sencillo idilio de caras inocentes.

Aquí todo el año hay rosas, geranios, anémonas, jazmines y las mil y mil flores que brotan bajo el cielo de las zonas templadas, sin sentirse calor sofocante ni un frío que moleste.

Al entrar en el puente, parece éste un campo interminable de rojos geranios.

Algunas casas, como los hombres, tienen fisonomía propia, y aquélla la tenía; su fachada era algo así como el rostro de un viejo alegre y remozado; los balcones, con sus cortinillas blancas y sus macetas de geranios rojos y capuchinas verdes, debajo del alero torcido y prominente, parecían ojos vivarachos sombreados por el ala de un chambergo.

Sólo unos geranios y unos ajos puestos por la criada crecían, a pesar de la sequedad, admirablemente.

Sólo unos geranios y unos ajos puestos por la criada crecían, á pesar de la sequedad, admirablemente.

Variada muchedumbre de arbustos, entre cuya frescura descuellan camelias como árboles, recortados mirtos, tamarindos, rosales y un pueblo inmenso de pensamientos, geranios, imperiales y otra gente menuda, se ve por los huecos de la verja de hierro, allí donde no lo impiden las oficiosas enredaderas, tan cuidadosas siempre de que el transeunte no se entere de lo que pasa en el jardín.

Variada muchedumbre de arbustos, entre cuya frescura descuellan camelias como árboles, recortados mirtos, tamarindos, rosales y un pueblo inmenso de pensamientos, geranios, imperiales y otra gente menuda, se ve por los huecos de la verja de hierro, allí donde no lo impiden las oficiosas enredaderas, tan cuidadosas siempre de que el transeunte no se entere de lo que pasa en el jardín.

Se acercó el Estudiante á una puerta pequeña y verde, abrió el picaporte, pasó él y tras él Aviraneta; recorrieron un pasillo enlosado y un patio con tiestos de geranios y claveles y llamaron en otra puerta, de la que salió una mujer flaca, atezada y sonriente.

Manchas de flores rojas y amarillas entre los repliegues del terreno, y gencianas y geranios.

Por fin pudimos desasirnos de todos ellos y trepar alegremente por los agrios senderos, entre áloes y nopales del Oriente, admirando aquellas casas parecidas á los aljibes árabes y que nos recordaban nuestras casas de Elche, con sus escaleras de madera en lo exterior, sombreadas de parras para subir al terrado cubierto de macetas, en las cuales florecen olorosos geranios.

En el linde del bosque había columbinas rojo pálido, tan modestas que a toda costa querían esconderse del sol, y geranios silvestres, y las mil flores blancas del fresal silvestre...

Ella, la de los geranios, la que te regó el sombrero, el sombrero, y no la cabeza, con el agua de sus tiestos, ella te trajo acá, a la casona; pero quien te ganó fuí yo.

Siguieron por una calle ancha, de caserones blancos, con su balcón central lleno de geranios, y su reja afiligranada, con una cruz de Calatrava en lo alto.

El ama, su madre y la criada cosían cerca del pozo; la niña hacía encaje de bolillos con hilos y unos alfileres clavados sobre una almohada; al anochecer regaban los tiestos de claveles, de geranios y de albahacas.

La salita en la cual fué introducido el joven, tenía tapizadas las paredes de color amarillo; en las ventanas, con cortinas de muselina, había tiestos de geranios; el sol poniente arrojaba sobre aquello viva claridad.

En la ventana, tiestos con unos geranios raquíticos.

Chipiteguy, con su tendencia a la contemplación, vió que el pequeño aparador del comedor, con sus papelitos calados, estaba vacío, y notó que los geranios que se veían en la ventana nacían en unos pucheros rotos, rodeados con unas telas de color.

Soñaba la lámpara su rosada lumbre tibia sobre el mantel de nieve, y los geranios rojos y las pintadas manzanas coloreaban de una áspera alegría aquel sencillo idilio de caras inocentes.

48  oraciones de ejemplo con  geranios