31 oraciones de ejemplo con musita

Y al sentirse empujada al descanso y a la dulzura, Carmen subía su sacrificada voluntad a la excelsitud del propósito encendido en su alma, y sus labios, plegados en muda queja, musitaban:Quiero ser santa..., quiero serlo.

El confesor, después de despachar á varias penitentas, sacó la cabeza por delante del sagrado cajón, lanzando una rápida mirada á la fila de señoras, mientras musitaba algunas oraciones.

Y ahora, con aquella meditación de crepúsculo, junto a su madre silenciosa y recogida también en sus recuerdos, se puso a musitar el primer verso del poema: "Pourquoi pleures-tu petite Christine?

Sin hacer mayor memoria de pecados, respondió brevemente a cada pregunta que oía musitar al sacerdote.

Quitose el sombrero, e inclinando la cabeza, musitó una plegaria.

El, buscándola, musitaba como ebrio: ¡; lo juro! ¡Lo juro! Otras veces, en las horas de saciedad, la sarracena se erguía sobre las almohadas, y, con los labios temblorosos, declamaba algún pasaje evangélico del Alcorán.

El Canónigo musitaba, gemía, suspiraba, con el rostro cubierto.

El negrazo musita apretando los labios elefancíacos: ¡Pendejos! Y se va, dejando como un rastro en la cubierta del navío las huellas húmedas de sus pies descalzos.

Él anima las reuniones carnavalescas o nupciales; él plañe en torno al féretro de los difuntos monótonas alabanzas, y junto al cadáver de los párvulos musita las letanías de los ángeles,pues allí donde no llega la acción sacramental de la iglesia, no sólo realiza su misión profana de la alegría báquica, sino las ceremonias de un verdadero culto religioso....

La pobre mujer, mientras recogía el rescoldo, no dejaba de enviarme bendiciones con un musitar de rezo: ¡El Señor quiera concederle la mayor suerte y salud en el mundo, y que cuando llegue al Palacio tenga una grande alegría!... ¡Quiera Dios que se encuentre sana a la señora y con las colores de una rosa!...

Ya enunciaba a plena voz proposiciones sobre el patriotismo, la gloria nacional y los derechos del pueblo; ya musitaba algunos planes atrevidos en receloso y taimado murmullo, tan cautelosamente que ni siquiera su propia conciencia llegara a apoderarse del secreto; o expresábase de nuevo con acento mesurado y docta entonación de orador, como si oídos reales escucharan los bien redondeados períodos de su arenga.

Con el piadoso instinto de las madres, Marcela había colocado, distraidamente, al niño forastero junto al suyo, y el pobre chiquitín se adormecía al dulce calor de la caridad, mientras la moza, ya bien espabilada, sentía el dardo de una sospecha en el corazón y musitaba con acerbo propósito: ¡Que le críe la bribona que le echó al mundo!

Quedábase María escuchando con ansiedad los graves secretos del paisaje pensativo, y la aspirada fragancia del jardín la hacía estremecer; con el rostro oculto en sus cabellos y en sus lágrimas, musitaba entonces una súplica loca, sin que el pobre corazón implorante supiera por cuáles caminos había de llegar al cielo su amarga voz...

Era menester llamarla para lograr que el niño tomase las medicinas y el alimento; la sentaban al borde de la cama, y la voz cariciosa de la nena, con música de llanto y de piedad, musitaba la petición: Toma esto, Tristanito; tómalo para sanar pronto y que juguemos juntos.

El señor, sin duda para consolarlas, musita misteriosamente: ¿Y saben ustedes que está en las butacas la Maricielos?

Ricardo musitó pensativo: Ya te lo dije; soy así... como me hicieron... Fuensanta le interrumpió vehemente: Te equivocas: tu idiosincrasia carece de realidad durable; en tu carácter voltario, únicamente lo adjetivo ó accidental tiene substantividad.

Dentro de su espíritu, perdido en ese enorme silencio que sigue á las grandes catástrofes, una voz herida musitaba: «No quieras, no busques, porque todo es igual á todo, y lo pasado, como lo futuro, son aspectos del mismo Desengaño...» Y la conciencia desolada comprendía que aquella voz cobarde tenía razón.

La voz que antes tronó acusadora en la borrascosa conciencia del estudiante, ahora musitaba lagotera y suave: «Alicia, tu Alicia, sería feliz con las esmeraldas de ese collar.

Y mientras tanto, Mariflor, apretándose lagotera contra la abuelita, musitaba:

El viejo, entregándosela, musitó: Mejor te daba una para ti, paloma.

Fiel á este criterio, el bujero musitaba evasivas.

Dentro de la atribulada conciencia de doña Fabiana, una voz musitó.

¿Escolástica?...musitó ella.

Toma su trago y derramando antes algunas gotas al suelo, con los ojos entornados hacia arriba, musita ciertas palabras ininteligibles y enigmáticas.

58 Estas [son] las familias de los levitas: la familia de los libnitas, la familia de los hebronitas, la familia de los mahlitas, la familia de los musitas, la familia de los coreítas.

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