787 oraciones de ejemplo con navegación

Este no cuenta para navegar con la firmeza de la sepia, edificada sobre un hueso interno; tampoco tiene como el argonauta, un exterior resistente, una concha que preserve los órganos más vulnerables, careciendo asimismo de la especie de vela que secunda la navegación y dispensa de remar.

Su navegación.

Parece increíble que baste una hora y media de navegación, el espacio que un hombre atraviesa a nado, para operar una transformación tan completa.

El hecho es que alegra el ánimo decaído por la monotonía de la navegación.

Su navegación.

Es necesario explicar ligeramente lo que es la navegación del río Magdalena, para darse cuenta de las precauciones que es indispensable para emprenderla.

Uno de ellos, caballero colombiano, perfectamente culto y cortés, como todos los que he encontrado en mi camino, me preguntó, inquieto, si yo tenía noticia de lo que era la navegación del Magdalena, y como, en caso afirmativo, había cometido la chambonada de embarcarme en el Antioquía.

Sus ríos caudalosos, de origen desconocido y de navegación peligrosa, se exploran en todos sentidos: su suelo fecundo repone con prontitud los males de sus guerrillas pasajeras, y su comercio proporcional a su población, aumenta con rapidez y sin interrupción.

Entonces, en la mayoría de los buques se deducía la situación más por conjeturas que por cálculos; los instrumentos de navegación empleados por la generalidad de los marinos tenían errores de grados enteros.

No contaba Lope más que con barcas apenas útiles para la navegación fluvial; pero él no reconocía obstáculos y se internó en el Océano.

Esta navegación del Pacífico, entre Valparaíso y Panamá, es de una serenidad ideal.

Es otro encanto de esta navegación de recreo, el contraste del horizonte hacia uno y otro bordo de la ruta.

Ello sucede aquí todos los días; y en un primer viaje, cuando no se está espoleado por el deseo de llegar, este contraste de las mañanas en tierra y de las noches á bordo que duplica la travesía, produce agradables paréntesis en la navegación.

La navegación se torna ya cruelmente monótona; se vuelve apenas la cabeza para ver pasar las islas Chincha: tres gruesas rocas cubiertas de guano, á cuyo alrededor pululan los pelícanos y cuervos marinos, como para demostrar el origen animal, largo tiempo discutido, de ese abono, hoy casi agotado y substituído.

Eran tres fieras y no tres hombres; Jarava murió afortunadamente durante la navegación.

Fray Ignacio fué socorrido por sus compañeros que le tendieron un remo antes de que se hundiera, y pasado este incidente continuaron su navegación hasta que dieron en una verdadera isleta donde pasaron la noche.

La cronología, la navegación, la arquitectura náutica, están dotadas de tantos nombres árabes, que nadie borrará este sello indeleble de su influencia en los siglos venideros.

«La fachada, de madera de encina, había sido esculpida por los más hábiles artistas y representaba escenas de navegación, combates entre ingleses y normandos.

La denominación genérica de sierra que encuentro en el Diario de la primera navegación, en vez de la palabra picacho, que se aplica más comúnmente á un cono enhiesto, parece designar la parte montañosa de la isla, y no especialmente el Pilón de Azúcar, la Pirámide ó el lapis adamantinus de Cadamosto.

El Diario de la navegación de Juan Ponce de León, emprendida en 1512 para descubrir la famosa fuente que rejuvenecía de la isla Bimini y que ocasionó el descubrimiento de la Florida (el país de Cautio, según le llamaban los indígenas), confirma además, del modo más convincente, lo que nos enseñan los mapamundi de La Cosa y de Rivero.

Las cartas de Colón, escritas á D. Luis Santángel, al tesorero Sánchez y, en momentos más críticos, á la reina Isabel y á la nodriza del infante D. Juan, nos dan más cabal idea del célebre marino que los fríos extractos de sus Diarios de navegación, que su hijo D. Fernando y Las Casas nos han conservado.

No cabe duda de que Estrabón, al hablar de la posibilidad de la navegación desde la Iberia á la India, atribuye esta opinión al segundo libro de la geografía de Eratósthenes (Estrabón, lib.

El rápido desarrollo de la navegación de Myos Hormos en las orillas del mar Rojo, hacia las costas de la India, desde la conquista de Egipto por los romanos (Estrabón, II, pág. 179 Alm.

» En 1522, Pigafetta, en su memorable Tratado de Navegación, enseña cómo se debe corregir la medición de alturas por la declinación; lo que obliga á decir confusamente á Sarmiento en 1579 que, «estando en las cartas marinas diseñadas las costas con arreglo á malas brújulas (por agujas de marear que tienen trocados los aceros quasi una cuarta del punto de la flor de lys), no se podían tomar dichas cartas por buenas.

Desagradó tanto á los guayreños la respuesta, que aprisionaron á Riquelme, y emprendieron la navegación.

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