Repare usted que no tiene almenas, sino un parapeto o prolongación de la pared, a mayor altura que el tejado, cuyas aguas salen al exterior por gárgolas de piedra.

Dicho lo cual, se dirigió a la alacena que estaba cerca de la ventana y en la misma pared, y la abrió con una de las llaves encadenadas en un llavero que sacó, pujando mucho, de un bolsillo interior de su chaleco.

Sacado éste al fin, después de quitado el estorbo de los cuatro listones, y vencida la dificultad, no pequeña, de correr los pasadores oxidados, apareció un bulto negro en las entrañas de la pared.

Te advierto también que el Cura es el único hombre, fuera de nosotros dos, que sabe lo que se guarda en esta pared.

De un momento a otro iba a enfadarse, y si él se enfadaba de veras, ¡pum! de la primera patada iban la Loca y sus cachorros a estrellarse en la pared de enfrente.

La pared Siempre que los nietos del tío Rabosa se encontraban con los hijos de la viuda de Casporra en las sendas de la huerta o en las calles de Campanar, todo el vecindario comentaba el suceso.

Tal fue su deseo de aislarse y no verse, que les pareció baja la pared que separaba sus corrales.

Aquello no podía resistirse; era como vivir en familia, y la viuda de Casporra hizo que sus hijos levantaran la pared una vara.

Los vecinos se apresuraron a manifestar su desprecio con piedra y argamasa, y añadieron algunos palmos más a la pared.

Y así, en esta muda y repetida manifestación de odio, la pared fue subiendo y subiendo.

que hacer un trabajo más urgente: derribar la pared maldita.

Un rayo de sol, turbio de corpúsculos, entraba tras una madera entreabierta, iluminando, sobre la pared del fondo, una gran tapicería que atrajo la mirada de Beatriz.

Sin embargo, los antiguos retratos de los Aguila han sido suspendidos nuevamente de la pared.

Ramiro desenvainó la espada, y tomándola de la hoja por encima de la capa, adelantose, prestamente, rozando la pared más obscura.

Colgado de la pared, admirable incensario de plata velaba el ambiente con nebuloso sahumerio.

Arrimose a la pared de una casa, descansÛ algunos instantes, y repuesto un tanto, empezÛ a cantar la romanza de tenor del primer acto de La Favorita.

Veíanse arrimados a la pared varios enseres de labranza.

Cuando empezó la ópera dejó de charlar y se puso a atender tan decididamente, que a mí me hizo sonreír el verla con la cabecita apoyada en la pared y los ojos estáticos.

Cuando empezó la ópera dejó de charlar y se puso a atender tan decididamente, que a mí me hizo sonreir el verla con la cabecita apoyada en la pared y los ojos extáticos.

Cuando su cuerpo no podía tenerse derecho, arrimaba la banqueta á la pared y apoyaba la fatigada espalda, echando la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos y cruzando las manos.

ante aquel rudimentario servicio, aplaza el lavatorio y pide ayuda para abrir el baúl; pero Olalla no necesita más que de sus recios brazos para darle vueltas y dejarle desligado y útil, con la tapa cómodamente sostenida en la pared.

Aunque pone el pie con alguna medrosa inseguridad en el corredor oscuro, camina sonriente, como jugando «a la gallina ciega», palpando la pared con una mano y asiéndose con la otra al vestido de su prima.

Una pared de madera y una puertecilla, resquebrajadas, transfloran dorado resplandor, dividiendo en dos mitades el local: allí, al otro lado de la medianería, donde irradia la luz, suena el arrullo.

A esta ermita se subía por una escalera pendiente, cuya pared de roca estaba llena de ex votos.

¡Verbo!... esto es un presidio... Si supiera quién fué el re-indecentísimo que me hizo esta cochinada, ahora mismo, ahora mismo le hacía una tortilla contra la pared.