301 oraciones de ejemplo con pirineo

Los chicos la tarareaban en la calle, y las fregonas la piafaban en la fuente; vinieron maestros de allende el Pirineo que la enseñaban en veinte lecciones, y las tomaban con avidez la jóvenes distinguidas y los hombres elegantes.

Estos aldeanos y viejos hidalgos de Vasconia y de Navarra, esta semiaristocracia campesina de las dos vertientes del Pirineo, creía en aquel Borbón, vulgar extranjero y extranjerizado, y estaban dispuestos a morir para satisfacer las ambiciones de un aventurero tan grotesco.

Así pago, así paga un cafre de allende el Pirineo, el insulto cobarde de un novelista mal educado y aturdido.

Tres cafres de allende el Pirineo caminan mudos y sienten dolor en su alma, al cumplir el deber cristiano que tienen de pronunciar esta justa censura.

«¡Ni esto es país, ni esto es capital, ni aquí hay civilización!... ¡Qué ganas tengo de pasar el Pirineo!».

Pero si dejó de ver en el Pirineo francés a su amigo tan estimado, en el corazón de la Suiza se halló con otro que no valía menos, según la fama, si se pesaban ambos en oro.

Pero los hijos del Yemen han sombreado con el velo del Islam la parte mejor de la tierra, desde el Thibet hasta el Pirineo, y á impulso de la cimitarra de los fieles espiran el dragon imperial en los páramos de Sem, la escuela de Cristo en los verjeles de Japhet.

Este nefando tráfico no era nuevo entre los pérfidos judíos; en el primer tercio del siglo IX los israelitas de Francia, codiciosos como todos los de su raza, alentados por los escesivos privilegios de que gozaban, lo habian introducido en España vendiendo en la corte de Al-hakem I muchos párvulos robados allende el Pirineo, despues de ejecutar en ellos todo género de maldades y torpezas.

Desde los primeros años del siglo XVI empezaron ya a iniciarse de un modo evidente aquellas vigorosas y deslumbradoras influencias que iban a interpretar en los valles del Pirineo el favor y ascendiente alcanzado en la corte del emperador Carlos V y sostenidos en la de su hijo D. Felipe por muy ilustres varones alaveses, guipuzcoanos y vizcaínos.

Si en vez de poner en el trono de Francia á una hija suya, hubiera intentado, prevaliéndose de las luchas civiles, el desmembrar el territorio y extender lejos del Pirineo nuestra frontera, con harto ahorro de dinero y de fatiga, lo habría conseguido.

Dueños de toda la redondez de la Península asomaban el brazo amenazador por encima del Pirineo, y desde la ciudadela de Perpiñán mantenían en respeto las llanuras de Francia.

[imagen] [imagen] [imagen] V CYRANO EN ESPAÑA He aquí que Cyrano de Bergerac traspasa de un salto el Pirineo.

Estos eran los jefes del gobierno moderado; pero, impopulares en Madrid, y temerosos de los nacionales, buscaron el concurso de un hombre llamado Quesada, aborrecedor de la milicia nacional y que a nada temía; hombre asaz estúpido, pero gran guerrero, que en cierta época de su vida mandó una legión llamada Ejército de la Fe, cuyas hazañas en ambas vertientes del Pirineo son harto conocidas para que necesite recordarlas.

Por otra parte, la política natural de las grandes nacionalidades tenía que separar a los vascos de un lado y otro del Pirineo, cortando poco a poco las fibras sentimentales comunes.

Mientras Sarasa y Barrena levantaban el Baztán, Espinosa, marchando al Este, provocaría el alzamiento de los valles más liberales de las Aezcoas y del Roncal, que se darían luego la mano con los valles del Pirineo aragonés en donde operaría el general Plasencia.

Valcarlos, en vasco Luzaide, se encuentra en un valle estrecho al descender el Pirineo a la llanura de Francia.

Cíñela al mediodía y del lado opuesto, Huerba, acanalado y pobre, que más abajo rinde a aquél sus aguas y casi enfrente adonde, desde el Pirineo, viene también a fenecer el Gállego.

Diremos algo acerca de los ferrocarriles españoles, pues la manía de Inglaterra ha traspuesto el Pirineo, aun cuando sea más de palabra que de hecho.

En la fotografía no aparece el Pirineo nevado, que hacia el Norte cierra el horizonte.

La segunda presenta el río Aragón, bordeado de huertas; allá en el fondo asoma un pico del Pirineo, el Coll de Ladrones, desgraciadamente muy achicado por el objetivo fotográfico, que tiene, según es sabido, el defecto de empequeñecer notablemente los últimos planos.

Nacido en los valles del Pirineo por la fusión de neveras y la afluencia de fríos veneros, crece caudaloso por el valle de Jaca y desagua generosamente en el Ebro.

Mi aspiración suprema era remontar el río sagrado, descubrir sus fuentes e ibones y escalar las cimas del Pirineo, tentación perenne a mi codicia de panoramas nuevos y de horizontes infinitos.

Muchos de estos viajeros fueron expatriados para el bien público, pues pudieron averiguar que, allende el mar y allende el Pirineo, muchas cosas estaban bastante mejor arregladas que en su país.

Vencieron las asperezas del hipócrita Pirineo, desmentidor de su nombre á tanta nieve, donde muy temprano el invierno tiende sus blancas sábanas y se acuesta.

España quedó entonces aislada por el Pirineo y el Océano.

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