Cuando espera ganar tratando, su palabra es melosa y su fisonomía elástica; pero cuando no se promete nada del que se le acerca, su mirada se apaga, su frente se contrae revelando un orgullo brutal y egoista, y vuelve á su silencio, que parece encubrir la antipatía instintiva de una raza respecto de todas las europeas.

Su palabra es su única belleza, y no se contentan con ser bellos.

, al reunirse en el comedor, doña Cristina miró á su hija con insistencia, pero sus palabras fueron breves.

Y como sus palabras eran acogidas con un gesto de maliciosa duda, prefirió callarse.

Sus palabras fueron escuchadas en medio de un glacial silencio y en seguida volviéronse todas las miradas hacia Simón Princetot, que se preparaba ya a replicar.

Su palabra es engañadora, diabólica su sonrisa, y su mirada... ¡ah! su mirada es tan satánica y penetrante 20 que hace asomar á la mejilla el color de la vergüenza.

Sus palabras eran sabias, sensatas; tan sabias, tan sensatas, que no podía ser sino el lenguaje de una persona que ya no ama.

Así, quien refiere acontecimientos en cuya verdad ó apariencia tiene grande interes, es testigo sospechoso; prestarle crédito sobre su palabra fuera proceder muy de lijero.

En pudiendo hablar de sí mismo su palabra es inextinguible.

Con gran sorpresa del barón, sus palabras fueron acogidas con unánime carcajada.

Su palabra es vehemente, vibrante, sincera.

La frialdad con que acogía sus palabras era lo que aumentaba su indignación.

los desdenes de Luigi con una resignación sin límites; una mirada benévola de él la hacía sonreír, y la menor de sus palabras era para ella como una orden imperiosa.

Todas sus palabras fueron de oro, según la expresión de don Juan Amarillo.

Todas sus palabras fueron de oro, según la expresión de don Juan Amarillo.

En otra ocasión dice que «su palabra es como el evangelio».

Gorki es lengua de pueblo, y se hace oir con el aliento de todo un vasto pueblo; y como es hondamente humano, su palabra es comprendida por toda la pensativa humanidad.

Las cuatro misteriosas ciudades, que tenian en sus manos la trama de la civilizacion europea, Jerusalen, Roma, Aténas, Alejandría, hablaron, y sus palabras fueron recogidas, y elevadas al cielo por el divino Verbo.

Es más, lo esperamos ansiosos, y privarnos de oir su palabra sería defraudar las esperanzas de todos los que allí hemos de reunirnos.

Sus palabras fueron breves y revelaban cándido orgullo.

Sus palabras fueron las que los lectores de La Nación verán en seguida.

Cañamèl volvió á hablar, y sus palabras fueron acompañadas por la música, cada vez más próxima.

41 Así que los que recibieron su palabra fueron bautizados: y fueron añadidas [á la Iglesia] aquel dia como tres mil personas.

Su lengua era sin duda de azúcar, porque sus palabras eran de néctar.

Mariano Rosas hablaba unas veces en general, otras en particular; su palabra es fácil, calculada é insinuante; generalmente sus discursos eran templados, pero á veces se exaltaba levantando la voz, fijando su mirada en el indio á quien le contestaba, y accionando con los brazos, contra costumbre.