23 oraciones de ejemplo con tienda de moda

Para una mujer en viaje, su verdadero pasaporte es una factura pagada ó no pagada de una tienda de modas.

La elegante y hermosa malagueña (las mujeres son allí muy lindas en gran número) se pasea visitando los ricos almacenes y las tiendas de modas y curiosidades, sacudiendo con una gracia inimitable el abanico de ébano, de nácar ó de sándalo con graciosos adornos y ricos paisajes; y seduce por la gracia de su andar, desembarazado pero digno.

Las bellas vetustenses, como dice el gacetillero de El Lábaro, no saben salir de las tiendas de modas.

Estaba en París, y María Teresa volvía de una excursión a las tiendas de modas.

¡Adorable Teri! ¡Siempre mujer! Ella, a la que concedía Fernando más talento que a muchas hembras literarias, compraba sus libros en las tiendas de modas entre una pieza de encajes y una docena de guantes.

El batir de los tamborcitos, el estrépito de las trompetillas de hoja de lata, la música nasal de los acordeones y los organillos se mezclaban en concierto de carnaval, y en medio de todo, la muchedumbre iba y venía empujándose, tropezándose, con la cara vuelta hácia las tiendas de modo que los choques eran frecuentes y no poco cómicos.

Isidro, desoyendo sus protestas, pensaba regalarle cierto vestido expuesto en un maniquí a la puerta de una tienda de modas.

Había adquirido Feli su traje en una tienda de modas de la calle de Toledo.

Las tiendas de modas del imperio germánico, en su deseo de aislar á Francia creándola el vacío, pretenden ignorar que existe un París, al que las mujeres de todo el mundo piden el último tipo de elegancia.

Pero al caminar por una de las más principales vi a tres señoras cerca del escaparate de una tienda de modas, y en seguida advertí que una de ellas era Cristina y las otras dos doña Amparo y doña Clara.

Se llamaba Flora, vivía en la calle del Pez y solía acudir a una tienda de modas de la calle del Barquillo, casa de trato disimulada.

Fueron Calatrava, Vidal y Manuel en coche a la tienda de modas, y les hicieron subir a un saloncillo regularmente amueblado.

Se llamaba Flora, vivía en la calle del Pez y solía acudir á una tienda de modas de la calle del Barquillo, casa de trato disimulada.

Fueron Calatrava, Vidal y Manuel en coche á la tienda de modas, y les hicieron subir á un saloncillo regularmente amueblado.

Entre una joyería y una tienda de modas, invadiendo la banqueta, esperan marchante las frutas, el apio, los botes de conserva, el jabon y los zapatos.

Como por ensalmo, Alicia y Candelas mostráronse devoradas por ese prurito adquisitivo que atormenta á las mujeres ante el mostrador de las tiendas de modas.

Luego enviudé, y con los ahorros míos y del difunto, que en paz descanse, dejando la casa de la señora Marquesa, he puesto tienda de modas.

La calle, angosta en su principio, con tiendas de modas, almacenes de ropa, sombrererías, zapaterías, etc.

Las calles en que el comercio es más activo, son: Vine, Derace y Thirol; allí se ostentan tiendas de modas, cajones de ropa, joyerías, sombrererías, almacenes de ropa hecha, etc.

Las calles de la parte Sur de la ciudad, que yo creia con escaso movimiento, me iban aturdiendo, con ménos lujo, con ménos joyerías y aparadores ricos, con la presencia de las groceries, zapatos en sartas, carne de tocino, jabon y semillas, lado á lado de las tiendas de modas, restaurants y salones de todas clases.

Al pronto, impresión pesimista: Francia era una gran tienda de modas, Alemania un vasto cuartel, Inglaterra un país de egoístas brutales y de hipócritas noños.

Al mirar herméticamente cerradas aquellas puertas, en alguna de las cuales se apoyaba algún sereno ó vigilante soñoliento, nadie hubiera adivinado que pertenecían á un café concurrido, á un comercio lujoso ó á una tienda de modas.

Pero los escaparates de las tiendas de modas, adornos, bisutería, están hablando por su parte de la condición exhibitoria y fastuosa que llena el alma de los argentinos, así como de los seudoargentinos.

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