algunos minutos, durante los cuales ambos jovenes se dieron toda clase de muestras de amistad y cariño, Alonso tomó la palabra, y con acento conmovido aún por la escena que acabamos de referir, exclamó, dirigiendose á su amigo: Lope, yo se que amas á doña Inés; ignoro si tanto como yo, pero la amas.

El joven tomó la copa, y poniéndose de pie y alzándola en alto, dijo encarándose con la estatua del guerrero arrodillado junto á doña Elvira: ¡Brindo por el emperador, y brindo por la fortuna de sus armas, merced á las cuales hemos podido venir hasta el fondo de Castilla á cortejarle su mujer, en su misma tumba, á un vencedor de Ceriñola! [Footnote 1: el emperador.

Al fin llego el esperado momento, el momento solemne en que el sacerdote, despues de inclinarse y murmurar algunas palabras santas, tomó la Hostia en sus manos....

Tomó la gran redondela de cristal que estaba sobre la mesa, y al colocarla en uno de sus ojos fué tal su emoción, que faltó muy poco para que el disco duro y transparente cayese como un proyectil, matando á varios doctores del cortejo.

Tomó la planta y corrió a ver a Marianita.

El viejo realista salió sin saludar á su amigo y tomó la dirección de su casa.

Trató de evitar el encuentro, y tomó la otra acera; pero ellos pasaron también, y uno le detuvo.

El viejo tomó la pluma y con vacilante mano trazó esta carta, que recibió el realista pocos días después.

Ramón cerró á obscuras su manuscrito; comprendió que lo mejor que podía hacer era imitar á sus amigos; bajó de la mesa, tomó la capa, se envolvió en ella, y tendióse de largo sobre el bendito suelo.

Pero viendo las dos que la filípica no hacía efecto ninguno en Coletilla (y esto era lo que asombraba á Lázaro), tomó la palabra Salomé sola para decir: ¿Y no sabe usted que este ... joven es de los más mal educados que he visto?

Clara, al ver que se reunía tanta gente, y que algunos mozos la miraban con atención impertinente, avivó el paso; tomó la calle arriba para huir de aquellas miradas.

Lázaro tuvo que intervenir, y mientras levantaba del suelo á Paz, recogió la nerviosa todas las monedas que su rival dejó caer en el combate; se envolvió en un manto con presteza convulsa, y apretándose el bolsillo, salió corriendo de la sala, tomó la escalera, descendió por ella y huyó.

Al mismo tiempo tomó la cabeza de Ramoncito con ambas manos y se la sacudió cariñosamente.

A paso vivo tomó la del Siete de Julio, entró en la plaza Mayor y luego en la de Atocha.

Y le tomó la mano y se la apretó suavemente, y le condujo luego sin soltarle al través de los corredores, hasta un gabinete que debía ser el despacho del mismo joven.

Atravesó un magnífico vestíbulo iluminado por dos grandes lámparas con bombas esmeriladas sostenidas por sendas estatuas de bronce, siguió por el corredor y tomó la escalera que conducía al principal sin tropezarse con nadie.

Tomó la mano de su ex querida y la besó con la misma devoción y ternura que una reliquia.

Tomó la imagen y la aseó; y a escondidas, con sobresaltos y recelos, le hizo una túnica piadosa con el traje blanco de triste membranza.

Tomó la joya en sus manos, y al acercarla a la luz, para mejor mostrármela, exhaló una exclamación de espanto.

¿Qué parte tomó la Argentina en este movimiento? 22.

» 026:027 Tomó la copa, dio gracias y se las dio diciendo, «Todos ustedes beban de ella, 026:028 pues esta es mi sangre de la nueva alianza, la cual es derramada para muchos para el perdón de los pecados.

» 002:012 Él se levantó, e inmediatamente tomó la camilla, y salió en frente de todos; todos estaban asombrados, y daban gloria a Dios, diciendo, «¡Nunca vimos algo como esto!» 002:013 Jesús salió de nuevo a la orilla del lago.

» 014:023 Tomó la copa, y después de dar gracias, se las entregó.

» 022:020 De la misma forma, tomó la copa después de la cena, diciendo, «Esta copa es la nueva alianza en mi sangre, que será derramada por ustedes.

Así es que tomó la moneda, enseñó la lengua al de las gafas ... y, á ser tan buen negociante como raquero, hubiera podido comprender, á la sola consideración del contrato que acababa de hacer, que, sabiendo comprar, hasta la estopa, bien exprimida, arroja productos de oro.