Aquí está el personajedijo la señora con desdén.¡Parece mentira que se hable tanto de un hombre de tan poco valer!

Resulta que le gustan mucho los paseos marítimos, y que quiere darlos en mi balandro... ¡Buena ocasión para lucirle en lo que vale!... la única, si bien se mira.

Soy un desengañado... ¿Sacrificarse por este pueblo? ¡Para lo que vale!...

¡Nada le valió! Al primer gorjeo, rápido, enérgico, sin vacilación, como el memorista que hace un cálculo ante la concurrencia absorta, el ventero, de un golpe, lo aplastó contra la pared.

¡Eso no vale! ¡Eso es huir!solía decirle entonces el muy taimado.

¡Valer! este diamante vale, sin el aro, que es muy rico y que está muy bien esmaltado y cincelado, tres mil y quinientos doblones.

¡De otra mujer y por un hombre; celos por quien nada es y de quien nada es ni nada vale!...

¡De otra mujer y por un hombre; celos por quien nada es y de quien nada es ni nada vale!...

¡todo lo que más vale! ¿Y qué se saca de los bailes?...

¡Esas, esas! ¡y por lo que chumpan! ¡y lo que se les pega!... ¡y lo que las vale!... ¡Así estoy yo sin hijo!...

¡Contento se quedaría usted si una sibila le predijese que su único porvenir era perfeccionar la función digestiva! ¡Quién sabe lo que eso vale! ¡Sin eso, me río de lo demás!respondió Silvio con alarde de prosaísmo brusco.¿Sabe usted que escampa y clarea?

¿Lo serás? Con tanta dulzura se posan las meladas pupilas en los ojos azules, con tales inflexiones de cariño y vehemencia dice la voz suplicante, que Olalla, incrédula todavía, transige un poco: —¡Si por otro camino no pudieras valer! —Sí, sí... haré un milagro.

¡Pero si esa sortija nada vale! Vergüenza tendria de dárosla.

á que sí? No guarde usted nunca secretillos conmigo, Farnesio; ¡si al cabo no le vale!

¡Tú serás capaz de extrañarlo! No lo extrañes, Lina.suspiró con pena romántica.¡Tú no te has dado cuenta de tu valer! Inteligencia, cultura, alma, belleza... Todo, todo, reunido por mi mala suerte en una mujer singular, que ha resuelto... Pero

¡Para lo que te ha de valer!»

Al fin despues de haber lamentado la deplorable estrella de la mas amable de las mugeres, y la primera reyna del mundo, reflexîonando un instante en su propia suerte, dixo: ¡Válame Dios; y lo que es la vida humana! ¡O virtud, para que me has valido! Indignamente me han engañado dos mugeres; y la tercera, que no es culpada, y es mas hermosa que las otras, va á morir.

dijo Sikes ajustando de nuevo su corbatin Todavía no es la mitad de lo que él vale!

tanto se vale! replicó Monks sonriendo.

, con lo que vale esa criatura! ¡Porque lo vale! ¡A qué andar ya con modestias! ¡Lo vale, sí, señor! ¡Lo vale! RODRÍGUEZ.—¡Calle usté ahora! (Antoñita empieza a cantar con voz temblorosa.

, con lo que vale esa criatura! ¡Porque lo vale! ¡A qué andar ya con modestias! ¡Lo vale, sí, señor! ¡Lo vale! RODRÍGUEZ.—¡Calle usté ahora! (Antoñita empieza a cantar con voz temblorosa.

mi tóo... ¡Y es que lo vale!

¡Y las cosas con pruebas, que es lo que vale! PRIMITIVO.—¡Pero si tú eres más serio que una corbata negra!...

Las niñas volvieron protestando sofocadas, subiéndose las medias, cogiéndose el cabello:¡Eso no vale! ¡Eso no vale! ¡Pues no! ¡Pues no! ¡Pues no, ea! Les dije que aquella carrera la había ganado Platero y que era justo premiarlo de algún modo.

Las niñas volvieron protestando sofocadas, subiéndose las medias, cogiéndose el cabello:¡Eso no vale! ¡Eso no vale! ¡Pues no! ¡Pues no! ¡Pues no, ea! Les dije que aquella carrera la había ganado Platero y que era justo premiarlo de algún modo.