¡Pero tan buenas!» Todos conocían su existencia en un quinto piso, sin otra servidumbre que una vieja doméstica que hacía oficios de madre, suspirando al recordar las extinguidas grandezas de Su Excelencia el ministro plenipotenciario.

No estaban los Catalanes y Aragoneses á su parecer enteramente satisfechos, si los Masagetas, con su General Gregorio, principal ministro de la muerte del César Roger, y de los que con él iban, se retiraban á su patria, sin llevar justa recompensa del agravio que de ellos recibieron.

La colegialita Lucy alargaba también la oreja a ver si pescaba algo, y pescó, en efecto, por dos o tres veces, el nombre de Isabel Mazacán y el de cierto actual ministro, muy joven y muy guapo, llamado García Gómez.

La colegialita Lucy alargaba también la oreja a ver si pescaba algo, y pescó, en efecto, por dos o tres veces, el nombre de Isabel Mazacán y el de cierto actual ministro, muy joven y muy guapo, llamado García Gómez.

Don José de Relimpio manifiesta con gran seso que la cesantía de treinta mil reales que disfrutan los ex ministros españoles es la causa de estas tremolinas.

No faltará por ahí un filántropo, un héroe, un cronista local, aunque sea un ex ministro.

Debe proponer, y con el consentimiento y aprobacion del Senado nombrar á los embajadores y demás ministros públicos, lo mismo que á los cónsules, á los magistrados de la Suprema Corte y á todos los demás empleados cuyo nombramiento no estuviere determinado de otra manera por la Constitucion.

Esa parte privilegiada de rusélas parece reservada á las clases altas, la ciencia y las bellas artes, á los hoteles donde se alojan los más ricos viajeros, y á los palacios donde residen los miembros de la familia real, los ministerios y los ministros extranjeros y donde tienen sus sesiones las cámaras legislativas.

He ahí que la trepa una nueva edición de los ministros de guerra argentinos, de antes de la expedición al Río Negro; oigámosle: «La razón por la cual no ha sido posible batir hasta ahora a Alboumena, es simplemente la falta de caballos.

Entretanto, el ministro inglés, con su numerosa familia y servidumbre, hacía también sus preparativos para partir al día siguiente.

; sólo los ministros reales y los de la guerra lo esperaban, iguales en el celo.

Varela desempeñó su mision con habilidad, pero no consiguió el resultado que habia hecho esperar el Comodoro Purvis, y que era dado prometerse despues de los actos de este, y de las compromisos contraidos por el ministro británico, Mr.

Aplaudió el vulgo la determinación: muchos, viendo llevar tan adelante los castigos y persecuciones de los malos ministros, decían que, aunque á ser tan riguroso le moviese más el odio particular que razón alguna de interés público, quien tales cosas ejecutaba con los demás, no podía merecer nunca iguales censuras.

Porque si bien su tío, como ministro universal del rey, era un poder casi omnipotente en España, la Inquisición no lo era menos, y cuando Lerma había nombrado inquisidor general al padre Aliaga, ó le necesitaba ó le temía.

A principios de marzo de 1919 se hizo efectiva una nueva constitución que divide los poderes ejecutivos entre el presidente y un consejo de nueve personas, las cuales substituyen a los antiguos ministros.

Viéndose vencido de esta manera el demonio, se valió de otras trazas diabólicas para perturbar la obra comenzada, incitando y conmoviendo para ese fin á muchos de sus secuaces; pero Dios desvaneció sus intentos haciendo de los mismos diabólicos ministros fieles coadjutores de los Padres en aquella conversión.

Bajo su sabio gobierno y con la cooperación de su hábil primer ministro, José Bonifacio de Andrada, el Brasil prosperó.

Sondeaba ahora el corazón del pobre ministro como un minero cava la tierra en busca de oro; ó un sepulturero una fosa en busca de una joya enterrada con un cadáver, para encontrar al fin solamente huesos y corrupción.

El ministro del Señor, acompañado de su séquito, salió de la estancia.

Los Príncipes, sin embargo, se desesperaban de no ser queridos; el Rey Venturoso rabiaba al ver que su hija no acababa de decidirse; y ésta continuaba erre que erre en no hacer caso de ninguno, salvo del Príncipe tártaro, de quien sus pullas y declarado aborrecimiento vengaban con usura al famoso ministro de su padre.

Así como Felipe II, Luis XIV, el papa León X y casi todos los grandes soberanos han tenido un ministro favorito y constante, sin el cual tal vez no hubieran desplegado su maravillosa actitud ni hubieran obtenido la hegemonía para su patria, don Andrés Rubio tenía también su ministro que, dentro del pequeño círculo donde funcionaba, era un Bismarck o un Cavour.

Nada dispuesto a comunicar la resolucion soberana al ministro ingles, procuró emplear el tiempo en todo jénero de demostraciones conciliadoras i atentas para ver si podia alejar un mal que temia i deploraba.

Una delegación en que hay un ex presidente del Consejo, ministros, diplomáticos, estadistas, llega a propósito de la cacareada e imposible idea del desarme a pedir a Roosevelt su intervención, de tal manera, que ese varón listo tiene que recordar a esos señores importantes que él es un simple particular y que no puede tomar en tal sentido ninguna iniciativa ante ningún Gobierno.

Con frecuencia este ministro protestante y puritano se las había aplicado á las espaldas, riéndose amargamente de sí mismo al mismo tiempo, y fustigándose aun más implacablemente á causa de esta risa amarga.

3 Maksurah, recinto privilegiado y cercado, solo accesible al Ymám y á los ulemas, alkhatibes, almocries y demas ministros del templo.