24 colocaciones para auras

Yo lo había perdido todo; parientes, amigos, afectos, hasta la paz de mi celda, de la cual me arrojaron las necesidades de la nación... la planta marchita y enferma que vegeta sobre un terreno ingrato, siente con delicia, y parece reanimarse al soplo de las auras de la mañana.

La soledad, la noche espléndida y tibia, el ruido del mar próximo, una especie de aura erótica nos sobrecogió a los dos... Por la mañana, cuando salí de allí, la muchacha lloraba.

Y quiso Dios que cuando asomaron, viniendo de la parte de las marinas por la cumbre de un monte, á cuyo pie tiempo adelante se levantó la villa de Al-Padul, voló el arcángel de la vida y de la alegría con sus alas de oro y su flotante túnica celeste recamada de estrellas, sobre la tierra árida y seca de Iliberis y disipó los vapores que la cubrian, y dijo con una voz dulce y sonora como el murmurio de las auras entre las flores.

Me siento morir, pero no temo: las ramas de mis árboles se mecerán aun sobre la losa de mi tumba, y dirás al viajero con la voz del aura que suspira entre sus hojas: dobla la rodilla sobre estas tristes ruinas, viajero; son las ruinas de Granada.

A veces se me figuraba que se hundia el puente, que unos momentos nos envolvian las ondas rugientes, produciéndonos congojas mortales, y que seguia despues el tren corriendo por el poético camino de Maltrata, con sus selvas gigantes, sus hondonadas risueñas, sus quiebras romancescas, bajo un cielo delicioso y envuelto en auras empapadas en aromas.

La composición está llena de bellos sentimientos e ideas briosamente expresados: En el concierto de las leves auras, En el rumor de la onda estremecida, ¿No hubo un consuelo para tu alma herida?

Empezó a sentirse un hedor fuerte, como de cuerpo muerto; y de seguidas descubriose una vasta congregación de auras tiñosas, rindiendo con su peso las ramas de los árboles que servían como de arcos triunfales a la vereda.

Era la torre triste y solitaria; ni un ajimez se abria en sus muros, ni un guarda vagaba en sus almenas; entre estas se elevaba una cúpula dorada, y sobre ella una veleta de hierro rechinaba al embate de las auras.

para refrescar la fiebre de su frente con las auras nocturnas, se asoma á un ajimez.

Dentro, en la alberca, se escucha del débil chorro del agua la monótona caida, y el gemido de las auras en las rojas amapolas, en las dulces pasionarias, en la espesa madreselva y en las higueras enanas, que, con torcidas raíces, como bulbosas arañas, á las grietas del muro de la mezquita se agarran.

¡Oh delicia! ¡oh amor del humilde pensil donde el alma sintió la pasión de soñar y, en el giro fugaz de las auras, gustar el olor celestial de las rosas de Abril y el dulzor juvenil de un anhelo de amar! Está abierto el jardín.

Cuando los cantos de un poeta han ido más allá del campanario de la aldea, y vagado en alas de las auras, y han sido repetidos por el murmurio de los arroyos, y reproducidos por el eco de las colinas, y, antes que aplaudidos en los palacios del rico, han alegrado las vigilias en las cabañas de los pobres, y resonado en tierras remotas, entonces está medio ganado el pleito de la fama.

Como alígeras flores de oro y zafiro llevadas por el hálito de auras sutiles, los insectos se esparcen con manso giro a libar la ambrosía de los pensiles.

Y no se balancea con mas gracia una palmera al impulso de las auras que la gallarda sultana en la danza, entre los brazos de Ebn-Ismail.

Bien pronto la compañía de seis queda reducida a dos: mi sabio guía me conduce por otro camino fuera de aquella inmovilidad hacia una aura temblorosa, y llego a un punto privado totalmente de luz.

Dejó los ricos y delicados velos de su tálamo e hízose a la mar favorecida de las auras del poderoso Céfiro.

¡Qué alma tienen! Son buenas como la caridad, dulces como los querubines, puras como las auras del Elíseo.

A esta le habia dedicado algunos versos, donde se hablaba del espíritu, del corazon, de las regiones etéreas, del aroma de las flores, de los resplandores de la luna, de los pensiles, de las suaves auras de la noche y de la eternidad.

El bullicioso estrépito de las olas del mar i el ruido de las auras de la noche formaban una armonía misteriosa, que a veces interrumpian los prolongados y melancólicos aullidos de los lobos marinos que retozaban en las peñas de la playa.

Quien fijaba su mirada en la de ella creía penetrar a través de mágicos cristales en el seno de un encantado palacio lleno de misterios, o imaginaba hundirse hacia el fondo de transparente lago, poblado de hermosas y vagas creaciones, cuyos divinos contornos no atinaba a comprender con fijeza, porque el más leve suspiro del aura rizaba las puras ondas, y éstas, sin perder ni en claridad ni en pureza, desvanecían y esfumaban toda imagen.

El rey soñaba bajo el fresco halago de las auras que entraban saturadas de las fragancias de los cármenes por las celosías del mirador.

Pero su visión, desde su atención muda enfocada en mis angustias, es, sin duda, más intensa; y mi visión sobre su vida blanca de gardenia es de una amplitud que la envuelve como un aura y recoge todos sus efluvios.

Por el ameno pensil del soto corre el Genil entre floridas riberas, y las gallardas palmeras, y la alameda gentil, y en peñascos y en colinas los nopales, las encinas, responden en són amante al beso fresco y errante de las auras vespertinas.

Cuerpo sin vida, quizá fué desgajado de lo alto por la furia del huracán; y antes fué verde y lozano, y se meció al blando soplo de las auras de abril.

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