31 oraciones de ejemplo con cintillo

La espada y daga que traía eran, como decirse suele, una ascua de oro; sombrero con rico cintillo y con plumas de diversas colores adornado.

Eran su traje unas calzas De púrpura de Valencia, Y de recamado ante Un coleto á la leonesa: 20 De fino lienzo gallego Los puños y la gorguera, Unos y otra guarnecidos Con randas barcelonesas: Un birretón de velludo 25 Con su cintillo de perlas, Y el gabán de paño verde Con alamares de seda.

Aquélla lo adorna, además, con un cintillo de cuero colocado en el borde, para agradar á su compañero y para que la quiera.

Intentó locamente desprenderse el cinturón, las ligas, los tirantes de la espada, el mismo cintillo del sombrero.

Un cintillo de oro chispeaba en torno de su alto sombrero.

Lo primero que vió el alcalde fué delante de un hombre embozado; pero con tal capa y tal pluma y tal cintillo en la gorra, que le entró miedo.

Vamos, no hablemos más de esto, mujercita mía; yo he estado loco y á los locos se les perdona todo; yo te compraré un justillo y una saya de terciopelo tomados de oro y collar y arracadas de corales, y te daré aquellos cintillos de diamantes que te gustan tanto.

Levantóse uno de los tapices y apareció Renata ataviada con el mismo vestido carmesí y la gorguera de batista finísima, y las mismas preseas que en la fiesta, pues tocábase con la lenza, que es como llaman en Toscana a la diadema que llevan las damas próceres, y traía sobre su pecho un primoroso cintillo de topacios y de diamantes.

Del señorial cintillo de Agueynaba Á la corona del monarca ibero.

un cintillo....

¡Muger! , le da un cintillo.........

Traíale su madre vestido de terciopelo que guarnecían encajes de Holanda, luciendo guantes de olorosa gamuza y brincos y joyeles de pedrería en el cintillo del birrete; y al mirarle pasar por la calle, bizarro y galán cual un caballero en miniatura, las mujeres le echaban besos con la punta de los dedos, las vejezuelas reían guiñando el ojo para significar

Leuridemo, con baquero y basquiña de tabi de oro encarnado, guarnicion de plata, sombrero de falda larga terciada, con rosa y cintillo de diamantes.

Sucedió pues que la mañana de un dia que volvian á Madrid á coger la garrama con las demas jitanillas, en un valle pequeño que está obra de quinientos pasos ántes que se llegue á la villa, vieron un mancebo gallardo y ricamente aderezado de camino: la espada y daga que traia eran, como decir se suele, un ascua de oro: sombrero con rico cintillo, y con plumas de diversas colores adornado.

Llegaron en esto, y á la luz que sacó uno de tres pajes que tenian, alzó los ojos D. Antonio al sombrero que D. Juan traia, y vióle resplandeciente de diamantes; quitósele, y vió que las luces salian de muchos que en un cintillo riquísimo traia.

Miraron los dos las ricas joyas, y apreciáronlas aun mas que lo que habian apreciado el cintillo; pero volviéronselas, no queriendo tomarlas en ninguna manera, diciendo que ellos llevarian reliquias consigo, si no tan bien adornadas, á lo ménos en su calidad tan buenas.

Otro dia bien de mañana ya estaba Lorenzo á la puerta, y D. Juan de camino con el sombrero del cintillo, á quien adornó de plumas negras y amarillas, y cubrió el cintillo con una toquilla negra.

Otro dia bien de mañana ya estaba Lorenzo á la puerta, y D. Juan de camino con el sombrero del cintillo, á quien adornó de plumas negras y amarillas, y cubrió el cintillo con una toquilla negra.

Así como se apartó Lorenzo quitó D. Juan la toquilla que encubria el rico cintillo, y esto no con falta de discreto discurso, como él despues lo dijo.

»Mudó mi criado el baul de la posada á casa de mi mujer: encerré en él delante della mi magnífica cadena: mostréle otras tres ó cuatro, si no tan grandes, de mejor hechura, con otros tres ó cuatro cintillos de diversas suertes: hícele patentes mis galas y mis plumas, y entreguéle para el gasto de casa hasta cuatrocientos reales que tenia.

»Y aunque quisiera replicarle á esto, no me dió lugar la señora Doña Clementa Bueso, que se entró en la sala, vestida de raso verde prensado, con muchos pasamanos de oro, capotillo de lo mismo y con la misma guarnicion, sombrero con plumas verdes, blancas y encarnadas, y con rico cintillo de oro, y con un delgado velo cubierto la mitad del rostro.

dijo á esta sazon el licenciado Peralta, haberse llevado Doña Estefanía tanta cadena y tanto cintillo; que como suele decirse, todos los duelos, etc.

El propósito es, respondió el alférez, de que toda aquella balumba y aparato de cadenas, cintillos y brincos, podia valer hasta diez ó doce escudos.

Así fuera, respondió el alférez, si la verdad respondiera al parecer; pero como no es todo oro lo que reluce, las cadenas, cintillos, joyas, brincos, con solo ser de alquimia se contentaron, pero estaban tan bien hechas, que solo el toque ó el fuego podia descubrir su malicia.

Eran su traje unas calzas De púrpura de Valencia, Y de recamado ante Un coleto a la leonesa: De fino lienzo gallego Los puños y la gorguera, Unos y otra guarnecidos Con randas barcelonesas: Un birretón de velludo Con su cintillo de perlas, Y el gabán de paño verde Con alamares de seda.

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