1995 oraciones de ejemplo con comedores

Refitorios ó refectorios, comedores con bonitas pinturas, de los Monasterios, con sus mesas de bien aparejados manteles.

Los grandes nadadores, pertrechados de mandíbulas formidables y estómagos elásticos é inmensos, preferían las peripecias de la lucha, las persecuciones de la caza viviente, y devorabancomo devoran en la tierra los carnívoros á los herbívorosá todos los pequeños comedores de residuos y de plancton.

¿Los comedores y los comidos eran, acaso, dos naciones de origen distinto?

Vieron en los Ranchos muchos escudos, tejidos de plumas de bellísimos colores con mucho arte é industria; con éstos estaban adornadas las cámaras donde estaban amontonados muchos huesos de difuntos y pedazos de carne fresca, indicios de que eran comedores de carne humana.

Yo entré en mi alcoba, desde donde oía aún las carcajadas y las alegres carreras que daba en los comedores aquella juventud bulliciosa.

Los dueños de hoteles y restoranes, por agradecimiento, colgaban mi retrato un el lugar más visible de sus comedores, siempre repletos.

Los bebedores eran de jaspe fino y los comedores de oro.

No pueden saborearle los asiduos gustadores de los jarabes y vinos de la literatura a la moda, y menos los comedores de pan sin sal, los porosos fabricantes de crítica exegética, cloróticos de estilo, raquíticos o cacoquimios.

¡Ingenioso sistema para aprovechar terreno! Abajo una serie de jardines, mejor dicho, de plantaciones entecas y marchitas, víctimas de la aridez del suburbio matritense; y encima, sostenidas en armadijos de postes, las salas de baile, los comedores, las alcobas con pasillos rodeados de una especie de barandas que comunicaban entre las viviendas.

Tuvo mucho oro, no tan fino como el de esta isla, pero no tenia de quilates y valor ménos que no valiese 450 maravedís el peso; estaba plenísima de gentes, naturales, vecinos y moradores della, y muy mansas y benignas, como las de esta; era combatida de los caríbes, ó comedores de carne humana, y para contra ellos eran valerosos y defendian bien su tierra.

Pasan los turcos, griegos, levantinos, con aspectos sudamericanos, y van a comer su pilaf, su kiebab, su baklava y su leche cuajada a los comedores de un franco veinticinco que hay en la rue des Écoles.

Pero bien pudiera ser esto error de fecha, disculpable en quien á tan distintos comedores tenía que asistir por ley de su oficio, en el espacio de sol á sol.

Los indios Mohawk, Tonkava y otras tribus de Tejas eran designados por sus vecinos con el nombre de "comedores de hombres" (man eaters).

El gusano es el monarca supremo de todos los comedores.

En unos departamentos interiores vimos los espaciosos comedores de los dependientes que tienen que asistir permanentemente al despacho.

No cabe duda alguna que lo mismo en el Norte que en el Sur y en el Centro de América, existió la antropofagia o canibalismo, llegando a ser conocidas algunas tribus con el nombre de comedores de hombres.

Por comedores de hombres la nación española consintió que sus capitanes o conquistadores persiguieran, hicieran esclavos y vendieran a los indígenas.

No podemos dar respuesta satisfactoria; pero de que eran comedores de hombres, los cuales hallamos lo mismo entre las razas cultas que entre las salvajes.

Se despertaron varias veces con los gruñidos de los comedores de bellota, que hocicaban en la puerta y parecían querer entrar.

Ahora el chic es que en los comedores haya poca luz, pues así se come mejor sin que se sofoque la gente.

Dos comedores iguales á los de un hotel tienen en su centro una cúpula, que triplica la capacidad del ambiente respirable, y en esta cúpula hay balconajes donde se instala la orquesta, dividida en dos secciones, á las horas de la nutrición.

Algunas de estas misses, cuando hay fiesta á bordo bajan durante el banquete al balcón de la música en ambos comedores, y acompañadas por la orquesta cantan antiguas canciones inglesas ó americanas, si es noche de conmemoración patriótica, y otras veces romanzas sentimentales.

Es el jefe inmediato de los maître d’hotel que dirigen los dos comedores, de todos los criados que sirven las mesas y cuidan los camarotes, del ejército de cocineros y marmitones que preparan la extraordinaria y múltiple nutrición de este pueblo flotante, y además guarda y administra los depósitos de víveres.

Los salones y comedores sólo tienen pared en el fondo, y las tres caras restantes, que dan al jardín, están abiertas, con simples columnas que sostienen el techo.

Por el contrario, consta en los panegíricos del doctor Xarque, que los hechiceros indios se oponían á la acción religiosa de los jesuítas, presentándolos ante sus compatriotas como comedores de carne humana; y si atribuían á éstos el canibalismo que á ellos se les achacaba, es obvio suponerlos exentos de él.

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