La idea del casamiento con Bautista no soló consoló a la muchacha, sino que pareció ofrecerle un halagador porvenir.

Cuando nos conocimos habitaba un departamento amueblado en la calle de Astorg y vivía decentemente con restos de su dote, que el marido le había devuelto con una generosidad digna de aprecio, dado el trato poco halagador á que su mujer le había sometido.

De las húmedas montañas, bañadas la víspera por copiosa lluvia, soplaba un vientecillo halagador y perfumado.

Me pareció que habían adivinado mi secreto, lo cual, aunque en cierto modo me contrariaba, tenía para mí algo halagador.

Vino el sueño, y vino dulce y halagador, como un amigo cariñoso que acude a nuestro llamado para darnos consuelo, para reanimar el abatido corazón; como una hermana compasiva que se acerca a nuestro lecho, acaricia nuestra frente, entorna nuestros ojos, y nos invita a reposar porque sabe que padecemos y necesitamos descanso.

Lo que inquietaba algo a Juanito, en medio de su felicidad, eran las atenciones que con él tenía su mamá, las miradas cariñosas, los «¡hijo mío!» dichos en un tono halagador, con la suavidad mimosa de una caricia.

Así, ambos concibieron desde niños, en la sencillez de su alma inocente y en la pureza de su corazón, el proyecto halagador de no separarse nunca.

¿Crées que lo celebran? Bueno; lo celebren o no, hacen como que lo celebran y nos lo dicen, y ello es siempre halagador para nuestros oídos.

Luego añadió con un tono halagador: No es gran cosa lo que ofrezco.

Puede afirmarse con entera certidumbre que tan halagador resultado no se habría obtenido, si los acreedores hubieran creído conveniente intervenir de un modo violento en el período de crisis de las finanzas, que así se ha repuesto por su sola virtud.

De manera que cuando hace el halagador descubrimiento de que en tal ó cual comarca hay perdices, debe ir allí á estudiar sus vuelos, y si los acierta, de fijo tiene asegurada una buena campaña de invierno.

¡Qué de poesia encontraba en las unas, qué de misterio halagador en las otras!

Comienza Martín a susurrar, persuasivo y halagador

Su cerebro rumiaba con detención un pensamiento halagador.

Aquello era, para los visitantes de doña Fernanda, como un halagador holocausto a su terquedad reaccionaria y una demostración de que el poderoso jesuíta, reconociendo que en la aristocracia transigente con el siglo sólo se encontraba miseria e impiedad, volvía al seno de sus antiguos amigos, los "puros", los "integristas", los que protestaban contra todo lo que no oliese al polvo del pasado.

Dijérase que amanecía en el horizonte de un porvenir halagador.

Todo es en tí voluptuoso y leve, Dulce, apacible, halagador y tierno, Y tu mundo moral su encanto debe Al dulce influjo de tu mundo externo.

Atrajo á Daniel primero, y con persuasivo discurso, halagador y mimoso, contóle que Silvia era «un demonio francés» disfrazado de señora; que sus labios tenían un carmín venenoso para los besos, y sus caricias un hechizo fatal para los niños...

Esto mismo le aconteció á la jóven que, á pesar de haberse persuadido de la realidad, temia aun ser presa de un sueño halagador.

J.Debo de ser altamente halagador eso de poder decir: mi marido es el más gentil, el más valiente, el más ingenioso, el más seductor de los hombres... Y en sus mocedades fué una mala cabeza, un gran perdido, que burló á muchas incautas y que yo sólo pude rendir... A. (Suspirando).Sí... la fábula de doña Inés inocente, rindiendo al Tenorio libertino, es el bello ideal de todas nosotras.

Y el quebrantado discurso, halagador y ardiente, volvió a rodar entre el estrépito fragoroso del tren.

El ingeniero belga M. Louis Cousin, ha hecho este resumen halagador y optimista, dirigiéndose a los chilenos: «La Providencia os ha favorecido con lujosa holgura.

En materia de caminos, no podemos, por desgracia, decir nada halagador.

Pero, sobre este halagador resultado del certamen, había un premio máximo: el campeón nacional.

¡Qué ornamento, en efecto, más halagador para un hijo que la gloria de un padre, y para un padre que la gloria de un hijo!